Tras llegar a Ibiza después de una fantástica actuación en Tokio, quedando cuarto y muy cerca del bronce en la prueba 50 kilómetros marcha, el atleta pitiuso Marc Tur ha reivindicado la importancia de la lucha por los derechos del colectivo LGTBI, un paso más para ayudar a su visibilidad en el mundo del deporte. "Soy abiertamente gay, ni soy de los primeros Olímpicos homosexuales en reconocerlo, ni espero ser de los últimopor el hecho de darle más visibilidad al colectivo. Ellos me ayudaron a romper con mis inseguridades, mis miedos y me enseñaron a luchar por lo que quiero sin importar el resto", ha publicado en Twitter.

"Aunque parezca mentira, esos sentimientos negativos que pude llegar a tener en su día los he transformado en algo por lo que luchar y me ayuda a sacar todas mis fuerzas cuando estoy compitiendo. En un mundo en el que todavía queda mucho por hacer, cada granito cuenta", finaliza.

Este poderoso mensaje, que coge peso tras su buen papel en los pasados Juegos, llega tras contestar a un usuario en Twitter en el que cual informan y le dan la enhorabuena por ser el segundo atleta olímpico español en admitir su homosexualidad, tras el jinete Kike Sarasola en los años noventa. Tur, que siempre ha abogado por la defensa y el avance en materia de derechos del colectivo LGTBI, ya denunció en una publicación de Instagram con motivo del día del Orgullo todos los "peros" que vivían en España. Tras agradecer la labor de un grupo de jóvenes pioneros en 1969, que iniciaron unas protestas en el Stonewall de Nueva York y que marcaron "un antes y un después" en los derechos básicos del colectivo , procedió a denunciar situaciones "diarias" que se viven en España.

"En nuestro país presumimos de ser pioneros en este tema, puedes ser quien quieras ser. Sin embargo, todavía quedan muchos 'peros': Rara es la semana que no haya agresiones homófobas y tránsfobas. El bullying entre los adolescentes puede llegar a acabar en suicidio por ser diferente al resto. 8 de cada 10 personas trans no encuentran trabajo o la búsqueda se convierte en una auténtica pesadilla. El simple hecho de que te insulten por la calle por besar o ir cogido de la de la mano de una persona del mismo sexo, como me ha ocurrido a mi, o como le ha ocurrido a gran parte del colectivo. Se ha luchado mucho, pero aún queda mucho por conseguir", concluyó.