Patrimonio artístico
Restituir o no restituir, el dilema de las potencias europeas con el arte
Casos como el de Sijena no se dan en el resto de Europa, donde los litigios de patrimonio artístico tienen que ver con el pasado colonial y los fascismos europeos

La reina Margarita de Dinamarca admira el busto de Nefertiti durante su visita al Nuevo Museo de Berlín, en 2014. / BRITTA PEDERSEN / EFE
Alemania, del busto de Nefertiti al expolio nazi
Alemania ha aplicado voluntad política y recursos a la tarea de restituir a sus legítimos propietarios el arte expoliado por los nazis principalmente a los judíos. Pero se maneja a trompicones cuando se trata de de devolver los tesoros robados a sus antiguas colonias. Y descarta entregar a Turquía el Altar de Pérgamo o a Egipto el busto de Nefertiti, dos señales de identidad de la Isla de los Museos de Berlín.
La restitución del arte expoliado bajo el nazismo tardó décadas en organizarse. Se encarriló con la Declaración de Washington de 1998, que reconocía la obligatoriedad de devolverlo a los supervivientes del Holocausto o sus herederos. Desde el estamento público se ha investigado el pasado de decenas de miles de piezas. Un banco de datos coordinado por la Conference of Jewish Material Claims y el Archivo Federal alemán logró completar hace diez años un registro con hasta 20.000 piezas expoliadas a los judíos, solo en Francia y Bélgica. La restitución a sus dueños, sea en Europa, en Israel o en Estados Unidos, pasa por un largo proceso de verificación, como ocurre también en Austria y Suiza.
“La repatriación del patrimonio artístico y los restos humanos procedentes de contextos coloniales funciona de un modo absolutamente insuficiente”, denuncian las plataformas ‘Berlin postcolonial’ y ‘Decolonize Berlín’. Son iniciativas volcadas tanto a la restitución de estos tesoros como a erradicar del callejero nombres que remiten al pasado colonial. Pese a algunos logros, lamentan la tacañería institucional o hasta el trato degradante que han recibido delegaciones de antiguas colonias, como Namibia, hasta recuperar lo que les perteneció. Por parte del gobierno, se exhibió como exponente de su buena voluntad la restitución en 2023 de los veinte primeros bronces de Benin. Se estima que en Alemania hay más de 1.000 piezas en diferentes museos, entre los miles de bronces saqueados por los soldados británicos en la actual Nigeria y subastados en Europa.
La restitución a supervivientes del Holocausto o sus descendientes discurre lenta, pero afianzada. La de los tesoros de colonias africanas es más tortuosa. Para Nefertiti, la reina del Nilo descubierta en el Valle de Amarma en 1912 por el alemán Ludwig Borchadt, la respuesta es un rotundo no. Alemania se aferró al busto más hermoso del mundo ya en tiempos de Adolf Hitler, como lo hace en la actualidad. El ‘nein’ es también la respuesta a Turquía cuando reclama el Altar de Pérgamo, de 113 metros de largo por 2,3 de alto. La pieza fue excavada por Karl Humann y Alexander Conze y llegó a Berlín por un acuerdo entre el ‘kaiser’ alemán y el imperio otomano.
Italia devuelve a Etiopía aviones, no obras de arte
En Italia, la descolonización de los museos ha comenzado en Roma. En la capital italiana, el Museo de las Civilizaciones trabaja desde hace casi una década en la revisión histórica de todas las colecciones que pertenecieron al antiguo Museo Colonial, una institución creada en 1923 por Benito Mussolini con fines de propaganda cultural y clausurada definitivamente en 1971.
El camino aún es largo, ya que los especialistas están reclasificando una por una las obras —durante años olvidadas en los depósitos— y redactando nuevas cédulas explicativas para sustituir el lenguaje propagandístico e ideológico del fascismo por términos que condenen los actos de violencia cometidos en aquellos años contra las naciones sometidas por Italia. Además, también están reconstruyendo la historia de muchas piezas y de sus autores, ya que en numerosos casos ni siquiera se respetaron esos datos básicos.
Con algunas de las obras ya reclasificadas, en 2023 se inauguró Opacità I, una exposición que hacía referencia directa a la opacidad con la que el país ha afrontado hasta ahora el pasado racista de su etapa colonial, especialmente en lo referido a África. Este año también vio la luz Opacità II, que parte de la misma idea.
Con todo, las iniciativas del Museo de las Civilizaciones, influidas también por el movimiento Black Lives Matter, no son las únicas actualmente en curso en la ciudad. En noviembre del año pasado, el Ayuntamiento de la capital italiana modificó las leyendas explicativas de 24 calles y plazas cuyos nombres hacen referencia a las guerras coloniales italianas en Eritrea, Libia, Somalia y Etiopía, entre finales del siglo XIX y la Segunda Guerra Mundial.
Un aspecto reseñable es que —a diferencia de otras expotencias coloniales como el Reino Unido— Italia nunca ha estado particularmente presionada para devolver lo robado a los países invadidos por Roma en la etapa fascista (o incluso antes). Por el contrario, lo único que solicitaron en tiempos recientes las autoridades de Etiopía fue un avión: el A VII Ethiopia Tsehai, un ejemplar único utilizado por la aviación etíope en los años treinta para vuelos de entrenamiento y transporte. Giorgia Meloni se lo devolvió en 2024.
En otro ámbito, que nada tiene que ver con el colonialismo, Italia tampoco ha mantenido grandes disputas entre sus regiones por obras o artefactos sustraídos o trasladados de un territorio a otro. Mucho menos —como en el caso de Sijena— esas disputas se han prolongado tanto en el tiempo o han requerido la intervención del Vaticano, como ocurrió en su momento con este patrimonio.

Los mármoles del Partenón que están en el British Museum. / Europa Press/Contacto/Li Ying / Europa Press
Los ingleses, a favor de devolver los mármoles del Partenón
El Reino Unido se ha visto envuelto en numerosas disputas con terceros países por el origen controvertido o la apropiación colonial de obras de arte. Una de las más polémicas está relacionada con los mármoles del Partenón, expuestos en el Museo Británico de Londres desde 1817. Grecia reclama desde hace décadas su devolución, pero los sucesivos gobiernos británicos se han negado, amparándose en una ley —la British Museum Act de 1963— que impide al museo desprenderse de sus colecciones de forma definitiva. El actual Ejecutivo laborista ha mantenido esta postura y ha insistido en que cualquier acuerdo de cesión temporal debe ser negociado directamente entre el Museo Británico y las autoridades griegas.
Otra pieza en disputa, expuesta en el mismo museo, es la piedra Rosetta. Considerada un objeto clave para la decodificación de jeroglíficos, fue descubierta en 1799 y cayó en manos del Reino Unido tras la derrota de Napoleón en Egipto a principios del siglo XIX. Su restitución ha sido solicitada por expertos egipcios, que la consideran una parte fundamental del patrimonio cultural del país, pero el Museo Británico asegura que no ha recibido ninguna petición formal por parte del Gobierno egipcio para su devolución.
El apoyo de los británicos a la devolución de estos objetos a sus países de origen ha ido en aumento en los últimos años. En el caso de los mármoles del Partenón, un 56% se muestran a favor de devolverlos de forma definitiva a Grecia frente a un 22% que defiende mantenerlos en el Reino Unido, según una encuesta realizada el pasado septiembre por la compañía JL Partners para The Parthenon Project, una organización que defiende la entrega de las obras a Atenas. En términos más amplios, una encuesta elaborada por el centro demoscópico YouGov en 2021 señala que más de la mitad de los británicos están a favor de devolver todas las piezas de arte arrebatadas a terceros países. El Reino Unido se ha negado por ahora a hacerlo, pero sí ha llegado a acuerdos de cesión temporal de algunas obras, entre ellos la entrega a Ghana, a principios de 2024, de decenas de joyas del antiguo reino Asante por un período inicial de tres años prorrogables.

Unas esculturas de la colección del Museo du Quay Branly, en París, dedicado al arte y la civilización de África, Asia, Oceanía y América. / HORACIO VILLALOBOS / EFE
Francia y la "inalienabilidad" de sus colecciones públicas
Francia es uno de los paises europeos con más obras expoliadas. Se estima que el país galo alberga alrededor de 90.000 objetos procedentes de África subsahariana, de los cuales unas 70.000 están en el Musée du Quai Branly. Durante más de un siglo, el país ha construído grandes museos, como el Louvre, con obras y objetos sustraídos a otros países, mediante un contexto de dominación colonial.
A pesar de que hay muchas voces que abogan por devolver todas estas piezas, Francia aún muestra cierta reticencia, aunque en los últimos meses ha adoptado un proyecto de ley que facilita la restitución de objetos coloniales, pero mantiene el principio de “inalienabilidad” de las colecciones públicas, y pone condiciones estrictas para la devolución.
Entre los casos más polémicos, se encuentran las obras de Benín. Tras años de reclamos diplomáticos, en 2021 el gobierno francés devolvió una veintena piezas a Benín pertenecientes a los ‘Tesoros reales de Abomey’. En un acto que el presidente Emmanuel Macron calificó como “un gesto de amistad y reparación histórica”. Aún así, el país africano sigue reclamando miles de objetos.
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