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Arte&letras

Kenzaburo Oé, el escritor que reveló al mundo las consecuencias de la radiación en Hiroshima

Su obra literaria, imponente y soberbia, está marcada

por una notable conciencia moral que le llevó a escribir ‘Cuadernos de Hiroshima’, donde reveló al mundo los graves padecimientos de miles de japoneses afectados por la radiación de las bombas atómicas

KenzaburoOé

Al recordar a Kenzaburo Oé, el Premio Nobel japonés fallecido el pasado 13 de marzo a los 88 años, el pensamiento se nos queda pequeño para abarcar la enorme talla moral e intelectual de este escritor que siempre actuó y escribió con una dignidad encomiable nacida del estoicismo que arraigó en su juventud y guió sus pasos y sus actos a lo largo de su vida, una vida sobrellevada también por el nacimiento y crianza de su hijo Hikari en 1963, enfermo de hidrocefalia, que marcó su vida y su literatura.

Kenzaburo firmó obras de notable altura intelectual como Una cuestión personal, Renacimiento El grito silencioso o Muerte por agua. En uno de sus últimos relatos ‘¡Adiós, libros míos!’, escribía sobre sí mismo, sobre su pasión por la literatura como gran artificio que le permitía cambiar su manera de ver el mundo.

Desde su primer libro, ‘Arrancad las semillas, fusilad a los niños’, Oé ha dedicado su vida a la escritura, con un magisterio literario imponente y soberbio. La tragedia personal del nacimiento de un hijo con graves carencias cerebrales, y esa otra tragedia colectiva, la de su pueblo, derrotado, destruido y humillado en la Segunda Guerra Mundial, marcaron fundamentalmente su vida y su obra.

Una obra cargada de una conciencia moral irreductible. Por eso, en este homenaje a la vida y la escritura de Kenzaburo Oé quiero detenerme en un trabajo fundamental en su trayectoria que sirvió para que el mundo conociera las graves consecuencias de la guerra y de las bombas atómicas.

En el verano de 1963, casi veinte años después de la tragedia que destruyo las ciudades de Hisoshima y Nagasaki, Kenzaburo Oé, entonces un joven escritor de  años, llegó a Hiroshima con motivo la Novena Conferencia Mundial contra las armas nucleares.

Hasta entonces las causas y consecuencias del exterminio a consecuencia de la bomba atómica eran desconocidas y silenciadas de forma vergonzante. La razón no era otra que la fuerte censura que los americanos, como vencedores de la guerra, impusieron a todo lo relacionado con este doble exterminio. Hay una segunda razón que deriva de cómo el pueblo japonés sufre en silencio, cura sus he idas en la intimidad, esconde su desventura y todo ello con una dignidad que sorprende en Occidente.

El joven Oé llegó a Hiroshima dispuesto a levantar el secreto y se lanzó a descubrir la situación de los afectados y de los médicos que se afanaron en ayudar a las víctimas con poco más que esparadrapos y mercurocromo. Lo recibieron héroes silenciosos, ancianos obligados a vivir en soledad, mujeres y jóvenes desfigurados, y médicos que luchaban denodadamente contra los efectos tóxicos de la radioactividad. Lo que vio y escuchó allí le llevo a volver en años sucesivos y a escribir una obra que hablara de este terrible acontecimiento que significaba el fracaso de la humanidad en su conjunto y de cómo el pueblo japonés de Hiroshima supo renacer con una heroicidad valiente y silenciosa.

Oé quiso denunciar todo aquello y airearlo al mundo y escribió ‘Cuadernos de Hiroshima’, un relato fundamental y esclarecedor donde describió como, además de los mas de 200.000 personas que murieron de manera inmediata, durante los siguientes años decenas de afectados por los efectos de la bomba, o sus descendientes, siguieron muriendo o padeciendo atroces heridas. Oé vio en su heroísmo cotidiano, en su rechazo a sucumbir a la tentación del suicidio, la imagen misma de la dignidad, una dignidad que el trasladó como enseñanza a la humanidad.

Lecciones del dolor humano

La ética que ha acompañado a Oé en su trayectoria está basada en las lecciones aprendidas del dolor humano de aquellos seres condenados por la historia. Los hibakusha, (los supervivientes de los bombardeos atómicos) que consiguieron sobrevivir a costa de graves padecimientos y de que la leucemia les comiera la sangre.

‘Cuadernos de Hiroshima’ es un relato vital e imprescindible para conocer, no ya los padecimientos de miles de japoneses, sino la manera en que las víctimas de la bomba soportaron su situación; de asombrarse al ver cómo no se suicidaban «a pesar de su terrible futuro». Es un libro igualmente necesario dado que las lecciones de aquella barbarie están lejos de haberse aprendido entre los hombres. Oé nunca dejó de ocuparse de los problemas de los hibakusha, y a lo largo de los años apoyó sin descanso la lucha por la abolición de las armas atómicas y nucleares.

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