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'La maldición del Windsor', un 'true crime' con un edificio como víctima

Hablamos con los creadores de la imaginativa docuserie de HBO Max sobre el incendio del icónico rascacielos, del que este domingo se cumplen 18 años

'La maldición del Windsor', un 'true crime' con un edificio como víctima.

'La maldición del Windsor', un 'true crime' con un edificio como víctima.

Juan Manuel Freire

¿Cómo y por qué acabó hecha cenizas la Torre Windsor, uno de los rascacielos más icónicos del 'skyline' de Madrid? ¿Fue accidente o sabotaje? A estas y otras muchas preguntas han tratado de dar respuesta los creadores de 'La maldición del Windsor' (completa en HBO Max desde el domingo, día 12, y estrenada por DMAX en dos tandas, este domingo y el próximo), docuserie de cuatro episodios en la que se exploran no solo todos los pormenores conocidos del siniestro, sino también la galaxia de teorías y leyendas urbanas que casi dos décadas después siguen nutriendo el imaginario colectivo, nuestra cultura pop nacional. 

Raül Calàbria (director y guionista) y Víctor Morilla (productor ejecutivo y responsable de argumento y desarrollo del proyecto) no querían descartar nada ni a nadie, quedarse con una sola versión. La serie cuenta con los testimonios de bomberos que participaron en el intento de extinción (incluyendo el primero en entrar, J. A. Gómez Milara) y que abandonaron el edificio antes de que se desplomara; los periodistas que lo dejaron todo para cubrir el caso y que le han dado continuidad; los peritos que investigaron las causas del incendio; el abogado que grabó las famosas siluetas aparecidas a altas horas de la noche, e incluso arquitectos que diseñaron la torre, pero también un parapsicólogo o un psicólogo experto en conspiranoia. 

Un coloso en llamas

La noche del 12 de febrero de 2005, una imagen sobrecogedora mantuvo en vilo a toda España: la Torre Windsor ardía ante nuestros ojos. Ecos incómodos de la catástrofe del 11-S y, sin ir tan lejos geográficamente, el trauma del 11-M, sucedido solo un año antes. "Recuerdo que miré con terror", dice Marta González Novo de Cadena Ser. "Recuerdo el polvo, recuerdo la humareda que hubo… Las primeras horas de la noche fueron muy tristes". 

'La maldición del Windsor' resulta, en realidad, bastante divertida. Al no haber tenido que lamentar muertes, "éticamente te puedes permitir el juego", dice Calàbria. El juego con un ejemplo de 'true crime' en el que la víctima es un edificio. Y dentro de esta premisa, una partida de Cluedo con un singular tablero: "El complejo financiero AZCA, donde se juntan en un mismo espacio el edificio que se quema, la sede del BBVA o la oficina de Villarejo", añade para avanzar el amplio alcance del caso.

Todo sigue apuntando a una colilla mal apagada, un incendio de papelera, como origen del desastre. Pero la serie nos recuerda por qué algunos no se conforman con ese simple descuido como explicación. Demasiados elementos interesantes en juego. "Esta historia permite reflexionar sobre un montón de cosas de la historia reciente de este país", explica Morilla. "Desde una familia de millonarios nacida en el franquismo [los Reyzábal, dueños de un imperio inmobiliario cuya guinda era la torre Windsor] hasta un presunto complot bancario [se teorizó sobre si el incendio fue provocado para eliminar documentos clave para una investigación en marcha sobre FG Valores, la sociedad de bolsa de Francisco González], pasando por mucha paranoia y conspiranoia, con fantasmas incluidos".

Ciertas leyendas, como las misteriosas llamaradas de color azul o aquel butrón en los sótanos del edificio, son preguntas para las que 'La maldición del Windsor' tiene respuesta. Pero para las siluetas aparecidas en una ventana a horas intempestivas, cuando el edificio ya había sido desalojado por completo, todavía no existe explicación racional. ¿Quiénes eran? ¿Cómo entraron? Calàbria asegura: "Según algún experto, corría la versión de que a aquellas siluetas les había entrado un calentón, literal y metafórico". Morilla agrega: "Durante un tiempo, la hipótesis de que eran reflejos de bomberos calmó a la opinión pública, pero al final oficialmente, a nivel de juez, se negó que lo fueran. ¿Y entonces qué?".

Siempre Villarejo

Definir 'La maldición del Windsor' como documental quizá sea reduccionista: esto es un 'thriller' de trama más retorcida que cualquier intento ficcional. También un ensayo pop posmoderno en el que se cruzan el multiverso de William James, la paradoja del gato de Schrödinger, el 'destape' de los 70, unos 'Cazafantasmas' reales y 'Aquí huele a muerto', la película (por llamarla de algún modo) de Martes y Trece. En ella hacía de Frankenstein el excomisario Villarejo, "el rey de las cloacas, el hombre que conoce todos los secretos, casi un supervillano", en descripción del periodista (experto en conspiranoia) Noel Ceballos.

Durante un tiempo se consideró a Villarejo posible artífice del incendio por encargo del BBVA, que según cierta teoría habría necesitado destruir información comprometedora. Calàbria y Morilla llegaron a hablar con este hombre ubicuo en tramas oscuras. "En ningún momento desmintió que estuviera relacionado con el caso", cuenta Calàbria. "Lo único que nos pidió es poder participar 'más adelante'. Pero el 'más adelante' no terminó de llegar".

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