Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Ray Loriga: "Las emociones no necesitan de nomenclaturas ni de etiquetas"

El escritor madrileño ha construido en 'Cualquier verano es un final' un libro que es una historia de amor y muerte

Ray Loriga (Madrid, 1967), en Zaragoza, donde presentó su última novela: 'Cualquier verano es un final'. ÁNGEL DE CASTRO

La nueva novela de Ray Loriga, 'Cualquier verano es un final' (Alfaguara) comenzó a gestarse en la planta de neurología en la que estuvo ingresado tras superar un tumor cerebral del tamaño de "una pelota de golf". Fue hace algo más de dos años y en este tiempo el escritor madrileño ha construido un libro que en el fondo es una historia de amor y muerte.

¿Qué quería contar en ‘Cualquier verano es un final’? 

En el largo periodo de hospitalización no tenía mucho que hacer más que darle vueltas a la cabeza. Y así empecé a pensar en esta historia, que de alguna manera habla de la muerte, pero también del amor, del libre albedrío y de otras muchas cosas. Lo que tenía claro es que no quería escribir un libro testimonial ni de autoficción, pero sí usar eso como un trampolín para saltar a esa otra historia.

Recopilar ese material y esas experiencias para construir la novela, ¿le permitió distanciarse de lo que estaba padeciendo?

Inevitablemente, porque cuando empiezas a pensar que es trabajo de campo parece que no estás ahí y casi te olvidas. Iba anotando mentalmente cosas y situaciones y te crea una necesaria y saludable distancia. Pero no sé si fue de forma consciente. Al final fue el novelista que llevo dentro el que actuó así. 

Ha dicho en más de una ocasión que usted no escribe para sanar sus heridas.

No, escribo fundamentalmente porque me apasiona la literatura. Sobre todo, lo que me motiva a escribir es leer. Cuando lees a un autor que te entusiasma piensas cómo podrías hacer algo no similar, porque no sería ni lícito ni conveniente, pero sí algo que contuviera esa belleza. En ese sentido, lo que me interesa sobre todo es la forma, más que el tema, que es una excusa para llegar a eso otro.

¿Cuánto hay de usted en Yorick, el protagonista de la novela?

Supongo que hay cosas mías y otras que son totalmente lejanas. Cuando creas un personaje por supuesto que le vistes con tu ropa porque si no se queda como huérfano y no toma vida. Pero una vez puesto en movimiento, el personaje se debe a sí mismo. Es su carácter el que debe guiarle. Por eso hay cosas de Yorick en las que me puedo reconocer y otras que voluntariamente no tienen nada que ver. Pero esto ocurre siempre. Al final, las ciudades en las que he estado son las que aparecen en las novelas. Aunque luego las historias sean de ficción, me gusta localizarlas en lugares que conozco.

¿Le ha cambiado pasar por todo lo que pasó?

No es una experiencia que me haya iluminado ni que me haya aportado una sabiduría. Afortunadamente, porque me podría haber quedado ahí, el mismo idiota que entró al hospital es el que salió (ríe). El que va andando por la calle y se cae, cuando se pone de pie solo está más dolorido.

"Parece que en este mundo todo tiene que tener un nombre para comprenderlo"

decoration

Al final el libro es una historia de amor y muerte. ¿Son estos los dos grandes temas?

Al menos en este libro sí. Es una historia de amistad en su grado más desaforado, que evidentemente es amor. Y luego un baile de dos coqueteando con la muerte, que se convierte casi en un tercer personaje. Pero he intentado que sea de una manera elegante, dulce y divertida.

El libro aborda también la muerte legal voluntaria. ¿Buscaba abrir un debate social y político?

No no. Simplemente quería plasmar mis pequeñas impresiones sobre un tema que me parece interesante y complejo. Pero sin ánimo de enseñarle nada a nadie. Lo bueno de la muerte es que cada uno se puede enfrentar a ella de una manera distinta. Es algo tan personal e íntimo que todas las respuestas parecen válidas. Desde la fe hasta el agnóstico. Hay un abanico muy amplio.

¿Hay egoísmo en la decisión de las personas que deciden elegir ese camino?

Bueno, mi criterio en torno a eso lo explico en el libro. Pero más que un criterio es avanzar en una duda. No tengo ninguna certeza y lo que intento hacer es caminar por ese sendero de dudas y compartirlas con los lectores.

En el libro narra la relación entre dos hombres, pero no se acaba de saber si es amor o amistad. ¿No veía necesario aclararlo, no?

No, porque creo que las emociones no necesitan estrictamente de nomenclaturas ni de etiquetas. Vivimos en un mundo que parece que todo tiene que tener un nombre para comprenderlo. Pero cuando uno entiende las emociones por dentro no necesita poner una etiqueta a nada. Por eso en el libro lo dejo ahí.

"Escribo porque me apasiona la literatura y lo que más me motiva a escribir es leer"

decoration

¿Hay una frontera clara que separa o diferencia la amistad del amor romántico?

Para mí no. La frontera estaría en la cabeza de cada uno y a nadie le incumbe. En la amistad también se da ese proceso de los amores románticos de sublimación. Y esa idealización no es en el fondo cierta para la persona idealizada. De eso hablo también en el libro.

En alguna ocasión se ha autodeclarado pesimista. ¿Tuvo claro desde el principio el título de la novela?

Hay veces que el título me surge al final o a mitad del libro. Otras aparece lo primero y casi da el pistoletazo de salida para lo que quieres escribir. Este fue el caso de 'Cualquier verano es un final'.

  Comentaba antes que para usted la forma es más importante que el tema.

Sí, lo que más tiempo me cuesta encontrar es el tono. Más incluso que saber cuál va a ser la trama. Pero ese tono es lo más inasible y lo más difícil de explicar. Está formado de mil lecturas, de asumir unos riesgos, de elegir un tipo de estructura, de jugar con las frases... Darle ese rumor, esa música al libro es lo que más me gusta. Lo que me apasiona de verdad es saber cómo va a estar escrito. Por supuesto, intento construir una historia que se sujete, pero el objetivo de estilo es lo que más me importa.

¿Para alcanzar ese estilo se protege de cualquier contaminación creativa externa?

Intento no leer nada diferente a lo que quiero alcanzar. Durante el proceso me rodeo de una serie de libros que pienso que me dan esa atmósfera. Es algo muy sutil y de nuevo inasible. Solo yo entiendo por qué esos libros están en mi mesa, aunque luego ni los vuelva a mirar. 

¿De cuáles se rodeó para esta novela?

La mayoría aparecen en el libro porque el protagonista es editor. Ahí está por ejemplo la poesía de Elizabeth Bishop o 'En nadar dos pájaros', de Flann O’Brien.

Tras 30 años de carrera es un escritor muy admirado en España y fuera del país. ¿A quién admiraba usted cuando empezó a escribir?

Muchos son los mismos que admiro ahora, pero son cientos. Beckett, Virginia Woolf, Patricia Highsmith, Juan Carlos Onetti, Mellville, la propia Elisabeth Bishop, Rilke...

¿Cuándo supo que quería dedicarse a escribir?

Empezó a ser un sueño cuando tenía 13 o 14 años. Comencé a leer con devoción y me apasionaba tanto que ya empecé a soñar con la idea de formar parte de eso. 

Compartir el artículo

stats