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Arte&letras - Dime que me lees

Una Nobel molesta

La concesión del Premio Nobel de Literatura a la escritora Annie Ernaux, lejos de concitar el entusiasmo patrio en un país tan orgulloso de su literatura como es Francia, está sacando a la luz algunas de las profundas fracturas que dividen la nación. El fallo del jurado de Estocolmo fue acogido en muchos medios primero con frialdad y luego, a medida que han pasado los días, con abierta beligerancia.

El discurso que pronunció Ernaux ante los demás premios Nobel fue descrito por el periodista de Le Figaro Litteraire Bruno Corty como un alegato «sin emoción y sin alma», al que le faltaba altura literaria. Ernaux había recordado su voluntad desde los veinte años de «vengar a su raza», es decir a las mujeres de baja extracción social, para inscribir su voz «en lo que se presenta siempre como un lugar de emancipación, la literatura».

En un programa televisivo, organizado también por Le Figaro, el filósofo y académico Alain Finkielkraut le reprendió por sus «compromisos aterradores, radicales y completamente escandalosos». Finkielkraut, que se ha caracterizado por su oposición contra lo que en Francia se llama «islamo-gauchisme», le ha pasado factura por su apoyo al pueblo palestino y sus denuncias contra el Estado de Israel. Y en un programa de la emisora pública France Culture, llegó a acusarla de «odiar la cultura y el mundo cultivado», reprochándole que en lugar de estar llena de gratitud esté llena de resentimiento. Tampoco le gustó que apareciera, al día siguiente del anuncio del Nobel, cogida del brazo del izquierdista Jean-Luc Mélenchon en una manifestación para defender algo tan vulgar como la lucha contra la carestía de la vida.

En el mismo programa, el escritor y crítico literario Pierre Assouline dio una de arena…y dos de cal. Elogioso con la obra literaria de Ernaux, pero crítico con sus posiciones políticas, no pudo evitar que le saliera el ramalazo machista y poco menos que la describió como una ninfómana: «Es una mujer a la que le gustan los hombres. Desde los 18 años de edad. Todo el tiempo está a la búsqueda del hombre que la hará vibrar». De manera que, por un lado, a Finkielkrau le molesta el orgullo de clase de la escritora. Y, por otro lado, a Assouline le incomoda su libertad de mujer deseante. Como puede verse, un debate de gran altura literaria.

En La ocupación, la última novela que ha publicado en castellano Cabaret Voltaire, Annie Ernaux habla del cuerpo de las personas debilitadas por la enfermedad o la depresión. Algo que podría extenderse al conjunto de su obra. Porque Annie Ernaux ha conseguido hacer de su escritura y de su cuerpo una caja de resonancia de todos los sufrimientos de una Francia seriamente enferma.

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