El tiempo dirá hasta qué punto las obras creadas bajo la fórmula del Infinite Zoom tienen un valor artístico propio y no se quedan en mera curiosidad alzadas al estrellato fugaz de las redes sociales por lo original de su concepto.

Por ahora sabemos que su gran estimulo reside en la forma de presentarse: exprimir al máximo las capacidades técnicas que ofrece el arte digital como la de almacenar una ingente cantidad de información que solo está limitada por la propia memoria del procesador que estemos haciendo servir, y el potencial narrativo que tiene esta nueva propuesta que va más allá de la presentación frontal de la obra.

Para muestra de esto último, tenemos una pequeña joya del ilustrador francés Vaskange donde narra el poder liberador de las vacaciones.

El Infinite Zoom consiste en una obra en la se superponen diferentes capas de dibujo que se van sucediendo en una transición natural y totalmente integrada para convertirse en un viaje por diferentes escenarios.

Y para esa aventura interactiva solo se necesita tener un buen par de dedos pulgares e índices e ir haciendo ese gesto asumido de forma innata por la generación Z y por la fuerza de la evolución por cualquier persona que viva en un mundo globalizado con un móvil al alcance de la mano) de ir acercando, -zoom in- y alejando -zoom out- las yemas de los dedos sobre una pantalla táctil.

El antecedente del Infinite Zoom

Lo más curioso de todo, es que el Infinite Zoom no es un concepto que venga de origen de la mano del arte más avanzado, sino más bien al contrario.

El hecho de poder hacer zoom a una obra de arte ya se aplica a grandes pintores clásicos con la denominada gigafoto, que permite ver hasta el más mínimo detalle de una obra maestra creada por pintores de renombre como puede ser Vincent van Gogh, Sandro Boticelli Caravaggio.

HALTA DEFINIZIONE.

Es lo que viene haciendo desde el 2005 la corporación benéfica italiana Halta Defnizione, que tiene como misión la creación de réplicas digitalizadas en gran formato de las mayores obras del arte pictórico.

Una alternativa perfecta en caso de que no podamos acudir a un museo para presenciar directamente 'Los girasoles', 'El nacimiento de Venus' o 'Baco' sin perder ni un ápice de su majestuosidad.