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Arte&letras

Los mecanismos de los misterios

‘Adiós amigos’. Y una manipulación de sueños en favor de los servicios secretos británicos en la II Guerra Mundial en ‘Pesadillas Ex-Machina’.

Los mecanismos de los misterios

Según comentan grandes estudiosos del género como Mandel, el policiaco nace cuando el drama que rodea la desaparición de un ser humano se transforma en un misterio. El foco se desplaza de la ausencia y sus consecuencias al propio mecanismo del crimen, centrando en la investigación detectivesca todo el peso de la trama, como bien supieron aprovechar los grandes practicantes de este género, de Agatha Christie a George Simenon, de Preminger a Hitchcock. Sin embargo, el misterio no forma parte solo de estas exitosas ficciones, sino que es protagonista continuo de la realidad cotidiana, sin que apenas lo percibamos. Las ausencias pueden ser tan perturbadoras como asimilables dependiendo precisamente de un intangible, de algo que podríamos denominar como el «grado de misterio» que envuelve a la historia. En Adiós Amigos (Apa Apa cómics), Begoña García-Alén realiza una taxonomía estricta de tres tipos de desapariciones, de tres grados que crean un eje vital: la primera, la cotidiana, la ausencia que se asume con resignación como parte del día a día, de la lejanía impuesta por el trabajo que obliga a desarrollar la vida con un hueco constante y presente, pero que nos tranquiliza saber cercano y circunstancial. La segunda, la inesperada, el misterio que nadie se explica, el que surge de repente y genera historias que corren de boca a boca como una bola de nieve que trasciende la realidad para convertirse en ficciones que rompen la frontera de la lógica para entrar en el terreno abonado del misterio. Pero la tercera desaparición es la más temible, la que conecta ambas, lo cotidiano con lo misterioso, para crear un drama humano sin solución. La que nos obliga a aterrizar en la realidad desde esas ficciones para ver de cerca fogonazos de posibles tragedias que sobrecogen y arrancan el corazón. García-Alén demuestra que las enseñanzas y herramientas de la poesía gráfica, que con tanto éxito ha practicado, se pueden trasladar a la novela gráfica para generar reflexiones y dudas en el lector con la misma potencia que sensaciones y sentimientos se movían con el impacto de sus composiciones poéticas, creando un relato tan distinto como magnético, justo ganador del Premio Castelao de Novela Gráfica.

Pero, como decíamos, ese drama puede abandonar la tragedia para centrarse en el misterio y deambular por el género más clásico. Thierry Smolderen y Jorge González se sumergen en él en Pesadillas Ex-Machina (ECC Cómics, traducción de Isabel Moragón), construyendo una trama que actúa de brillante metaficción sobre el propio género a partir de una historia protagonizada por el peor escritor conocido del género, planteando a los lectores desde su primera página la resolución de un asesinato imposible. Smolderen es un estudioso de la cultura popular que ha demostrado en obras anteriores una extraordinaria habilidad para reflexionar la historia desde las ficciones que crea la propia sociedad, buscando esa extraña retroalimentación que consigue que la Historia, con mayúscula, avance paradójicamente sobre las pistas que deja la imaginación humana más desbordada. Con un Jorge González pletórico en la creación de atmósferas, la obra irá desgranando sus misterios atendiendo al diálogo entre los que usaron en sus novelas los literatos de la primera mitad del siglo XX y los que perseguían los nazis con sus delirios esotéricos, consiguiendo llegar a un sorprendente análisis de los mecanismos que rigen el género.

Misterios que nacen del día a día o de la mente en ebullición de un autor, pero que conforman finalmente realidades que deambulan entre la tragedia y la comedia demostrando que la vida, quizás, no está tan lejos de las ficciones que la representan.

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