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Arte&letras

Lovecraft, el terror que cuestionó nuestro universo

H. P. Lovecraft.

Cuando era un adolescente, S. T. Joshi acudió a la biblioteca pública de Muncie, localidad del estado de Indiana en la que vivía, con la intención de buscar libros de H. P. Lovecraft. Acababa de conocer al escritor a través de una antología de relatos de terror y estaba fascinado por su talento a la hora de recrear la atmósfera de la vida en Nueva Inglaterra. Finalmente, el libro que sacó de la biblioteca fue El horror de Dunwich. «Esos relatos me convirtieron en un devoto de Lovecraft de por vida», explica. Y no exagera cuando califica de devoción su relación con el escritor de Providence. En 1975, con apenas 17 años, Joshi comenzó a investigar sobre Lovecraft y, cinco años después, publicó H. P. Lovecraft: Four decades of criticism, un análisis crítico de la obra del autor estadounidense, aunque sin entrar en detalles de su vida.

Lovecraft, el terror que cuestionó nuestro universo

«Había leído algunas biografías sobre él y había detectado algunos fallos en ellas. Cuando a principios de la década de 1990 comprobé que nadie iba a hacerlo, consideré que estaba en una posición tan buena como la de cualquier otro para escribir un libro así».

Durante dos años, Joshi estuvo trabajando en Yo soy Providence. La vida y época de H. P. Lovecraft (Aurora Dorada), la más completa biografía del creador de Los Mitos de Cthulhu, cuyo primer volumen, de más de 800 páginas, de los dos que conforman la obra, acaba de ser publicado en España.

Comprensión histórica

«Realmente su vida no fue tan interesante. Lo que sí es relevante es conocer las corrientes sociales, culturales, políticas e intelectuales de su época. En la actualidad, la era de Lovecraft está ya tan alejada de la nuestra, que se necesita una profunda comprensión de la historia. Asimismo, creí que era importante analizar el pensamiento filosófico de Lovecraft para entender mejor sus escritos».

A pesar de formar parte de una tradición literaria que se remonta a autores como Edgar Allan Poe, Ambrose Bierce o los escritores ingleses Lord Dunsany, Arthur Machen y Algernon Blackwood, Lovecraft fue un escritor verdaderamente original. Desde el inicio de su carrera, se dio cuenta de que los temas habituales del terror, como los fantasmas, los vampiros, las casas embrujadas o los hombres lobo, se habían convertido, a la luz de los avances científicos, en motivos obsoletos.

«Lovecraft sintió la necesidad de crear unos nuevos tipos de monstruos y localizaciones no basados en esas ideas anticuadas ni en la tradición cristiana que, como ateo, rechazaba. Para lograrlo, miró hacia el espacio profundo como origen de sus monstruos y, al mismo tiempo, creó los Mitos de Cthulhu, una pseudo-mitología que fusionaba el terror convencional con ese nuevo género que era la ciencia ficción», explica Joshi, que fija el origen de ese personal universo narrativo en las vivencias del escritor durante su infancia.

«Lovecraft comenzó a leer a muy temprana edad. A los ocho años ya había absorbido Las mil y una noches, la mitología griega, la obra de Poe y había descubierto la ciencia, especialmente la química y la astronomía. A eso se sumaron los sueños sombríos que comenzaría a tener a los cinco años, además de su ateísmo. En sus historias, sus dioses son extraterrestres a los que los humanos vemos como dioses, porque es la única forma en que podemos dar sentido a entidades tan poderosas. En el fondo, lo que quiere decir Lovecraft es que los humanos estamos solos en el universo, que no existe un dios salvador».

Aunque en opinión de S. T. Joshi el talento como escritor de Lovecraft supera al del mismísimo Edgar Allan Poe, el hecho de haber sido un seguidor de los principios establecidos por el autor de La caída de la Casa Usher y publicar sus trabajos en revistas baratas, provocó que no fuera valorado por la crítica y los sectores académicos.

Adjetivo lovecraftiano

«Lovecraft ha tenido una influencia sustancial en escritores como Fritz Leiber, Arthur C. Clarke, Philip K. Dick e incluso en autores que no trabajan el género del terror o la ciencia ficción. Sin embargo, el hecho de haber publicado en revistas pulp fue uno de los motivos del desdén que los críticos mostraron hacia él. Mientras vivió, Lovecraft nunca tuvo un libro en una editorial importante y estas revistas en las que publicaba se consideraban entretenimiento barato. Cabe decir en su favor que nunca escribió material pensado específicamente para estas revistas».

En la actualidad, Lovecraft es un escritor de culto cuya personalísima forma de escribir ha dado lugar al adjetivo lovecraftiano, del mismo modo que la originalidad de Franz Kafka dio lugar al de kafkiano. No obstante, las posiciones reaccionarias del autor estadounidense, especialmente sus opiniones racistas, lo han colocado en una situación muy delicada ante las nuevas generaciones de lectores.

«Lovecraft era sin duda un racista. Durante la última década ha sido duramente criticado por gente que desconoce hasta qué punto el racismo invadió la sociedad estadounidense durante las décadas de 1920 y 1930. Es injusto señalar a Lovecraft por este tema cuando otros muchos escritores, e incluso figuras políticas entre las que se incluyen varios presidentes de Estados Unidos, tenían puntos de vista similares», explica Joshi .

«Si bien hay un elemento de racismo en la descripción de algunas de las criaturas alienígenas de Lovecraft, la mayoría no están relacionadas con la humanidad. Por eso, los intentos de establecer paralelismos entre sus dioses y las personas negras u otros grupos a los que Lovecraft desdeñaba, nunca me han parecido sólidos. La naturaleza y existencia de estas criaturas buscan que nos cuestionemos nuestra idea del universo. Ese es el verdadero terror en la obra de Lovecraft».

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