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Evolución de un arte

Del quiosco al museo: el viaje del cómic en los últimos 40 años

Algunos tebeos tuvieron tiradas muy respetables, de entre 30.000 y 50.000 ejemplares mensuales, y, debido a la cercanía que brindaban los quioscos, cosecharon asimismo un notable impacto social

Vuelve el Salón del Cómic de Barcelona

Vuelve el Salón del Cómic de Barcelona. Agencia ATLAS

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Vuelve el Salón del Cómic de Barcelona. Ramón Vendrell

Entre 1981 y 1990 llegaron a los quioscos españoles 30 cabeceras de cómic adulto, duraderas unas y efímeras otras, que se sumaron a las ya aparecidas durante la segunda mitad de la década de 1970. En 1981, año de la primera edición del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, actualmente Cómic Barcelona, eran una veintena los tebeos adultos disponibles en los puestos de prensa. Actualmente solo existe uno, 'El Jueves' (y apenas quedan quioscos).

Max estuvo en el estreno de la cita barcelonesa de la historieta, de la que tiene "flases" como la cola que hizo para conseguir un "dibujito" de Moebius. "Solo volví a hacer cola en Angulema por Ever Meulen, de quien después me haría amigo -añade-; el otro artista por el que habría hecho cola, Robert Crumb, lo tuve una vez sentado al lado firmando y no me atreví a pedirle una dedicatoria". También está Max en la 40ª edición del Cómic Barcelona, que se celebra hasta el domingo, con los álbumes 'Fiuuu & Graac' y 'Saboteando a Shakespeare'. "En la época de los tebeos, con las series de periodicidad mensual, los dibujantes tuvimos lo más parecido a un sueldo que jamás hemos tenido -dice-. Además, aprendías mucho de compararte con los otros autores de la publicación, el conjunto te dejaba claro dónde estabas artísticamente".

Antoni Guiral, comisario de la exposición '40 años de Salón, 40 años de cómic', añade otra virtud al formato revista: "Da proyección a los artistas jóvenes, que publican al lado de otros ya reconocidos".

Tiradas muy respetables

Algunos tebeos tuvieron tiradas muy respetables, de entre 30.000 y 50.000 ejemplares mensuales, y, debido a la cercanía que brindaban los quioscos, cosecharon asimismo un notable impacto social; fue el caso del antológico especial de 'El Víbora' sobre el golpe de Estado del 23-F.

Pero todo eso es historia: en los años 90 se produjo una extinción de los tebeos adultos que ni la de los dinosaurios. ¿Las causas? La consolidación de los álbumes, la pérdida de calidad de las revistas, el agotamiento del 'boom', la irrupción del formato 'comic book' como vehículo de las series, enumera Guiral.

Lo que llevamos de siglo XXI pertenece en el ámbito del cómic a la novela gráfica, etiqueta algo pretenciosa y que ni es nueva ni se refiere a nada nuevo pero con indudable gancho comercial, así que bienvenida sea. No quedan tebeos ni apenas quioscos, pero hay la tira de editoriales independientes dedicadas al cómic, los gigantes de la edición tienen sus sellos de cómic, en España hay unas 300 librerías especializadas en cómic o con departamentos de cómic e incluso hay una liga de 'best sellers' de calidad, con Paco Roca a la cabeza. "La etiqueta novela gráfica ha servido para que el medio se sacudiera cualquier complejo que aún pudiera tener y para atraer a lectores que no le prestaban atención", dice Guiral.

En el fondo, hablamos de que el cómic ha conquistado el prestigio intelectual que durante tiempo se le negó y que, en efecto, maldita la falta que le hacía. Pero a nadie le amarga un dulce.

Episodio revelador

La Fundació Miró acogió en 1984 la exposición 'Tintín a Barcelona', con piezas de un sinfín de dibujantes de cómic e ilustradores: un 'who is who' de la entonces nueva hornada nacional e internacional. La muestra ofendió a un grupo de intelectuales y artistas de la vieja guardia, que difundió un manifiesto con perlas como: "Resulta sumamente peligroso para el reconocimiento adulto del noveno arte que la Fundación Miró elija, para su primera exposición monográfica de cómics, una obra con destinatarios infantiles y sin el rango estético suficiente para ser huésped de una entidad con un nombre tan ilustre". Subyacía en el berrinche la facilidad con la que Hergé, el creador de Tintín, se acomodó a la ocupación nazi de Bélgica. Pero tachar de "infantiloide" uno de los corpus artísticos más destacados del siglo XX, de cualquier disciplina, es de traca. Ironía: el "ilustre" Miró también era calificado popularmente de "infantiloide". El manifiesto de marras aclara de qué hablamos cuando hablamos de complejos y de prestigio.

Por el contrario, en la actualidad no son raras las exposiciones de cómic en museos y la Generalitat de Cataluña adquiere como patrimonio originales según sus modestas posibilidades, especialmente después de que el Archivo Lafuente de Santander, de un particular, la dejara en evidencia al comprar directamente a los autores casi toda la obra existente del cómic 'underground' barcelonés de los años 70.

Mujeres y jóvenes

Max fue, en 2007, el ganador del primer Premio Nacional de Cómic, otorgado por el Ministerio de Cultura, con la obra 'Hechos, dichos, ocurrencias y andanzas de Bardín el Superrealista'. "La constitución del premio fue el reconocimiento oficial, por fin, de que el cómic es un arte a la altura de los demás", dice Max. Hubo que esperar hasta 2018 para que lo ganara una autora, Ana Penyas con 'Estamos todas bien'. Y en 2019 también hubo triunfo femenino: Cristina Durán Costell, Miguel Ángel Giner Bou y Laura Ballester Beneyto con 'El día 3'.

Si bien hubo pioneras en el franquismo, mayormente en la órbita del cómic sentimental, y ya desde posiciones rebeldes en los años 60 y 70, la eclosión de autoras se ha producido este siglo en la novela gráfica y el humor gráfico. No obstante, ninguna mujer ha obtenido todavía el premio del Cómic Barcelona a la Mejor Obra Española. Eso sí, los carteles de las tres últimas ediciones son de otras tantas artistas, Carla Berrocal (2022), Raquel Riba Rossy (2021) y Belén Ortega (2020).

Disparado el consumo de manga entre niños, adolescentes y jóvenes, Guiral considera urgente una "renovación generacional" del público del cómic. Que cree que ya ha comenzado y que irá a más, no en balde la apuesta editorial por el cómic infantil y juvenil es cada vez más seria.

¿Qué ver en el Cómic Barcelona?

En total, unos 50.000 metros cuadrados repartidos en varios pabellones de Fira Montjuïc en los que se ubican más expositores que nunca.

  • 180 puestos de editoriales y librerías
  • Espacios para el merchandising
  • Exposición '40 años de Salón, 40 años de cómic'
  • Muestra dedicada al dibujante recientemente fallecido Miguel Gallardo
  • Área infantil (Comic Kids)
  • Área para profesionales (Comic Pro)
  • Sección con una programación de películas y series (Comic Vision)
  • Concursos 'cosplay'
  • Área dedicada a la fantasía y los juegos de rol

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