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Arte&letras

Camus, el rebelde que reprobó el estalinismo

Random House reedita ‘El hombre rebelde’ donde el Premio Nobel

Albert Camus defiende que el hombre debe conquistar la libertad

y la igualdad sin pisotear los valores esenciales a la vida

Camus Javier García Recio

Albert Camus fue un hombre de su tiempo y comprometido con ese tiempo y sus consecuencias Ese compromiso le llevó a que, junto a su importante obra literaria, Camus contribuyese con otros escritos, como ensayos y artículos periodísticos, a tratar de esclarecer y aportar reflexiones sobre los terribles años en que le tocó vivir.

En esta perspectiva de las ideas políticas hay un texto fundamental que Camus publica en 1951: ‘El hombre rebelde’, un texto en el que trata de entender su tiempo, un tiempo en el que en apenas cincuenta años se asesinaron a setenta millones de personas, producto de guerras y revoluciones cruentas. Un texto que mantiene una permanente lucidez y actualidad de ahí que Random House lo haya vuelto a editar.

Hay otros antecedentes que justifican la escritura de ‘El hombre rebelde’. En 1935 Camus se afilió al Partido Comunista francés decidido a vivir esa experiencia y a conocer desde dentro las pegas que ponía al comunismo. Duró muy poco, apenas dos años, y en diciembre de 1937, pocos meses después de dejar el P.C.F. Camus resumía en una frase su mala experiencia dentro de un partido y de un sistema que consideraba gobernado por el oportunismo estalinista: «La política y la suerte de los hombres están labradas por hombres sin ideal y sin grandeza».

‘El hombre rebelde’, desde una perspectiva de una izquierda humanista que defendía Camus, supone esencialmente una critica abierta y contundente a esa otra ideología de izquierda imperante entonces y hegemónica entre la intelectualidad europea.

El objetivo, el blanco del libro es esa crítica del estalinismo. L’homme revolté en francés tiene unas connotaciones mas amplias que en castellano al alcanzar el significado de hombre rebelde por indignado por una situación, y lo que le indigna al hombre rebelde es esa cierta idea de revolución, una revolución que ejercía un atractivo seductor en muchos intelectuales europeos, que estaban dispuestos a restar importancia a los valores esenciales que esa revolución mancillaba, a juicio de Camus.

Camus rechaza esa ideología revolucionaria que lleva a la represión, a la violencia y al asesinato y a pisotear una serie de valores y principios que eran básicos para él. Camus era un hombre esencialmente de izquierdas preocupado por la desigualdad, por la pobreza y por la justicia social, y por conquistar una sociedad justa, pero no a cambio de pisotear unos valores primigenios como la libertad individual, o la pluralidad ideológica y de pensamiento. Por eso, la rebeldía es la secular voluntad humana de no no someterse a la sinrazón

Él estuvo siempre, a sabiendas de que era difícil de conseguir, por conciliar libertad e igualdad. Este es el hilo conductor que recorre todo ‘El hombre rebelde’, la búsqueda de esa conciliación entre libertad e igualdad.

Rebeldía y razón

Esto le enfrentó a Jean Paul Sartre y otros muchos intelectuales franceses y europeos cuya implicación con el sueño revolucionario implicaba dejar de lado estos principios que defendía Camus.

En el libro Camus hace un recorrido histórico de la rebeldía del hombre desde la revolución francesa y se opone abiertamente a la pena de muerte y al estalinismo. Opina que el ideal revolucionario conduce a un régimen de terror y represión. Y levanta la bandera de la rebeldía desde sus primeras frases: «el hombre rebelde es el hombre que dice no», pero a la vez «no renuncia».

La rebeldía «nace del espectáculo de la sinrazón, ante una condición injusta e incomprensible». Toda rebeldía debe crear sus razones «para rechazar el crimen universal».

Camus analiza el marxismo y su devaluación en una revolución irracional, de ahí que la fustigue abiertamente: La revolución del siglo XX, al apoyarse en la economía, «no puede evitar el terror y la violencia. No es una revolución a favor de la vida, sino contra ella, es a un tiempo guerra, oscurantismo y tiranía, aunque hable de fraternidad, verdad y libertad».

Por ello a su juicio, la revolución se halla en un callejón sin salida. «Sus falsos principios significara el mantenimiento de una dictadura total sobre cientos de millones de hombres. La revolución mundial está condenada a la policía o a la bomba».

‘El hombre rebelde’ llevó a su gran polémica con los marxistas que provocó el rechazo de estos y otros teóricos de izquierdas y del hasta entonces su amigo Jean-Paul Sartre. Camus escribe al respecto: «He querido decir la verdad, sin dejar de ser generoso. Esa es mi justificación». Hubo una larga y dura polémica dirimida en Temps Modernes, la revista que dirigía Sartre. Al final, de manera lacónica y sutil Camus cerró el debate: «Temps Modernes: admiten el pecado y rechazan la gracia. Sed de martirio». Clarividente pues este Camus de ‘El hombre rebelde’ que supone el reflejo de su pensamiento honesto y limpio, de su modo de trabajo, de su talento intelectual que supo insuflar en su época que fue definitoria del siglo XX.

Camus, que desde siempre tuvo una conciencia crítica, basada en una fuerte preocupación por la libertad humana, la justicia social, la paz y la eliminación de la violencia, va componiendo en este ensayo las piezas que conforman un rompecabezas para aclarar el singular destino que debe guiar al hombre libre. De manera que sean el espejo en el que Camus puede tanto mirarse como cuestionarse libremente.

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