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Arte&letras

Gatsby también escribía cuentos

Cátedra publica ‘La tarde de un escritor y otros relatos’, reuniendo así los cuentos más importantes de Francis Scott Fitzgerald, autor de inolvidables novelas como ‘El gran Gatsby’ y ‘Suave es la noche’

Gatsby también escribía cuentos

Francis Scott Fitzgerald pasará a la historia como ese escritor cuyo genio parió novelas clave para el siglo XX literario tales como ‘El gran Gatsby’ o ‘Suave es la noche’. La historia de Jay Gatsby y del famosísimo narrador-testigo Nick Carraway sedujo a muchas generaciones de lectores en todo el mundo porque, entre otras cosas, pintó con ojo certero la miseria y la grandeza de un tiempo en el que jazz comenzaba a desperezarse y en diabólico engranaje de la maquinaria capitalista engullía a sus hijos, aunque premiaba a algunos de ellas con un dinero que luego bien podía resultar maldito.

Scott Fitzgerald fue un escritor genial, como decimos, que disolvió gran parte de su talento, si no todo, en alcohol, lo que al final lo acabó matando. Sin embargo, su talento lo sacó a flote en numerosas ocasiones, porque siempre que estaba contra las cuerdas conseguía colocar un cuento en una revista y las cosas empezaban a ir algo mejor, aunque luego la noche pusiera al propio Fitzgerald en su sitio. «Alcohólico a los 20, hundido a los 30, muerto a los 40», llegó a anotar en uno de sus diarios, según se recoge en el excelente prólogo que Damià Alou ha hecho para ‘La tarde de un escritor y otros relatos’, una recopilación de cuentos del gran autor norteamericano que Cátedra regala a sus seguidores.

En sus cuentos se palpan la náusea y el hastío que siguieron a la resaca de los felices 20, las luces y las sombras de una época en la que el capitalismo era aún más feroz que ahora y en los suburbios de las grandes metrópolis, asoladas por múltiples sombras, se hacía la mejor música del siglo XX. El fracaso y la redención, el éxito y el hundimiento, el jazz y el crack del 29, la figura de la mujer, la creación literaria... todos ellos son temas que están presentes en estos cuentos. «La vida de Scott Fitzgerald en la historia de un sueño cumplido y de una pesadilla hecha realidad», dice Alou en su prólogo. Y, claro, en su creación nutritiva (porque los cuentos le valieron, fundamentalmente, para mantenerse a flote), planea la figura de Zelda, su mujer, «encarnación de la belleza sureña», inteligente y refinada, pero con graves problemas psiquiátricos, como le ocurría al propio Fitzgerald, lo que se agravó por el alcohol en ambos casos.

Sus cuentos conforman un friso insoslayable de la Norteamérica de aquellos años de locura y hay desde fantasías oníricas como ‘Dados, puño americano y guitarra’ a reflexiones sobre el sentido de la existencia como ‘A tu edad’, pasando por relatos optimistas y esperanzadores y acabando con otros que reflejan el claroscuro de un tiempo complejo.

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