Resulta extraño eso de pasear por las casetas de las ferias del libro pisando un tapiz otoñal de hojas en lugar de sufrir los primeros excesos de un Lorenzo primaveral deseoso de ponerse en forma para el verano. Pero las cosas de la pandemia son así, deslocalizando nuestros trabajos en el espacio de nuestra casa y nuestras aficiones en el tiempo para demostrar que tiempo y espacio son tan relativos como lo que un pequeño virus desee, mal le pese a Einstein.
El caso es que, si tienen la opción de acercarse a una feria de las que proliferan por la geografía estos meses, aprovechen, porque hay mucho y bueno en las novedades de este mes. Comenzando, por supuesto, por el flamante Premio Nacional de Cómic que se ha llevado, con razones sobradas, Primavera para Madrid, de Magius (Autsaider cómics). El artista murciano abandona las mafias de Chicago de El efecto Gemini para pasear por las mafias patrias, que en lugar de optar por enriquecerse con el mercadeo de juego, drogas y alcohol, prefieren obtener el parné del erario público a golpe de corrupción política. El panorama berlanguiano que plantea Magius en su ficción es tan realista que resulta casi indistinguible de los titulares que daban cada día los periódicos. No se lo pierdan.
Si lo que prefieren es optar por algo más clásico, pueden elegir el género de terror con la antología Grandes de lo macabro, de Joan Boix (Aleta), un recorrido por la aproximación más clásica al género, la adaptación de los grandes relatos literarios de miedo, desde la obra de uno de los artistas más fértiles y reconocibles de la década de los 70, imprescindible en revistas como Dossier Negro o S.O.S. Si no quieren salir del género, pero gustarían de algo diferente, nada mejor que elegir los Relatos terroríficos de Kanako Inuki (Satori), una desasosegante inmersión en una forma de entender el terror que nace directamente desde la ingenuidad de lo infantil para sorprender con la misma fuerza que aterra. Pero si lo que prefieren es otro tipo de clásicos más cercanos, la decisión es obvia: Juan Juaravaca, de Juanito Mediavilla (La Cúpula), recopilación de las historietas autobiográficas donde el guionista de Makoki describe su paso por la droga traspasando el delirio cotidiano hacia el surrealismo más underground, firmando una de las obras más inclasificables del cómic nacional.
Lectura reposada
Si son de los que escogerían una lectura más reposada, nada mejor que Celestia, la nueva obra de Manuele Fior que publica puntualmente Salamandra Graphic. Una bella historia que transforma la Venecia celeste en el escenario de una distopía con raíces en la poesía y el teatro, con la comedia del arte como referente de una ciencia-ficción tan diferente como sugerente. En esa fusión de géneros se mueve con naturalidad también Miriam Persand con Internet Sublime (Sapristi), primera obra larga de esta autora que plantea una historia de búsqueda personal transformando el viaje de Alicia a través del espejo en una inmersión en la Dark Web y las drogas, en una realidad extraña y lejana que se nos antoja cercana y cotidiana en su cóctel de conspiranoias y capitalismo salvaje.
Aunque lo extraño es encontrarse en el mainstream americano una serie como Jimmy Olsen, el amigo de Superman (ecc comics), donde Matt Fraction y Steve Lieber recuperan el espíritu gamberro y surrealista que el editor Mort Weisinger impulsó en la serie de cómics de los años 50. Dinamita concentrada para un género atenazado por las exigencias de las superproducciones audiovisuales.
Pero si quieren seguridad, no se olviden de El dibujado (Astiberri). Versión en papel de la famosa exposición que Paco Roca llevó a las paredes del IVAM y que permite centrarse en esa particular recreación de la muerte del artista que el dibujante valenciano plantea como una profunda reflexión sobre el motor de las mayores ficciones creadas por el ser humano: su afán de trascendencia.
Mucho y bueno para elegir, no lo duden.
