Pajaritas, vestidos pin-up, lunares, sonrisas, luces y mucho cariño. Así acogió ayer por la noche el restaurante Es Pins i Punt la presentación del primer disco en solitario de Jaime Cerrolaza, Zerro. A las 19 horas, el local de es Canar abrió sus puertas al público, que solo pudo acceder al recinto con entrada.
Una alfombra roja indicaba a los asistentes el camino hasta la sala, decorada cuidadosamente para la ocasión, mientras las maestras de ceremonia, mascarillas en ristre, entregaban el disco en formato físico a los invitados y les conducían hasta las mesas. Distancias de seguridad, gel hidroalcohólico y ganas, muchas ganas de música, fueron los ingredientes principales de la velada.
Cerrolaza hizo su aparición en el escenario tras una pequeña charla con su madre que, emocionada, explicó al público las horas y horas de guitarra y micrófono que el músico madrileño había empleado desde niño para llegar a producir su propio álbum. «Desde que era así de pequeño [mientras hacía un gesto con la mano] estaba todo el día con un micrófono de plástico en casa. Ya apuntaba maneras», confesó entre risas instantes antes del concierto.
Junto a su banda, compuesta por Alfonso Samos a la guitarra, Miquel Ferrer en la batería, Javier Rojas con el bajo y Claudia Ottelli en los coros, el cantante derrochó energía, desparpajo y mucho rock&roll durante las casi dos horas que duró la actuación.
Emoción entre los asistentes, en su mayoría familiares, amigos o conocidos del músico, que disfrutaron con cada una de las canciones de Cerrolaza, quién admitió estar «viviendo un sueño» desde que comenzó a preparar su primer trabajo, que grabó en Madrid, su ciudad natal, entre los meses de mayo y junio de este año, confinamientos y pandemias de por medio.
Sus letras, compuestas junto a Alfonso Samos, narran la vida del cantautor durante su primera etapa como músico en la capital y su posterior llegada a Ibiza. ‘El triángulo de las desnudas’, ‘69 de marzo’, ‘La chica de la Cruz Roja’, ‘Infinita’ y, por supuesto, ‘Ibiza’, son algunas de las canciones del repertorio de diez pistas que presentó ayer Cerrolaza, de 42 años. «Resucite y volví para cantar lo guapa que eres tú, puedo sentir el gusto de su sal, hablé con su gurú...Cambió mi forma de pensar, mi percepción total», reza el estribillo de una de las canciones que más hizo vibrar a los allí presentes, en su mayoría también hijos adoptivos de la isla, pues trata del cambio que experimentó el músico cuando descubrió Ibiza. Durante la actuación, Cerrolaza interpretó también algunos de los clásicos del pop de su generación, que levantaron al público de sus asientos.
Y, por supuesto, ‘Mediterráneo’ para cerrar la velada. «Porque los que conocéis este sitio sabéis que es imposible estar en Es Pins y no tocar ‘Mediterráneo», recordó el músico instantes antes de entonar el himno al Mare Nostrum de Serrat.
Esta noche, la terraza del local se volverá a llenar de rock & roll con el segundo concierto de presentación del álbum, que dará comienzo a las 21 horas.
