No solo ha protagonizado varias películas y lleva años metiéndose en la piel de uno de los personajes de una de las series más populares de la televisión o sobre las tablas de teatros de todo el país. Pablo Rivero también es escritor y es con esa faceta con la que ha acudido este lunes a Córdoba, donde ha presentado su tercera novela, 'Las niñas que soñaban con ser vistas', con la que se adentra, de nuevo a través del thriller y del terror, en el mundo de los influencers y las redes sociales. Aunque esta novela, como las otras dos, sirven a Rivero para ahondar en la naturaleza humana, en la sociedad y en todas sus taras. Este libro llega después 'No volveré a tener miedo' (2017) y 'Penitencia' (2020) y arranca cuando desaparece Laura García Hernández, una niña de catorce años a la que vio por última vez entrando en un conocido centro comercial, cuando acudía a una misteriosa cita. A los pocos días aparece descuartizada en el aparcamiento de la planta baja. Esta tarde hablará de este argumento con sus lectores, algo que para Rivero "es un privilegio".

Una nueva novela y de nuevo inmersa en el suspense y el terror. ¿Qué le atrae de este género?

La capacidad que tiene para captar la atención de los lectores para hablar de otras muchas cosas que, quizá, de primeras, no me plantearía. Me atraen mucho los sucesos reales, los crímenes reales, por la psicología que hay detrás. Me pregunto qué ocurre en la vida de alguien para que cometa cosas tan atroces. En el caso de este libro, aparte de eso, trabajo mucho sobre la perversión moral, en las personas que, por poder o placer, pueden permitirse hacer cosas terribles. Me gusta la novela negra porque te permite hablar de la sociedad, de las taras que tenemos. En este caso, de las adolescentes, de su necesidad de la aprobación y el éxito.

¿En qué misterio adentra ahora al lector?

El punto de arranque es la desaparición de una adolescente que desea ser vista, que sueña con ser famosa, y eso significa que las agencias de publicidad se fijen en ella y la conviertan en una influencer. Aquí hago una metáfora de cómo las niñas se mueren, literalmente, por ser famosas. Por desgracia, el sexo femenino es mayor víctima de sucesos escabrosos. Para mí también era importante adentrarme en la fragilidad de los 14 años, cuando te quieres comer el mundo pero no te imaginas la maldad que hay en él. Creo que eso resume mucho el mundo de internet y las redes sociales.

Su anterior novela se situaba en el mundo de la interpretación y esta lo hace en la publicidad. Se mueve por terrenos conocidos.

Hablo de cosas que me suenan y que reconozco. Es como yo concibo el escribir, el género es muy divertido, tiene una parte de juego, pero la diferencia es contar una historia en profundidad y descubrir algo que el lector no conozca. Yo escribo este libro porque quiero aportar algo, o descubrirlo yo mismo, y me obligo mucho a investigar y profundizar en temas que me preocupan, como el de los influencers.

¿Cree que la vanidad, el egocentrismo, es el pecado de nuestra sociedad?

Es aún peor, yo creo que es la inseguridad que se disfraza de vanidad. Todos estamos buscando el gustar, la aprobación, un status de éxito.

¿Le inspira lo que le rodea? ¿Cómo le llegan las historias que narra?

Yo estoy buscando constantemente noticias, hechos y sucesos. Todo aquello turbulento, que implica una psicología, un comportamiento extraño, me lo suelo guardar. Con este libro he hecho una investigación de unos sucesos que acaecieron en los años 90 que para mí eran muy significativos, muy golosos para una novela negra, porque tenían determinados puntos en común que me daban pie a crear una atmósfera muy terrible, como el canibalismo o distintos actos que responden a rituales o pactos de poder. Y todo tiene que ver luego con un trabajo social, que es la esencia, qué es lo que yo puedo aportar sobre este tema.

¿Cree que existe el mal o es tan espantoso pensarlo que necesitamos justificarlo con una enfermedad mental?

Creo que existe. En mi primera película yo era un parricida y mi primera novela también comienza con un parricidio. Ahí me gustaba profundizar en la idea de que el mal no existe, sino que a veces son los acontecimientos lo que nos ponen al límite y nos llevan a cometer cosas terribles, y en eso también ahondé en mis primeras novelas. Pero, sin embargo, en esta tercera me he dado cuenta de que sí existe maldad en el mundo. Investigué en la internet profunda, donde puedes conseguir de todo con dinero, y eso significa que hay gente que está permitiendo eso y que tienes que tener un grado de maldad para hacerlo. En la novela lo resumo cuando se juntan las ansias de ser visto con la perversión moral.

Las redes sociales han cambiado nuestras vidas para lo bueno y para lo malo. ¿Merece la pena?

Habría que hacer un estudio más profundo de lo que yo pueda hacer. Yo pongo el punto de mira más en la educación. Lo importante es saber en qué se está influyendo y ser conscientes del poder que se tiene.  

Estudió periodismo para aprender técnicas literarias y ha acabado convirtiéndose en uno de los actores más conocidos de España. ¿Siente haber dejado en un segundo plano su vocación de escritor ante la de actor?

No. Yo quería escribir y ser actor. Pero a mí lo que me gustaba era evadirme de la realidad y contar historias y no sentarme en un set a dar noticas, lo que luego he acabado haciendo como actor en Cuéntame y lo he disfrutado mucho. No siento que haya abandonado la escritura nunca. Empecé a escribir a los 18 años y siempre lo he llevado de la mano, pero el éxito tan temprano de la serie lo ha nublado un poco, en el sentido de que nadie sabe que lo hago. Y hay algo del periodismo que me ayuda y que cada vez está más presente, que es el concretar, la esencia. Te facilita mucho el recorrido de la novela.

¿Qué le da la literatura?

Me da libertad plena y el gran placer de desarrollar mi creatividad y disfrutar, además del privilegio de que haya gente que espere mis libros. Eso para mí es el mejor regalo, mi sueño.

¿Qué le haría más feliz, un premio literario o uno cinematográfico?

Me encantaría tener los dos, pero no creo mucho en los premios. Para mí el premio es que la gente compre mis libros, que se corra la voz de que son buenos y que el que me lea lo siga haciendo.

¿Ha pensado escribir sobre otros temas?

Leo otros géneros y cada historia se presta a algo. Me gusta el misterio, el thriller. Lo que estoy escribiendo ahora también es un poco oscuro, pero creo que da más respiro.

Esta novela fue escrita durante el confinamiento. Al menos le sacó provecho a la situación. ¿Cómo ha vivido este año?

En distintas etapas. Me confiné antes de que nos obligaran y lo he vivido con mucha preocupación, miedo y pena. La suerte de tener una pasión es que, al final, me pude escudar en el libro y metí en él toda esa energía de crear. Y me salvó.

También 'Cuéntame' ha reflejado este momento. ¿Cómo se sentían al rodar esta realidad?

Nosotros lo vivimos de manera extraña. La trama del 2020 cuenta, no tanto la pandemia, sino cómo esta afecta a los personajes. Y yo tenía ansia por reflejar un sector de la sociedad que para mí tenía que mostrarse. Me gustaba ir de la mano con los guionistas para homenajear a esa gente de riesgo, a todos los mayores, que han sido los más afectados.

Después de verle 20 años interpretando un papel, resulta difícil disociar a Pablo Rivero de Tony Alcántara. ¿Qué hay de uno en el otro?

Este es el punto de arranque de Penitencia. Pude escribir de eso porque nunca he tenido ningún conflicto con Tony Alcántara. Somos muy diferentes y muy parecidos a la vez. Creo que el éxito de la serie es que todos hemos tenido unos personajes tan sólidos que nos hemos podido permitir no demostrar que estamos haciendo un personaje, relajarnos. Cuando tienes una buena historia y un buen guion, el personaje va solo.

¿Ha sido una losa Tony Alcántara en su carrera?

No, pero a veces ha impedido hacer otros trabajos. Eso es un riesgo que asumo y me siento muy orgulloso de mi personaje. No se puede querer el éxito y salir a la calle y que no te conozca nadie.