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Entrevista

Stella Rahola Matutes: «Ibiza tiene que apostar por el turismo cultural y potenciar más la parte artística»

El Pabellón Mies van der Rohe, en Barcelona, acoge estos días la instalación ‘Beautiful Failures’, una intervención realizada por estudiantes de Elisava que ha codirigido la artista de raíces ibicencas Stella Rahola Matutes junto a Roger Paez

Stella Rahola Matutes, en su estudio de Barcelona. | LLUC QUERALT

Tras casi tres años viviendo en Londres, la arquitecta y artista de raíces ibicencas Stella Rahola Matutes (Barcelona, 1980) ha fijado su residencia en la Ciudad Condal donde, además de seguir creando, ejerce de profesora en el Máster de Arquitectura Efímera y Espacios Temporales de Elisava. Del trabajo desarrollado con sus alumnos ha surgido la intervención ‘Beautiful Failures’ realizada en el Pabellón Mies van der Rohe. 

-Desde el pasado jueves y hasta mañana el Pabellón Mies van der Rohe, en Barcelona, acoge la intervención ‘Beautiful Failures’, creada por alumnos de Elisava (Escuela Universitaria de Diseño e Ingeniería de Barcelona) que estudian la unidad del Máster en Arquitectura Efímera y Espacios Temporales (Meats) que conduce usted junto con Roger Paez. ¿En qué consiste este proyecto?

- La intervención habla de la fragilidad y la vulnerabilidad que tiene una arquitectura que se presenta como muy segura, sólida y perfecta. Los estudiantes han escogido para este proyecto los dos elementos más frágiles del Pabellón Mies van der Rohe, el vidrio, material paradigmático de esta construcción, y el travertino del zócalo. Para llevarlo a cabo recolectaron más de dos mil piezas defectuosas de vidrio de talleres de artesanos de Barcelona y las catalogaron. Esas piezas están dispuestas de distintas formas en el pavimento del edificio, en los huecos de 17 losas de travertino, que levantamos con ayuda de un marmolista. De esta forma la propuesta se entiende simultáneamente como un rito de descubrimiento y de entierro. La idea era colocar el pabellón a la misma altura que una pieza de descarte para mostrar, por una parte, que incluso lo más perfecto es imperfecto y, por otra, enseñar que estamos ante una réplica y no en el pabellón original.

‘Beautiful Failures’, en el Pabellón Mies van der Rohe.

-Ha estado varios años a caballo entre Londres y Barcelona. ¿Qué le llevó a salir al extranjero?

-Llevaba muchos años queriendo hacer un máster en arte y uno de los mejores que hay se imparte en la universidad Goldsmiths, de Londres. Apliqué, me aceptaron y fui.

-¿Le costó abrirse paso como artista allí?

-La verdad es que me fue fácil exponer en Londres. Para empezar, este máster que hice te pone en contacto con comisarios, galeristas y artistas y eso ayuda. Además, Londres es una ciudad muy abierta, aunque también muy dura, que te da muchas oportunidades.

-¿Ofrece a los artistas más oportunidades que Madrid o Barcelona?

- Son ciudades distintas. En Madrid o Barcelona muchas veces parece que, si no te llama una institución o una galería o un comisario no te propone, no hay oportunidades. En Londres las exposiciones aparecen en los sitios más inverosímiles.

-El año pasado participó en ‘Teoria de l’Alegria’, la muestra comisariada por Enrique Juncosa y Elena Ruiz con la que se celebró el 50 aniversario del MACE. En esta exposición todos eran jóvenes artistas de Balears, pero no es habitual que se apueste por nuevos talentos. Parece que las instituciones y grandes galerías, por lo menos en España, prefieren ir a lo seguro y se decantan por creadores consagrados. No sé cómo lo ve usted.

-Estoy totalmente de acuerdo. Sí que hay una actitud más conservadora en lo que se refiere a los museos. No podemos decir que ‘Teoria de l’Alegria’ fuera un gesto generoso, sino que fue un gesto muy necesario. Habría que apostar más por los jóvenes porque de alguna manera el arte joven anticipa un momento y habla de lo que va a pasar.

-Empezó a exponer en tiempos difíciles, en 2010, en plena crisis...

Pertenezco a la generación que va empalmando una crisis con la otra. Terminé la carrera en 2006 y vino la crisis de 2008. Todavía no nos hemos recuperado de aquella y estamos inmersos en una nueva. Esta generación lo tiene muy difícil.

-¿Qué efectos está teniendo la crisis de la pandemia en el sector artístico?

-No sé qué pasará a nivel institucional, pero yo me imagino que cuanto esto termine va a haber un boom creativo. Creo que habrá un resurgimiento de propuestas y de experimentación. Lo que noto es que la gente tiene muchas ganas de hacer cosas, en ese sentido soy positiva, lo que pasa es que después está la cuestión económica y ahí es más difícil ser optimista.

-¿Alguno de sus proyectos se ha visto paralizado o pospuesto a causa del covid?

-Sí, por ejemplo, tenía un par de exposiciones en Londres, una colectiva y otra individual y todavía no sé qué pasará porque una de las galerías ha dejado su actividad y la otra ha decidido dedicar los recursos destinados a exposiciones a mantener el espacio.

-Hablando de cierres de galerías, en Ibiza el año pasado cerraron varios espacios expositivos y el panorama no invita al optimismo. ¿Cómo ve usted la situación para los artistas de la isla?

-La situación la veo muy difícil pero ya desde hace años. Pienso que Ibiza realmente necesita un impulso cultural fuerte. Es una isla que turísticamente tiene un potencial impresionante, pero aparte del paisaje y de la fiesta, creo que es muy importante conseguir un turismo cultural y potenciar la parte más artística. Hay mucho trabajo por hacer en ese sentido.

-¿Tiene algún proyecto en las Pitiusas en los próximos meses?

-Sí, acaban de colocar unos dibujos míos en el MACE y en noviembre expondré la instalación ‘Fig Juice’ en Formentera, en el faro de la Mola, aunque todavía no se han concretado las fechas.

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