«Siempre había pensado que de mayor iba a vivir en el campo», subraya Laia Ribes. Esa temprana vocación sorprende más cuando ella es vilera por los cuatro costados -«no tengo ningún abuelo payés»-, lo que le obligó a buscar terrenos que arrendar para conseguir su objetivo.

Junto a su pareja, Raúl Checa, ha dado forma a Sànima, una explotación pionera de cultivo de hierbas medicinales y aromáticas con sistema de permacultura. A su vez, se ha convertido en la primera empresa de infusiones de producción ecológica en Balears.

En su etapa universitaria en Catalunya, Ribes entró en un proyecto de autogestión y agricultura ecológica. Aunque cursó estudios de Integración Social y Psicología, allí acentuó su vocación. «Al volver a Ibiza, tenía claro que tenía que trabajar en el campo y con plantas», recuerda.

De regreso a la isla, conoció a Checa, con quien comparte querencia por el entorno rural. «Siempre me ha gustado la montaña y la escalada y me dedico a los deportes que estén en contacto con la naturaleza», detalla este manchego de Alcázar de San Juan. «Así que decidimos comenzar un proyecto en común, él con los deportes de aventura [Esencia Viva] y yo con la parte de agricultura», añade Ribes.

El primer paso era conseguir terrenos. En 2014, arrendaron Can Carreró, una casa en la vénda de Benirràs con una finca de cuatro hectáreas y media. Buena parte de ella aún está emboscada, tras décadas sin desarrollarse ninguna actividad agrícola. A su vez, siguió formándose con un curso de jóvenes agricultores organizado por el Consell y, en 2015, aprovechó una línea de subvenciones para empezar su proyecto.

Vuelta a los orígenes

«Quería encontrar algo que aportar a Ibiza que ayudara un poco a recuperar nuestros orígenes», apunta. Estaba en contacto con otros productores de la isla, de hecho es miembro de la Associació de Productors Ecològics d'Agricultura Ecològica d'Eivissa.

Tras estudiar la oferta y la ver cómo podría ocupar un espacio («entonces pensaba en planteles o flores comestibles»), finalmente advirtió que nadie se dedicaba a las infusiones, hierbas medicinales y aromáticas. Esta opción también estaba favorecida por su parte pragmática, ya que «es un cultivo relativamente fácil, sobre todo en comparación con las hortalizas», además de que requiere menor consumo de agua.

«Las hortalizas sufren muchas plagas y necesitas tener la producción vendida, mientras que las aromáticas, con un proceso de secado óptimo, pueden conservarse varios años y te permite tener un stock», precisa Checa.

Ribes se especializó con un curso en plantas aromáticas en el Centre Tecnològic Forestal de Catalunya. Pero el trabajo más duro fue preparar el terreno para el cultivo, una hectárea cubierta de piedras y sotobosque. Tardaron un año y medio para adecuarlo y preparar el sistema de regadío.

Tenían la suerte de que Can Carreró se encuentra en la cima de una colina, con lo que disponían de todas las orientaciones posibles a la hora de elegir parcelas para la explotación. «La mejor para las plantas aromáticas es el sudoeste, que por suerte era la parte que aún estaba mejor porque, en los setenta, se ha pasado maquinaria para arreglar el terreno».

Prepararon dos áreas de cultivo, una de secano, que solo necesita riego una vez por semana en verano, con romeros, lavanda, salvia, frígola, tomillo limonero, hipérico, hinojo, malva o llantén. La parte húmeda, que tampoco necesita mucha agua (unos dos riegos semanales en verano) cuenta con melisa, valeriana, orégano, mejorana, estevias, mentas, lemongrass, ajedrea, hierbaluisa, estragón o hisopo. En total, producen más de 30 tipos plantas.

Finalmente, en 2018, pudo salir al mercado Sànima. También llegó Keira, la hija de ambos, con lo que se ralentizó el ritmo del proyecto, a pesar de estar presente en más de veinte tiendas de la isla y en varios mercados. Ahora Ribes, aprovechando el parón en las labores de cultivo y cuidado de las plantas durante el invierno, reemprende su expansión y, además de los canales de venta online, empiezan con su distribución por la Península.

Además de especias y hierbas aromáticas, su catálogo incluye seis preparados para infusiones con diferentes propiedades medicinales (tonificante, descongestionante, digestivo o refrescante). La que más demanda tiene es la 'Calma Bio', elaborada con flores de azafrán, melisa, lavanda y pétalos de rosa. Cuando el tiempo lo permita, Ribes emprenderá los talleres de permacultura o de jardines de plantas aromáticas, que puso en marcha en junio pasado.

Integración social

Pero su objetivo, a medio plazo, es que Sànima se adapte como proyecto de integración social, «para contratar a personas en paro o víctimas de violencia de género», así como talleres ocupacionales con personas con discapacidad. «Todo el proceso que seguimos es manual y no queremos maquinaria para el empaquetado porque apostamos por crear trabajo en el ámbito social». «La idea es crear una empresa de inserción y una estructura que pueda servir de ejemplo a otros agricultores o para una cooperativa de aromáticas», destaca.