La veterana academia de música La Clave de Sol cumple 25 años
Ángela Dellert y Gregory Lenton celebran las bodas de plata de La Clave de Sol en «el momento más difícil» de la historia del centro, una de las pocas escuelas privadas de música de la isla de Ibiza
A Ángela Dellert y Gregory Lenton les hubiera gustado celebrar por todo lo alto el 25 aniversario de La Clave de Sol, pero, como a muchos, la irrupción inesperada del coronavirus les ha echado por tierra los planes. La idea inicial de este matrimonio de músicos era organizar un concierto, pero se han tenido que conformar con decorar su sede con cerca de un centenar de fotografías y artículos de prensa que ilustran la rica historia de esta escuela privada de música de Ibiza, desde que contó con una sede oficial, en 1995, hasta la actualidad.
Como reconoce la propia Dellert, el centro cumple 25 años en su «momento más difícil» debido a la pandemia. «Hasta ahora La Clave de Sol ha funcionado siempre bien. Hemos tenido épocas mejores y peores, pero no tan difíciles como ésta. Siempre que vemos que algo no funciona nos adaptamos y buscamos nuevas ideas. Intentamos ser flexibles y trabajar, si es necesario, un poco más», comenta.
Ante esta situación «complicada», los propietarios del centro han decidido suprimir buena parte de las clases colectivas. «Actualmente nos centramos en las clases individuales de piano. Hemos suspendido los grupos de los alumnos más pequeños y queda en marcha uno de lenguaje musical de alumnos más mayores. Técnicamente sería posible impartir clases haciendo grupos más reducidos, pero no me perdonaría que se produjera algún contagio. Prefiero esperar unos meses más, cuando ya haya comenzado la vacunación del covid», explica Dellert.
La Clave de Sol, que es una de las dos únicas escuelas de música privadas del municipio de Ibiza, también ha visto cómo su economía se resentía en estos meses con la pérdida de alumnado debido a las dificultades económicas que están atravesando algunas familias. «Hay gente que durante la pandemia se ha quedado sin trabajo y en época de crisis la música es lo primero que se recorta», señala.
Para Dellert, ha sido doloroso «ver lo dura que era la situación para estas familias y lo difícil que ha sido el confinamiento para los niños, tanto tiempo encerrados en sus casas». «Eso te toca y te cambia», afirma.
La crisis del coronavirus, como a todos, pilló a Dellert y a Lenton por sorpresa. «Entre el viernes 13 de marzo, cuando el Gobierno anunció el confinamiento, y el lunes siguiente, cuando empezamos a dar clases por internet, tuvimos que organizarnos y aprender en dos días con ayuda de nuestro hijo Eric cómo hacer una videollamada», explica Dellert.
Hasta junio, la escuela atendió a sus alumnos por videoconferencia a través sobre todo de Facebook , pero los grupo de lenguaje musical no funcionaron tan bien como las clases de piano, en las que ningún alumno se ha dado de baja.
La semilla de La Clave de Sol
La semilla de La Clave de SolHubo tiempos mejores para La Clave de Sol, un proyecto que se fraguó a principios de los 90 cuando la pareja de fundadores vivía en Alemania. Lenton, un pianista y jefe de orquesta norteamericano formando en Filadelfia, y Dellert, cantante lírica con título superior de Piano, decidieron replantearse sus carreras. Él era entonces jefe de orquesta en un teatro lírico de Oldemburgo y ella ofrecía recitales como cantante. «Teníamos dos hijos pequeños y nos dimos cuenta de que el teatro musical y actuar por las noches no era compatible con un vida familiar normal, así que decidimos dedicarnos a la enseñanza y hacerlo en algún sitio que nos gustara. En Ibiza teníamos un par de ofertas de centros educativos y las aceptamos», explica Dellert. Eso fue en 1994, y al año siguiente ya emprendieron su propio proyecto inaugurando el 16 de septiembre de 1995 su primera sede en la calle Vicente Serra, en Vila. La escuela comenzó su andadura con clases de piano y canto lírico. Luego incorporó la asignatura de Lenguaje Musical y en el año 2000 comenzó a impartir el programa Kindermusik, un método dirigido a niños a partir del año y medio de edad. Esta nueva incorporación coincidió con el cambio de sede a un local más grande. El centro, durante un periodo, dio clases, además, de guitarra y violín.
La Clave de Sol empezó con sólo un puñado de alumnos que poco a poco fueron incrementando en número. En alguna época en la que había muchos grupos de lenguaje musical, la escuela llegó a tener cerca de 80 alumnos. Hasta que llegó el covid en la plantilla había dos profesoras más. «Ahora nos quedamos nosotros dos con clases por las tardes de lunes a viernes y con un núcleo duro compuesto solo por los alumnos de piano», detalla Dellert.
La escuela tuvo que adaptarse a los protocolos sanitarios al retomar las lecciones presenciales a finales de junio. Ahora solo se imparten clases en dos aulas, las más grandes, y hay dos pianos, uno para el profesor y otro para el alumno.
Haciendo balance de estos 25 años de historia, sus fundadores recuerdan con cariño muchos momentos vividos en la escuela y tienen claro que, a pesar de las actuales circunstancias, el esfuerzo para sacar adelante este proyecto musical ha valido la pena.
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