Pau Donés (Barcelona,1966) falleció de cáncer en su casa de Bagergue (Lleida) el pasado 9 de junio. Desde los años noventa mantuvo una estrecha relación con Formentera, donde era un vecino más y podía hacer una vida normal alejada del ruido de la fama. Aquí forjó amistades, disfrutó del mar y de la gente de la isla, que le consideraba como uno más. Su hermano, Marc Donés, que junto con el resto del núcleo familiar le acompañó en sus últimas semanas, ha promovido la proyección del documental 'Eso que tú me das' (Producciones del Barrio), dirigido por Jordi Évole y Ramón Lara, en el cine de Formentera el 4 y 6 de diciembre, con reserva previa a reserves@conselldeformentera.cat.

¿Cómo piensa que va a reaccionar la gente de Formentera, que conoció a Pau, cuando vea el documental?

Hay mucha gente que conoció a Pau en Formentera y le admiraba. Creo que muchos pueden tener dudas a la hora de ver el documental porque pueden pensar que no están preparados emocionalmente y van a estar llorando todo el rato. Y para nada, es una experiencia positiva, como si estuvieras con él hablando. Empiezas a ver a una persona muy enferma y acabas viendo a un tío que está arriba del todo. Recomiendo a la gente que dé el paso para ir al cine, porque no se van a arrepentir.

¿Cómo surgió el documental?

Pau hacía unos meses que tenía ganas de hacer una entrevista con Jordi Évole y cuando vio que la enfermedad estaba muy avanzada le llamó. Jordi se presentó por la noche en La Vall d'Aran con el equipo y al día siguiente lo hicieron.

¿Asistió al rodaje?.

Sí, yo estaba asistiendo a Pau en todo lo que pudiera necesitar. Él lo tenía muy claro y más que una entrevista -que sí, que Jordi tenía su guión y todo el trabajo previo- quería que fuera una charla y Pau tenía muy claro lo que quería decir. Se sentaron en un interior, en la sala, pusieron las cámaras, y fueron grabando la charla que fue de un par de horas. Por la tarde nos fuimos a un prado y continuaron una horita más. De esas tres horas Jordi sacó una hora de material muy bien escogido, hecho con mucho respeto y nada dramático.

¿No tenían miedo en caer en la lágrima fácil?

Pau tenía muy claro que no quería eso. Al contrario, nos reímos y fue muy bien. Fue como la charla que tenemos ahora, sentados en un sofá, pero con unas cámaras grabando y dos o tres personas más por allí, del equipo técnico.

¿Pau quería que este documental se estrenara después de su muerte, pero cuál era su intención?

Pau lo dice en el documental. Jordi se lo pregunta. Él, simplemente, quería mostrar a la gente cómo era como persona normal. Sabía que se iba a ir y la imagen que dejaba era de músico empático, famoso y demás, pero él tenía interés en que la gente viera realmente a la persona, fuera del mundo del espectáculo.

¿Aborda temas personales?

Sí, habla de su visión del mundo, de la vida, de la familia, de sus relaciones, fuera del personaje que la misma gente crea cuando uno es popular. Ése era su legado: 'Quiero que la gente sepa cómo soy de normal, como persona'. Tenía clarísimo que ese era el objetivo del documental. Pau cuenta las cosas como si estuvieras directamente con él, tomándote algo en la barra de un bar. Lo hace de una forma muy familiar y cercana y da una lección de vida.

¿Cómo surgió la proyección de Formentera?

Cuando volvimos a la isla en el mes de julio, muchos amigos me preguntaban que porqué no se proyectaba el documental en Formentera. Contacté con la presidenta del Consell, Alejandra Ferrer, y todo fueron facilidades, se pusieron en contacto con la productora y se han arreglado.

¿En sus últimas semanas, en La Vall d'Aran, Pau echó de menos Formentera?

Sí, mucho. En los últimos años se había comprado un barquito de vela, de seis metros, y estaba todo el día en el mar. Cuando volvía a casa estaba un rato con nosotros y luego se iba al Platé a tomarse unas cervezas. Su vida aquí era el barco, el Platé, el Súper Verdera y luego en casa. La última vez que vino a Formentera fue en junio del 2019 y sí, en los últimos meses en algún momento me decía: 'Oye por qué no nos vamos a Formentera una semanita', a modo de despedida, pero no pudo ser, aquí tenía mucho arraigo.

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