El Museu d'Art Contemporani d'Eivissa (MACE) conmemora su 50 aniversario con 'Teoria de l'Alegria', que se inaugurará el próximo 9 de septiembre a las 20 horas en la sede del museo, en Dalt Vila, y en el espacio que hasta hace unos meses ocupaba la galería Lune Rouge, en el polígono de es Gorg de Vila. Como en múltiples ocasiones anteriores la directora del museo, Elena Ruiz, ha contado con el escritor y comisario de arte Enrique Juncosa, asesor del MACE, para organizar esta exposición, que reúne obras de once artistas jóvenes de Balears. Juncosa, que reside en Andratx (Mallorca), lleva unos días en Ibiza para trabajar en el montaje de la muestra.

¿Cómo nace 'Teoria de l'Alegria'?

En una reunión de la comisión asesora del MACE hablamos de lo que se podría hacer para el 50 aniversario y pensamos que estaría bien que el museo, que normalmente siempre hace exposiciones con artistas muy conocidos, apostara esta vez por hacer algo con creadores jóvenes de toda la comunidad balear. La idea era presentar en Ibiza a artistas nuevos, porque casi ninguno de los once que participan en 'Teoria de l'Alegria' ha expuesto en la isla. Hemos escogido nombres que son conocidos dentro de la escena del arte contemporáneo, pero que no son familiares para el público amplio.

Creo que el llamativo título de la muestra se le ocurrió a usted.

Sí, el título es una cosa intencionada. Se me ocurrió leyendo en un libro una cita de Emerson en la que hablaba de cómo tenía que ser el poeta y decía de él que era una persona que se alegraba con cualquier cosa. Entonces pensé que hacer una exposición de artistas jóvenes era algo positivo y transmitía un mensaje optimista aunque el momento que vivimos no lo sea con la pandemia del coronavirus y la crisis económica.

¿Por qué han empleado dos espacios para la exposición?

La idea era que cada artista contara con un espacio individualizado, como si fueran once exposiciones en una.

¿Qué criterios han seguido para escoger a los artistas que participan?

La idea, entre otras cosas, era reunir una generación que tuviera entre 30 y 40 años. En otras épocas los artistas hacían cosas muy parecidas y, en cambio ahora no, cada uno va a su rollo, hay posiciones muy distintas. En la actualidad parece que la gente vuelve a dibujar, a pintar... a utilizar muchos géneros y a mí me parecía que había que mostrar esto. Luego lo que intenté fue buscar artistas que, a pesar de su juventud, ya tuvieran una especie de voz propia, con un poco de reconocimiento.

Todos los creadores de esta muestra han vivido la crisis económica que estalló en 2008, una época en la que muchos de ellos se dieron a conocer. ¿Cómo afectó esa crisis al mundo del arte?

Fue una crisis muy fuerte, pero afectó más a unos países que a otros. Entre la década de los 80 y los 90, que es cuando se empezaron a abrir museos en España, se respiraba el optimismo que trajo la democracia y hubo mucho interés internacional por el arte español. En esa época se hicieron exposiciones de arte español por todo el mundo. En los 90 se empezó a perder eso y se acentuó con la crisis de 2008. A partir de entonces me parece que el arte español, que antes era muy activo, dinámico y visible, se ha quedado un poco aislado, en una situación periférica. Además, los museos tienen muy poco dinero, solo hacen arte español, y las galerías que han aguantado no tienen mucha presencia fuera tampoco. A excepción de nombres de la época como Cristina Iglesias, Juan Muñoz, Miquel Barceló, Juan Uslé o Jaume Plensa y de otros como Santiago Sierra, Ángela de la Cruz o Secundino Hernández, parece que los artistas españoles han desaparecido un poco.

Mencionaba que los museos españoles tienen muy poco dinero...

En los años 90 se abrieron un montón de museos en España y todos ahora tienen presupuestos inadecuados, que no sirven para hacer funcionar los equipamientos donde están, así que están como en letargo. El MACE creo que no ha sufrido tanto porque siempre ha tenido poco dinero. Parece que también la gente se ha vuelto escéptica y que los políticos, en general, no ven el arte como una prioridad.

¿Y en qué situación se encuentran las galerías españolas?

Venden muy poco. Yo he visto coleccionistas importantes españoles que están comprando mucho arte internacional y no se interesan por el español. Esto es algo extraño, porque en países como Inglaterra, Alemania, Estados Unidos o Brasil la gente compra el arte autóctono. Esta situación que describo la he notado en los últimos veinte años y se ha agudizado con la crisis de 2008. En este periodo, además, el arte se ha ido de los espacios críticos y las galerías y muchos museos han dejado de publicar catálogos. El arte se ha convertido en una cosa modesta. Yo no digo que haya que derrochar, pero las exposiciones son caras de hacer. Pienso que el arte es una cosa necesaria para la sociedad y me gusta la idea de museo como plaza pública. Los museos grandes como el Prado o el Guggenheim están llenos. Así que no creo que a la gente no le interese el arte, lo que está fallando de alguna manera son las infraestructuras.

Los artistas reclaman mucho ayudas públicas.

Sí y lo entiendo, pero yo pienso que lo que sería genial es que también funcionaran las galerías.

¿Cree que los efectos de la crisis del coronavirus puedan ser todavía peores que los de la del 2008 para el mundo del arte?

Sí, lo parece. Lo que da más miedo de esta crisis es que no sabemos cómo va a acabar, porque ahora parece que está yendo a peor. Si esto dura mucho será devastador. Poniéndonos en lo peor, imagina que se llegara al extremo de cerrar los museos para siempre. ¿Cuál sería la alternativa? Yo no me puedo imaginar el mundo con los museos cerrados, pero si la gente no puede trabajar, ni circular y no se permiten grupos de más de diez personas todo el sistema del arte al que estamos acostumbrados no tiene cabida.

Usted dirigió el Irish Museum of Modern Art (IMMA) y fue subdirector del Museo Reina Sofía y del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). ¿Qué futuro le augura a los museos y cómo cree que pueden capear esta crisis?

Yo no creo que los museos vayan a cerrar, pero lo que sí creo que va a pasar es que el mundo que era tan global y tan internacional ya no lo será tanto porque la gente tendrá menos posibilidad de moverse y los museos se van a tener que volver más regionales y se van a dedicar más a lo local. Eso creo que también puede ser beneficioso en el sentido de que puede dar a los museos una personalidad que les da el sitio y puede servir para apoyar más la escena local. Igualmente pienso que el arte de hoy es muy internacional y que hacer solo lo nacional o regional es muy limitador. También pienso que los museos van a trabajar más con las colecciones permanentes.

¿Algún otro aspecto positivo que puede surgir de esta crisis?

Creo que se potenciarán las colaboraciones entre los museos. Ahora, con el coronavirus, es muy difícil conseguir préstamos de Estados Unidos y estoy viendo que, al menos, en los países de la Unión Europea hay más apoyo entre museos y se están prestando todo. También creo que la gente va a optar por menos proyectos muy grandes y que se intentarán hacer cosas interesantes con un coste menor. Por otra parte, en la actualidad los museos están poniendo mucho énfasis en lo educativo y esto me parece que continuará.

En situaciones normales, ¿cuál cree que es la clave para que un museo funcione?

La clave está en que la programación sea muy buena y dinámica. No necesariamente se debe recurrir a nombres muy famosos. Ahora el público quiere diálogo, reclama otras narrativas y ver cosas distintas al punto de vista tradicional y esto es algo interesante que abre nuevos caminos a los museos.

En su opinión,¿qué le sobra y qué le falta al MACE?

El MACE tiene un problema muy grande de personal. No hay departamento de programación. Los museos normalmente tienen un departamento de colección, uno de exposiciones y otro de comunidad, educación y proyecto y aquí no hay trabajadores para eso. Al MACE le falta presupuesto y un poco de personal, pero el edificio está muy bien. La instalación es increíble y para Ibiza es un lujo tener esto, porque normalmente las ciudades que tienen museos son capitales de provincia muy grandes. Creo que es una pena que teniendo este espacio no se haga un poco más de esfuerzo porque el MACE podría funcionar muy bien y se dinamizaría si hubiera más presupuesto y algo más de personal. Podría hacer más colaboraciones y ofrecer una programación un poco más ambiciosa. Que conste que ya es un museo del que se habla dentro de España y que tiene una personalidad, además es uno de los primeros de arte contemporáneo del país. Admiro a Elena Ruiz porque sabe aprovechar el presupuesto muy bien.

Centrándonos en su faceta de escritor, ¿qué proyectos literarios tiene en marcha?

Entre otras cosas, en octubre saco mi octavo libro de poemas, con la editorial Pre-textos. Se llama 'Estrella rota'.