«Liquidación total por jubilación». Los dos llamativos carteles colocados en la puerta de entrada y en uno de los escaparates de Can Murenu no dejan lugar a dudas. La histórica tienda de artículos de caza, pesca y artesanía ubicada en Vara de Rey está a punto de echar el cierre para siempre. Lo hará el próximo 1 de septiembre. Así lo anuncia su propietario, Joan Marí, más conocido por su nombre artístico, Joan Murenu.

El popular cantautor, uno de los fundadores del mítico grupo ibicenco UC, acaba de abrir hace media hora la tienda, por la que se asoman algunos turistas curiosos y un cliente local interesado en una de las tres únicas pistolas de perdigones que le quedan. Murenu, explica, empezó con las liquidaciones hace aproximadamente una semana y ya le queda poco género.

Las estanterías y vitrinas, que antaño lucían atiborradas de objetos variopintos dando al pintoresco lugar un aire de bazar, están ahora casi vacías. Ya hace un año, en previsión del cierre, Murenu, y su mujer, Victoria Feliu, que le echa una mano en la tienda, decidieron reducir los pedidos para no acumular mucho stock.

El aspecto del pequeño establecimiento, asegura el dueño, conserva prácticamente el mismo aspecto que tenía en 1955, fecha en la que su familia decidió ubicar el negocio en el céntrico paseo de Vila. Es uno de los más antiguos y más emblemáticos de Vara de Rey, junto al restaurante Ca n'Alfredo y la Armería Balanzat.

El origen de Can Murenu se remonta a principios del siglo pasado, cuando su abuelo paterno, Toni Marí Marí Murenu, que vivía en Sant Joan, decidió establecerse con su familia en Ibiza. Adquirió la planta baja y el primer piso de la calle Aníbal número 7 y montó allí una tienda de ropa. En 1920, explica su nieto, decidió cambiar de negocio y montar una armería, que abrió en lo que hoy es la avenida 8 d'Agost, «donde estaba sa Caseta vermella». El mostrador y el mueble con vitrinas pintado de azul oscuro que lucen en el establecimiento actual son los que había en aquella tienda, rememora. Por aquel entonces, Toni Marí vendía «armas y explosivos». La dinamita, comenta Murenu, se empleaba «en las canteras», pero también la utilizaban los ibicencos, por ejemplo, para deshacerse de una forma rápida de árboles o para pescar.

Cuando el negocio ya estaba en manos de su padre, Joan Marí Torres, la armería se trasladó a la calle Vicente Cuervo, a un bajo del edificio La Mutual.

En 1955 el paseo Vara de Rey se convirtió en la ubicación definitiva de Can Murenu. Poco a poco Joan Marí fue diversificando su oferta y a los artículos de caza y explosivos se sumaron los de pesca y deportes, y los de playa cuando empezó a despuntar el turismo.

Joan Murenu en los años 60 ya echaba una mano a su padre, trabajo que compatibilizaba con sus estudios, primero «de peritaje mercantil en Palma». «Al acabar me apunté a la facultad de Letras y en 1973 me animé a ir a París para estudiar Sociología, pero justo antes de matricularme falleció mi padre y regresé a Ibiza para hacerme cargo del negocio», detalla.

Apuesta por la artesanía local

Ya entonces se había dejado de vender dinamita a los clientes, que para hacerse con este artículo tenían que presentar «un certificado de penales y tramitar una instancia a la Delegación de Gobierno explicando en qué se iba a emplear el explosivo y la cantidad que requerían».

Cuando Murenu se puso al frente de la tienda decidió dejar de vender «armas de fuego y caza» y empezó a ampliar su abanico de productos con objetos de regalo y originales souvenirs para los turistas. « Nos hemos ido adaptando a los tiempos. A mí siempre me ha gustado la cultura popular así que me centré en la artesanía local, en artículos difíciles de conseguir que fueran representativos de Ibiza, como cañas para recoger higos o para hilar o instrumentos tradicionales que encargaban a artesanos de la isla», señala.

El propietario muestra alguno de los artículos de este tipo que le quedan en la tienda. En las estanterías todavía lucen unos cuantos pares de espardenyes, además de abarcas menorquinas. No quedan ya tambors, ni se ven castanyoles, pero sí algunas xeremies. Además hay alguna pieza de cristal y cuchillos de Mallorca.

Por la artesanía local se interesó precisamente Cayetana Fitz-James Stuart, la duquesa de Alba, cuando hace ya unos cuantos años entró a curiosear en Can Murenu. No es la única cara conocida que se ha visto en el histórico establecimiento. También han pasado por allí famosos futbolistas y arquitectos, además «de todos los amigos de la Nova Cançó», apunta el cantautor ibicenco.

En Can Murenu todavía se pueden encontrar, entre otras muchas cosas, juegos de mesa, relojes de arena, brújulas, artículos de pesca y juguetes de latón que imitan a los que hacía la antigua fábrica Payá de Ibi (Alicante). Todo está rebajado. «A partir del lunes (mañana), al 50 por ciento», apunta el dueño.

Son muchas las anécdotas que se han sucedido en los 65 años que lleva la tienda en Vara de Rey. Murenu recuerda el día en que pasó ante su puerta una excursión escolar y la profesora comentó a los alumnos que su propietario era uno de los líderes de UC. Entonces salió con la guitarra, con la que se entretiene durante los tiempos muertos en la tienda, y les ofreció un breve recital. Todavía se ríe cuando rememora la ocasión en que «un payés entró en Can Murenu con un fajo de billetes y lo puso sobre el mostrador». «Vengo a hacer un ingreso», le dijo, y ante la cara de extrañeza del propietario le preguntó: «¿Esto no es Can Abel?». El cantautor le respondió bromista: «Esto es Can Murenu, pero si quiere hacer el ingreso lo puede dejar por aquí». El hombre había confundido la tienda con la Banca Matutes, que hace unos años ocupaba un edificio contiguo.

La crisis del coronavirus ha repercutido en la economía del negocio, que estuvo cerrado desde el 14 de marzo, cuando se declaró el estado de alarma. Reabrió el 26 de junio adaptándose a los protocolos sanitarios.

Murenu asegura que no le da pena dejar el negocio. Son muchos años detrás del mostrador y y sabe que no le va a faltar entretenimiento. «Seguiré con la música y dando conciertos y haciendo las cosas que me gustan, como ir a pescar o pasear», comenta.