La mayor parte de los artistas plásticos ibicencos se han visto muy afectados por la crisis sanitaria derivada del Covid-19, al tener que cancelar exposiciones durante los últimos meses y no poder facturar con sus obras lo mismo que antes de la pandemia.

Algunos de ellos han tenido la suerte de poder encerrarse en sus estudios y talleres a crear y avanzar en sus trabajos. En cambio, otros se han visto obligados a frenar en seco su producción o hacerla en pequeños formatos por la falta de recursos, al tener su espacio artístico lejos de su vivienda.

Carles Guasch, pintor y portavoz de la Asociación Multiart Eivissa, explica que si empatizamos unos con otros y nos paramos a pensar, es evidente que la crisis del coronavirus ha tenido un gran impacto negativo en el sector del arte, tanto a nivel creativo como anímico en cada individuo. «He tenido que cancelar y aplazar dos exposiciones, una en abril y otra en junio, en Ibiza y en Mallorca», lamenta Guasch. De la misma manera, asegura que las ventas de sus obras se han visto muy afectadas y de manera generalizada, como le ha sucedido a muchos compañeros de profesión.

El pintor no tiene el estudio en su casa y sostiene que esto ha supuesto un obstáculo para él, le ha limitado bastante a la hora de trabajar, ya que no podía acceder en coche durante el estado de alarma. «Así que solo he podido hacer un formato más pequeño de obras durante el confinamiento», comenta.

Diana Bustamante es artista y diseñadora gráfica, tenía prevista una exposición itinerante que empezaba el 4 de abril y, «por supuesto, se canceló». «Ocurrió lo mismo con todas las que venían después, en la Península y en Mallorca. He tenido que replantear con las salas y con el comisario que me lleva las exposiciones las fechas y posponerlas», recalca Bustamante. A lo que añade que, «por suerte», tuvo tiempo antes del confinamiento para terminar las obras previstas: «Ya tenía todo el trabajo adelantado, pero durante la cuarentena no he podido trabajar», confiesa la artista.

La gente no invierte en arte

Bustamante reitera que las ventas se han paralizado completamente. «Si ya el arte es una cosa bastante minoritaria, con esta situación y habiendo necesidades excepcionales con el tipo de crisis que estamos viviendo, lo normal es que la gente no invierta en cosas que no son de primera necesidad», declara.

Adrián Cardona, artista plástico y director de cine, ha tenido la suerte de tener el taller en su vivienda: «Vivo en la montaña aislado, así que prácticamente no me ha supuesto ningún cambio. Hasta cierto punto, el hecho de estar recluido ha sido mejor ya que he estado trabajado bastante», relata. En septiembre tiene una exposición y, afirma que no se puede quejar ya que en términos de pintura no le han cancelado ninguna muestra.

En cambio, otra de sus facetas se ha visto afectada de manera extrema: «Estábamos moviendo un cortometraje, eso sí que ha sido un desastre total». Cardona añade que se ha cancelado «prácticamente todo», el corto lo acabaron en septiembre del año pasado, se estrenó en Sitges y tenían previsto empezar a rodar a principios de este año por Alemania, Francia y Reino Unido, pero no ha podido ser a causa de la crisis. «El propio Incortum de Ibiza nos notificó el miércoles que también se cancelaba», lamenta el director.

Pedro Hormigo, escultor de Sant Antoni, explica que la crisis sanitaria le ha afectado bastante a nivel personal y artístico: «Quieras o no, muchos proyectos que están en marcha se paralizan, otros dicen que sí pero no se llega a firmar ningún contrato», narra. Hormigo ha sufrido más por proyectos en los cuales ha invertido años y que se tendrían que haber firmado hace un año y siguen a la espera.

El escultor no suele hacer exposiciones ya que no produce un gran volumen de trabajo como para hacerlas, lleva a cabo proyectos privados como encargos administrativos o premios. Actualmente, tiene entre manos un proyecto, y varios de hace unos meses, que no se llegan a concretar. «Durante este tiempo he barajado muchas ideas, además de centrarme en la paternidad que es una fase muy bonita que quiero disfrutar, no ha sido tan simple estar encerrado tanto tiempo», remarca.

Un complicado porvenir

Lamenta lo complicado que se presenta todo, tanto como para el trabajo como para la vida familiar: «Quiero hacer trabajos que involucren a mis ahijados, mi hijo y a mi madre, y ahora es más difícil con las medidas», cuenta. Hormigo está dado de alta como autónomo y da gracias a que pudo acceder a las ayudas, que «han sido un desahogo» para él.