¿Qué le trae por Ibiza?

Vengo a Balears desde niño. Conozco esta comunidad gracias a mi padre. Soy un enamorado de estas islas, que me conectan con la infancia. Éste es un viaje organizado con mi chica y amigos. Siempre que puedo me regalo Balears, porque me resetea de energía. Aprovechando estas vacaciones en la isla también me he puesto en contacto con Sa Cultural para dar a conocer mi nueva novela, 'El secreto de los nocturnos', y organizar un encuentro con los lectores. Ahora que estamos retomando la 'normalidad' y dado que durante la pandemia muchas acciones de promoción literaria no se han podido llevar a cabo siempre que voy a una localidad retomo la posibilidad contactando con alguna librería.

Sus anteriores novelas tienen poco que ver con 'El secreto de los nocturnos'. ¿Qué le llevó a meterse en la novela histórica?

Este libro en principio era un guión cinematográfico. Yo soy hombre de teatro y cine y no tenía ni idea de que Lope de Vega había estado mucho tiempo en Valencia. Cuando fue expulsado de Madrid la escogió para vivir porque allí se estaba dando el mayor cultivo de la industria teatral en toda España. Valencia en ese momento era el puerto más importante del Mediterráneo y los italianos llevaron allí la comedia del arte y desde esta ciudad se empezaron a transformar las obras de teatro del Siglo de Oro español. Lope quiso ir a Valencia para saber qué estaba pasando allí y aplicar todo eso a su teatro. El motivo que me llevó a meterme en la novela histórica fue este hallazgo. Tenía tanta documentación y tan fascinante que pensé que tenía que hacer una novela, aunque yo creo que este viaje va a concluir, además, con una adaptación cinematográfica.

¿Qué le atrajo en especial de la figura de Lope de Vega, uno de los poetas y dramaturgos más importantes del Siglo de Oro español, para convertirlo en protagonista de una novela de acción?

He pasado mucho tiempo en Inglaterra y he visto que hasta las familias de mineros tienen en su casa las obras de Shakespeare, pero es que encima las conocen y no solo como lectores. Las han trabajado en el colegio, en las universidades e incluso en el teatro del trabajo que tienen algunas factorías. Siempre he pensado que si Inglaterra está volcada con este hombre, que escribió 37 obras magníficas, por qué no pasa lo mismo en España con Lope de Vega o Calderón. Lope de Vega es un ser fascinante, más allá de su tiempo y de su obra, entre la que hay 1.500 piezas de teatro, y solo se le conoce como un tostón del colegio. Tuvo una vida apasionante, llena de contradicciones. Fue un hombre de armas y del clero, amó a mil mujeres, se arruinó y se enriqueció, fue expulsado, encarcelado, estuvo en la Armada Invencible y sobrevivió a aquello...Su vida fue intensísima y tiene una historia increíble. Quería crear una novela en la que se viera al Lope de Vega aventurero, joven, loco, que daría la vida por un amigo, experto en armas... Mi intención era reivindicar su figura y la de Guillem de Castro, que también es un personaje.

En esta novela Lope de Vega tiene como compañeros de aventuras a Guillem de Castro y a Francisco Agustín Tárrega, los dos, dramaturgos valencianos. ¿Fue su vínculo tan estrecho en la vida real?

Sí. Formaban parte de la Academia de los Nocturnos, que existió. Es una más de las mil sociedades que había por toda Europa de gente de todas las condiciones que se reunían semanalmente jugándose la vida para intercambiar conocimientos y textos prohibidos y para aplicar ideas muy renovadoras, de libertad y justicia, al teatro.

Háblenos un poco más de estos dos dramaturgos valencianos.

Francisco Agustín Tárrega era un canónigo cuidador de la catedral y era el secretario de esa academia. Era el mayor de los tres. Guillem y Lope eran de una edad similar, los dos tenían el mismo coraje y el mismo perfil. Guillem de Castro ejerció de capitán de las costas para evitar ataques berberiscos. Gracias al valor demostrado con las armas fue presentado a las familias de alta alcurnia y se dio cuenta de que para mantener un vínculo con ellos era importante ser un buen poeta. Ganó concursos de poesía y a partir de ahí empezó con el teatro. A los dos les unían las armas, el teatro y el amor por las mujeres. Fueron muy amigos. A Guillem de Castro, aparte de que Cervantes lo elogió en su obra, también Lope de Vega lo puso de moda en Madrid y le ayudó mucho. Sin embargo, Guillem no tenía la ambición de su amigo, que rozaba la soberbia. Lope de Vega siempre quiso ser recordado, los demás estaban en otra onda.

Valencia también tiene mucho protagonismo. ¿Por qué ha ambientado su novela allí?

Valencia es una ciudad ninguneada, sobre todo por los propios valencianos, a pesar de la historia y la importancia que tiene. Para amar algo hay que conocerlo y el valenciano no sabe nada de Valencia. Siempre miran a Madrid, dándole la espalda al mar y a lo propio. Todo lo que veo de novela histórica suele suceder en Madrid, Sevilla o Barcelona, de ahí no salimos. Mi ciudad puede competir exactamente igual con estas tres urbes. Quise reivindicarla y colocarla en el mapa a nivel nacional como protagonista.

¿Cuánto de realidad y cuánto de ficción hay en esta obra?

Hay una base de rigor histórico de la que surge esta historia con personajes reales y otros que no lo son. Hay más de ficción. Mi novela es un juego de mesa y me llevo al lector a vivir una aventura, como si estuviera en el templo maldito de Indiana Jones. Estoy convencido de una cosa, que más allá de crear en la conciencia una idea, los autores tenemos que entretener.

¿Habrá segunda parte?

Estoy en ello. Se titulará 'El dilema de los nocturnos', pero ahora mismo he terminado otra novela, 'Los adioses póstumos', que moveré en 2021 para publicarla.

Es también actor

Estamos tocados de muerte. A partir de esta situación traumática hay que reflexionar y darnos cuenta de en qué ámbito nos estamos moviendo. Todo lo que son mecanismos para reunir a público en vivo está muy tocado. El teatro solo es sostenible económicamente cuando llena una sala, o sea, que es inviable. Lo mismo pasa con el cine. Pero volveremos. No ha habido nunca nada hasta el momento que haya detenido la actividad de los actores, ni pandemias, ni guerras. Solo se ha suspendido temporalmente. Nos reinventaremos porque esa es nuestra naturaleza.