El Institut d'Estudis Eivissencs (IEE) ha concedido dos becas para la investigación y documentación de la toponimia y microtoponimia de la costa de Santa Eulària y Sant Josep. Se presentaron cuatro personas y las dos finalmente elegidas son mujeres filólogas catalanas que ya se han puesto en marcha con el estudio.

Así se anunció en el día de ayer en la sede de la entidad. Por un lado, Irene Tetteh se hará cargo de la costa de Santa Eulària, incluyendo Jesús y Sant Carles, mientras que Neus Marí investigará acerca de la costa de Sant Agustí y parte de la de Sant Josep. Este anuncio es un paso importante en la dirección del trabajo iniciado por Enric Ribes, director de la revista Eivissa y presidente de la Comisión de Onomástica del Institut d'Estudis Catalans, que en su día ya realizó el registro de la toponimia y microtoponimia de la costa de Sant Antoni de Portmany, Sant Joan y Vila. Ribes se encargará de coordinar los dos proyectos y de guiar a las escogidas en su proceso de investigación.

Según expuso Marià Mayans, presidente del IEE, con estos trabajos se pretende llegar a conocer la toponimia y microtoponimia de más de la mitad de la costa que queda pendiente de estudiar en este ámbito. Su objetivo de cara al futuro es poder clasificar toda la costa de Ibiza.

El ejemplo de Menorca

Enric Ribes recordó que en otros territorios como Menorca, es la Administración la que se hace cargo de llevar a cabo esta recogida de datos: «El propio Consell se hace cargo de financiar esta tarea, y se paga a un lingüista que se encarga de estudiar la toponimia y microtoponimia de toda la isla, no solo de la costa». En esta misma línea, también señaló que en Ibiza no existe «conciencia» de la importancia de esta labor, que forma parte del patrimonio cultural de cualquier territorio: «No se ve como algo importante, y si un nombre no se recoge, no aparece en los documentos oficiales y no oficiales», denunció. «No todas las islas demuestran el mismo interés, el Consell de Menorca está haciendo cartografía propia y con una riqueza enorme», lamentó.

Defendió que la toponimia es una información de interés científico y que se tendría que proteger para que no sea sustituida por otra, haya quien haya en las instituciones, dice, e independientemente de ideologías: «No es una crítica, se trata de una manera de incentivar a las administraciones de otras islas, que deberían tomar el ejemplo de Menorca». Asimismo, explicó que solo si los nombres oficiales son documentados se podría pedir a los particulares que los utilicen, como podrían ser Google o incluso restaurantes de la Pitiusa mayor. De hecho, desde la entidad cultural reconocen que si el Consell se hiciera cargo de este trabajo, tendría más capacidad de influencia en este sentido que un ente privado, y reiteró la importancia de las administraciones en la conservación del patrimonio cultural. De esta manera se evitaría el uso de nombres incorrectos como Atlantis, que hace referencia a sa pedrera des Savinar, o la Cueva de la Luz, cuyo nombre original es na Coloms. Tetteh matizó que este tipo de errores «no se cometen por mala fe, sino más bien por falta de conocimiento». «Pero precisamente esto es lo que hace necesarias estas investigaciones», subrayó.

Sin embargo, Marià Mayans recordó que reciben algunos fondos tanto de los ayuntamientos como del Consell Insular, aunque reconoce que a veces «cuesta un poco» que arrimen el hombro. La mayoría de los fondos de la entidad provienen de los propios socios.

Interés por la lengua

Tanto Irene Tetteh como Neus Marí se muestran agradecidas con esta oportunidad del IEE y consideran que su ayuda es fundamental para que todo salga adelante. Marí, por su parte, sostiene que todos los filólogos sienten un cierto interés por todo lo relacionado con la lengua y el territorio: «En el campo de la investigación no he hecho muchas cosas, pero tengo mucho interés por la lengua», explicó. También cree que es importante su bagaje en relación a su condición de hija de un pescador y de haber nacido en Sant Agustí: «Este proyecto se trata, en cierta manera, de un homenaje a mi padre y a todos los pescadores de Ibiza». Y es que Ribes recordó que precisamente los pescadores de la isla conocen bien la toponimia de la costa y tienen contacto con otros pescadores y personas que pueden aportar información valiosa en este sentido: «Lo más complicado será el primer mes de trabajo, que es cuando se tiene que romper el hielo, pero una vez que ellas ya se hayan puesto en contacto con las fuentes todo será más ameno». Asegura que unos contactos les llevarán a otros para saber qué personas conocen más nombres. Además, Tetteh sostuvo que aunque muchas personas que eran fuentes muy importantes ya hayan fallecido, todavía quedan otras que pueden aportar sus conocimientos: «Desde un principio nos tocará esforzarnos para llegar a las personas adecuadas».

Enric Ribes, director de las becas de investigación, defendió que recoger más nombres no se trata solo de alcanzar un número: «Un topónimo muy pequeño tiene mucha importancia y te puede llegar a permitir estudiar la evolución de la lengua catalana en Ibiza». S'illot de s'Or, al noroeste de Tagomago o sa Catumba, de Sant Antoni, son algunos de los ejemplos expuestos en el acto. En definitiva, en un microtopónimo se puede encontrar mucha riqueza. De hecho, existe una directiva europea que establece que todos los topónimos deben tener una sola forma oficial, como máximo dos en algunos casos de lugares bilingües: «Si esto no se cumple, nos jugamos que Google nombre una zona de la manera que quiera».

Metodología científica

No obstante, Enric Ribes y Marià Mayans creen en la capacidad de las dos elegidas y destacan que saben utilizar correctamente la metodología científica y que cuentan con formación en filología, algo que desde el Institut entienden como fundamental para que puedan transcribir de la manera adecuada los nombres que les digan sus fuentes de manera oral: «En la clave de donde viene un nombre está que el transcriptor entienda bien cómo se lo dicen», dijo Enric.

Por otro lado, Ribes aseguró que estos dos proyectos serán de muy buena calidad y que no tendrán «nada que envidiar» a proyectos de este tipo que se elaboran en Cataluña o en el País Valenciano. En esta línea, Mayans puso en valor los conocimientos toponímicos de Ribes: «Creo que es la máxima autoridad en cuanto a toponimia costera y también no costera ».

En cuanto a los plazos, desde el IEE calculan que un año es suficiente para poder acabar este trabajo, y un año y medio para publicar los correspondientes libros con la información recogida. De todas formas, aseguran que este término es prorrogable y también incierto debido a la pandemia de la Covid-19, por lo que en el caso de nuevos rebrotes la tarea de Marí y Tetteh se podría ver aplazada. Según Mayans, puede que las publicaciones también se digitalicen de manera que se puedan leer en internet.

El virus también ocasionó un aplazamiento de la fecha límite para presentar la solicitud de las becas, que pasó de finales de marzo al 21 de junio, coincidiendo con el final del estado de alarma. Mayans recordó que este año muchos actos habituales del IEE han sido suspendidos o aplazados sin fecha a raíz de la situación sanitaria, pero que ahora ya vuelven a estar en marcha.

Inversión del Institut

Para la beca de la mitad de la costa de Sant Josep, concedida a Neus Marí, se han invertido 6.000 euros. Esta mitad podía corresponder a las parroquias de Sant Agustí y Sant Josep o a la de es Cubells, Sant Francesc y Sant Jordi, aunque finalmente Marí se ha decantado por la primera de las opciones.

En segundo lugar, la beca para la investigación de la toponimia y la microtoponimia de la costa de Santa Eulària está dotada con un máximo de 9.000 euros.

Una prórroga del periodo de un año para acabar la investigación no incluiría un aumento del presupuesto.

Las candidatas elegidas tuvieron que presentar su currículum junto con una memoria de sus trabajos con diferentes apartados: un título y una descripción de las características del proyecto, un planteamiento teórico y metodológico de la investigación, los objetivos de la tarea y un calendario de trabajo, así como un presupuesto detallado que incluía todos los gastos previsibles, especificando, en su caso, remuneración del trabajo, gastos corrientes, gastos de viajes, material inventariable y otros conceptos necesarios para el desarrollo del proyecto.

Una vez finalizado el trabajo, Irene Tetteh y Neus Marí deberán entregar un ejemplo del estudio completo al IEE en soporte informático y una copia en papel.

Ambas aseguran estar muy ilusionadas con esta oportunidad.