«En todas las fases del confinamiento hemos mantenido todas las vacunaciones del calendario oficial para los menores de 15 meses pero hemos bajado algo la guardia con las vacunaciones a partir de esa edad», admitía Edelmiro Vergés, pediatra miembro del comité asesor de vacunas de esta comunidad, que alertaba de que el miedo de los padres a acudir a los centros de salud durante la pandemia a vacunar a sus hijos ha bajado el porcentaje de cobertura de algunas vacunas.

Esta circunstancia podría aumentar el riesgo de un rebrote de una enfermedad ya casi olvidada, el sarampión, una patología que, recuerda Verges, ha vuelto a aparecer en países de nuestro entorno (Alemania, Italia, Francia) tras una relajación en las coberturas de vacunación que este experto señala que deberían alcanzar el 95% para minimizar este riesgo.

Dentro del calendario vacunal oficial, la primera vacuna contra el sarampión se pone a los doce meses con la triple vírica que protege también a los lactantes de la rubeola y las paperas. El problema es que algunos padres, por miedo a contagiarse de coronavirus, han desistido de acudir a los centros de salud para vacunar a sus bebés, estima Vergés.

Este pediatra, que se define como un fanático de las vacunas, explica que ha realizado un estudio entre los niños menores de tres años que tiene asignados en su cupo y ha constatado que un 9% de ellos no han acudido a sus citas para vacunarse. Este porcentaje, aunque extraído de un único cupo de pacientes asignado a un pediatra, es perfectamente extrapolable a otros profesionales sanitarios, subraya el miembro del comité asesor de vacunas.

El especialista recuerda que el sarampión es una patología que se trasmite pot vía aérea, por gotas como el nuevo coronavirus, pero que a diferencia de este último es mucho más contagioso.

Epidemias imparables

«Mientras se estima que cada infectado por SARS-CoV-2 puede contagiar a unas siete personas, alguien con sarampión puede infectar a 18 por lo que las epidemias son imparables y aquí no hay mascarillas que valgan», advierte Vergés recordando la dificultad que entraña conseguir que los niños, los principales afectados por esta enfermedad, lleven adecuadamente estos elementos de protección. «Es la enfermedad más contagiosa de todas las que se conocen», remacha.

Echando mano de su memoria, el pediatra advierte de que el sarampión, aunque ya se trata de una enfermedad olvidada para los menores de cincuenta años, puede provocar encefalitis graves en uno de cada mil casos e incluso la muerte en uno de cada diez mil. «Hoy en día puede calificarse como una enfermedad rara. Hay muchos pediatras en ejercicio que no la han visto aún en su vida profesional», revela recordando que el sarampión cursa con manchitas por todo el cuerpo y conjuntivitis.

El experto subraya además que desde hace dos semanas se ha retomado la vacunación a los niños de tres años de la tetravírica, un fármaco que actúa como una segunda dosis de la triple vírica puesta a los 12 meses y que protege además también de la varicela aparte de las tres anteriores (sarampión, rubeola y paperas).

Volviendo a la ejecución del calendario vacunal oficial, Vergés minimiza la trascendencia de haberse relajado un poco con las vacunaciones a partir de los 15 meses de edad ya que, detalló, se trata en su mayor parte de dosis de recuerdo que no generan ningún problema si se ponen meses más tarde.

Los recuerdos

El especialista recordó las vacunas que se ponen oficialmente hasta los 15 meses de edad. «A los dos meses se pone la hexavalente (que protege contra la difteria, el tétanos, tos ferina, polio, hepatitis B y Haemophilus Influenzae tipo B) y la del Neumococo; a los cuatro meses, un recuerdo de las dos anteriores más la del meningococo C; a los 11 meses otro recuerdo de las dos primeras: a los 12 meses la triple vírica que ya empieza a proteger del sarampión junto a la rubeola y las paperas y se pone también la segunda dosis del meningococo C. Por último, a los 15 meses se pone la de la varicela», detalla.

Pero hay otras vacunas recomendadas por la sociedades pediátricas que no están financiadas públicamente entre las que el experto recuerda que se encuentran la del meningococo B con la que se preserva a la población infantil con tres dosis a los 3, 5 y 13 meses, la del rotavirus oral que se dosifica a los 2 y 4 meses en su presentación de dos tomas y a los 2,4 y 6 meses en la de tres y, por último, la tetravalente que preserva de cuatro tipos de meningococos, el A, C, W e Y, que se pone al año de edad.

Con estas vacunas recomendadas pero excluidas del calendario vacunal oficial, y por tanto de su financiación pública, Vergés admite que se ha producido una disparidad de criterios entre los pediatras que trabajan en el Servei de Salut. «Algunos han dejado de recomendarlas a sus pacientes por miedo a tener que hacerles desplazarse más veces a los centros de salud y exponerles a indeseados contagios».