La primera edición del Festival Jazz Point Ibiza ha traído a la isla una muestra de la cultura de club de jazz más propia de grandes ciudades. Adaptada a la idiosincrasia insular, eso sí. El jazz en invierno sabe diferente. Es más cercano, más recogido, debido, claro está, a que se desarrolla en recintos cerrados, normalmente no muy grandes. Este ha sido el caso de la primera edición de este nuevo festival que ha dejado sabor a club de jazz tradicional. (Mira aquí las fotos)

Arrancó el viernes en Heart, que se vistió para la ocasión. Mesas pequeñas pegadas al escenario, luces bajas y humo, mucho humo, simulando el que antaño llenaba los clubs de jazz procedente del humo del tabaco de los asistentes.

Abrió la noche Muriel Grossmann con temas de sus dos últimos trabajos 'Golden rule' y 'Reverence'. Ambos muestran un camino hacia la madurez compositiva, pero también una búsqueda con la exploración de los ritmos africanos. 'Golden rule' y 'Core' abrieron la actuación de su quinteto. Llorenç Barceló al teclado, Radomir Milojkovic a la guitarra, Uros Stamenkovic a la batería y como invitado especial Joe Sanders al contrabajo.

El resto del concierto lo ocuparon temas de su último disco 'Reverence' en el que los ritmos y sonidos étnicos tienen mayor presencia. Su spritual jazz, como la propia Grossmann lo define, llegó al alma de un público circunstancial.

Después llegó el turno de Rick Margitza, saxofonista que tocó con el gran Miles Davis. Su maestría y calidad fueron incuestionables sobre el escenario. Lo mismo que la solidez rítmica de su batería esa noche, Nasheet Waits. Completaron el grupo Trevor Coleman al teclado y Joe Sanders al contrabajo. El hecho de que llegaran todos para encontrarse pocos minutos antes de la prueba de sonido dificultó la conexión entre ellos y ofrecieron un concierto correcto, aunque ortodoxo, demasiado ortodoxo. Los solos de Margitza y Waits y las colaboraciones especiales del trompeta Alex Sipiagin y del saxo Javier Vercher, le pusieron algo de salsa al guiso.

El segundo día Jazz Piont Ibiza se trasladó a otro club, el Teatro Ibiza. Como en el caso del Heart, se llenó de público deseoso de saborear la nueva propuesta.

El primero en actuar fue el ibicenco Pere Navarro con su quinteto. Pep Colls al bajo, Ferran Borrell a la guitarra, Joan Solana al teclado y el experimentado David Xirgu a la batería.

Navarro también escogió temas de sus dos discos, como '13 contra 4', de su primer álbum, que tocó con la colaboración especial del trompetista ruso Alex Sipiagin, al que confesó profesar una gran admiración.

Navarro hizo las delicias de los presentes, incluso con las explicaciones entre los temas. Este joven trompetista ya cuenta con una legión de fans en la isla. Otro de los momentos especiales fue cuando subió al escenario el vibrafonista Joel Ross en el tema 'The Licker' de su segundo disco, 'Live in Madrid'.

Luego llegó el turno del cuarteto de Jure Pukl, que completan Joel Ross al vibráfono, Joe Sanders al contrabajo y Nasheet Waits a la batería.

El peso del cuarteto lo llevaba entre Pukl y Ross con total naturalidad. El vibráfono, un instrumento poco habitual, se convierte en manos de Ross en un elemento imprescindible para el sonido desarrollado por las composiciones de Pukl. Podría sustituirlo otro saxo o un piano, pero sería algo totalmente distinto.

Es un instrumento de sonido delicado. Tanto que Pukl se vio obligado a pedir silencio. Ross paraba y volvía a tocar esperando que el público dejase de hablar. El resultado fue un silencio absoluto para el resto de la pieza y el apoyo incondicional de todos con el grupo desde ese momento.

El ritmo de Waits también tiene su protagonismo en esta formación. Sin olvidar la peculiaridad de la forma de tocar de Sanders que colgado literalmente del contrabajo y en calcetines, musitaba cada una de las notas de su solo.

La colaboración de otro saxo, el de Javier Vercher en 'The Force', propició un duelo de saxos espectacular.

Otro de los aspectos importantes de este festival son las masterclass que ofrecieron a los músicos de la isla. Aunque hubo varios asistentes que acudieron desde otros lugares, como Valencia. Los que se apuntaron a las clases, algo caras, de músicos como Waits, Vercher, Sipiagin o Sanders quedaron satisfechos con la experiencia aunque reconocían que se les había hecho corto una hora y media.

Sin duda, esta primera edición ha sido exitosa. Lo suficiente para que sus organizadores, David Moss, Joel Criss y Muriel Grossmann, estén satisfechos y con la idea de repetir el año que viene.

El cierre del festival lo puso ayer la Big Band Ciutat d'Eivissa en la plaza del Mercat Vell. La formación hizo gala de nuevo de su sólido sonido y con un repertorio variado hizo las delicias de los asistentes que llenaron la plaza frente al portal de ses Taules.

Arrancaron con dos sintonías de televisión: 'Los picapiedra' y 'Frasier'. Además, contaron con la colaboración del pianista y compositor Trevor Coleman y el saxofonista Javier Vercher, que además tocó la flauta travesera en uno de los temas. El cantante Diego Román intervino en dos ocasiones, la primera para cantar 'Night and day' y la segunda con 'Straighten up and fly right'.