Los tiempos cambian, pero la Flower de Sant Antoni nunca decepciona. El Passeig de ses Fonts, la carpa y la zona de bares del West End se volvieron a llenar el sábado en una nueva edición de la fiesta más esperada del invierno ibicenco. Los cambios llegaron con la inclusión del 'tardeo' y con la fusión con la fiesta Fabuloso. Por momentos no quedaba claro si la Flower se había comido a Fabuloso o si Fabuloso se había comido a la Flower, sobre todo en los momentos en que Carlos Areces, en su versión de dj, pinchaba y cantaba los temas más aclamados del 'subnopop' de Ojete Calor. (Ver galería de imágenes)

El ambientazo empezó ya por la tarde desde el escenario montado en el paseo. Desde las cinco y pico con Chris Langley y su banda y con Javi Box a los platos, desde la atalaya de su decimoséptima fiesta de las flores en Sant Antoni. «Ha habido mucha gente y muy buen rollo», explicaba después Box. Cerró la tarde el grupo 4Go, con Ryser a la cabeza, para pasar a una carpa que ya estaba animada desde primera hora de la noche.

«Pensábamos que iba a estar desangelada y nos llevamos una sorpresa», confesaba Marcos Torres, el 50% del dúo de dj's Helter & Skelter junto a Jordi Cardona. «A nosotros nos da más o menos igual porque nos lo pasamos como enanos en la cabina, pero cuando hemos empezado ya había gente y a las once estaba la carpa petada y la gente con muchas ganas de fiesta», contó Torres.

Cabina Volkswagen

Tras ellos tomaron las riendas de la plataforma del pinchadiscos, reconvertida para la ocasión en una furgoneta Volkswagen clásica, Silvia Superstar, que animó la velada con un toque más disco, Carlos Areces ya entrada la madrugada y Lola Von Dage acompañada de nuevo por Silvia Superstar, y la fiesta pasó por diferentes estados de ánimo hasta la euforio, por momentos.

Había público de todas las edades, para no desentonar con esa 'Viejoven' que Areces cantaba desde el escenario y coreaban sus fans desde las primeras filas: «No sabría si llevarte a un botellón/No sabría si llevarte a Benidorm/Con los yayos/Cuando hiciste la primera comunión/Parecías Baby Jane en camisón». Mientras, las bailarinas de Eivi Dance daban lo más sesentero de sí mismas con sus mallas floreadas.

Entre los outfits pocas novedades: Pelucas afro, ya fueran negras o de colores, y melenas ácidas, algunos vestidos de flores, rayas y lunares, pantalones de campana, blusas hippies y gafas grandes redondas, de corazón o estrella. El complemento más usado fue sin duda la diadema de margaritas, junto al colgante con el símbolo de la paz, sin olvidar el macrocanuto de mentira.

Hasta las cinco de la mañana

Fuera de la carpa el ambiente fue decayendo a medida que pasaba la noche y avanzaban el frío y la humedad, que era casi hielo al acabar la fiesta poco antes del alba, con los coches cubiertos de escarcha. De todas formas hubo valientes con pelucas que aguantaron hasta a eso de las cinco de la mañana, cuando la carpa estaba ya a un tercio del aforo y se cortó la música.

Pero, como cada año, a la hora de la cena era prácticamente imposible encontrar un hueco en los restaurantes del centro, algunos habían cerrado las reservas para la noche días antes, y eso es siempre una victoria.