En la cámara de oficiales, Pablo Gárriz saluda a otro reservista, en este caso un capitán (a lo más que pueden llegar los reservistas). Es odontólogo y es activado también en la Unidad Militar de Emergencia (UME): «Les hace la huella dental», con la que se puede identificar a sus integrantes. También se encuentran en el portaaviones como reservistas una alférez que es médico y un teniente enfermero cuya profesión es la de bombero. Se trata de José María Piña Manzano, que trabajó en la seguridad del aeropuerto de Ibiza en el año 1988. Entonces vivió en el barrio de ses Figueretes. Ahora es bombero en Alicante, donde estudió Enfermería. Este exsargento del Ejército se llama a sí mismo 'reincidente': «Me he hecho reservista por vocación de servicio».

Acompaña a Mariano García de la Borbolla, cardiólogo y cirujano cardiovascular en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Antes no era militar: «Mi hijo lo es y me sugirió esta posibilidad. Siempre me ha gustado la vida militar».

«En esto se ve que las Fuerzas Armadas están más cerca de la sociedad de lo que se cree», señala Gárriz. J. M. L. Romero