El barrio de ses Figueretes dio ayer comienzo a sus fiestas patronales, en honor a Sant Ciriac, con una exhibición de ball pagès, la sesión del dj Álex Hinohouse para animar y, previamente, la lectura del pregón en la que el investigador y folclorista Antoni Marí, Rota, repasó la historia y dio explicaciones sobre la geografía del popular barrio. (Mira aquí todas las fotografías)

Marí se encargó de redactar y pronunciar el pregón como representante de la Colla de sa Bodega, la invitada este año para la ballada. El investigador recordó que ha sido vecino del cercano barrio de es Molins y que en su juventud, hace cerca de 50 años, alquiló una casa con jardín en ses Figueretes «que ya no existe».

«He visto con preocupación la deriva urbanística, paisajística y medioambiental de este y de otros puntos de Eivissa». «Sin querer caer en el pesimismo, cada día resulta más difícil revertir esta dinámica», lamentó Marí.

El investigador precisó que el nombre del barrio ya revela que abundaban las higueras en la finca de la casa payesa que se encontraba en la confluencia de las calle Navarra y País Basc, que años después se convirtió en restaurante chino.

«En la época feniciopúnica ya encontramos muestras de una importante actividad humana», destacó, mientras que en época romana y bizantina «se desarrolló la producción de cerámica, hornos de pez y alquitrán, actividades metalúrgicas, fabricación de barcos o salazón de pescado, además de la producción agrícola», detalló.

Marí también destacó el papel decisivo que desempeñó ses Figueretes, tras la llegada de las tropas catalanas, durante la conquista del 8 de agosto de 1235. «Esta bahía, resguardada por es Puig des Molins de la vista de Dalt Vila, sería el punto de asedio contra el recinto fortificado y, según la tradición oral, el lugar donde se desarrollaron las conversaciones entre los catalanes y los traidores árabes que facilitaron la entrada en el recinto amurallado».

Marí también repasó las descripciones de ses Figueretes en las crónicas del archiduque Luis Salvador, así como la «radical transformación» de esta zona, que «la AAVV procura gestionar de la mejor manera posible», destacó el investigador.