Las fiestas del Carmen han tenido este año un protagonista diferente: los abanicos. Centenares de personas hicieron frente al calor y acudieron para rendir homenaje a la Virgen y a los marineros en la iglesia parroquial de Sant Elm y a lo largo de las calles del barrio de la Marina. Misa, procesión terrestre y marítima y música fueron los elementos que formaron parte de la celebración. (Ver galería de imágenes)

La festividad comenzó ayer con una misa solemne a las 19 horas en la iglesia de Sant Elm, que ofició el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, acompañado de algunos párrocos. Los bancos delanteros se reservaron para militares invitados y autoridades políticas, entre las cuales se encontraban el presidente del Consell, Vicent Marí, junto a algunos miembros de su equipo de gobierno, así como concejales y representantes del Ayuntamiento de Eivissa.

La iglesia estaba completamente abarrotada. La gran mayoría de los asistentes, hombres y mujeres, con abanicos que no dejaron de mover. El «calor sofocante» obligó a que se sacasen más ventiladores porque los ya instalados en las columnas de la parroquia no eran suficientes. A medida que avanzaban los minutos, más personas quedaban de pie al fondo y a los laterales de la nave: moverse era complicado.

«Esta es una de las celebraciones más populares y queridas por la gente», explicó el obispo durante la homilía. También quiso añadir que las fiestas del Carmen «vienen a ocupar un sitio en nuestro corazón y son un faro potente de nuestras buenas islas de Eivissa y Formentera».

La ceremonia duró aproximadamente una hora en la que poco a poco se congregó una aglomeración de personas que esperaban la salida de la imagen fuera de la iglesia. Con el 'Salve Marinera' y un fuerte «Viva la Virgen del Carmen» se cerró la ceremonia entre aplausos y se procedió al comienzo de la procesión terrestre. Diez porteadores sacaron a la Virgen por la puerta frontal de la parroquia al son del himno de España y los vítores de los allí presentes, que se sumaban en cientos.

El recorrido por el carrer de la Mare de Déu estaba repleto de familias enteras y decoraciones florales ofrecidas por el Ayuntamiento. Los extranjeros también se acercaron para disfrutar de la procesión del Carmen. «Estaba por aquí haciendo turismo y asombra encontrarse con algo así», comentaba Vicenzo, un italiano que se hospeda unos días junto a su mujer e hijos en la localidad de Sant Antoni.

La imagen de la virgen llegó al puerto sobre las 20.20 horas, donde la esperaban decenas de embarcaciones particulares. El Ayuntamiento de Vila proporcionó dos barcos para que los asistentes pudiesen continuar la procesión en el mar, además de utilizar uno de ellos para la Virgen.

Bajo la mirada de innumerables ojos, los porteadores subieron la imagen de la patrona de los marineros a una de las embarcaciones municipales por una estrecha rampa. El sonido de los aplausos fue ensordecedor. Tras ellos subieron el obispo, los párrocos y algunas autoridades políticas, además de varios asistentes. Unos cuarenta barcos particulares formaron parte de la procesión marítima y acompañaron el lanzamiento de la ofrenda al mar, en honor a los marineros fallecidos.

A las 22 horas finalizaron los actos con un concierto de la Banda Simfònica Ciutat d'Eivissa que tuvo lugar en la plaza del Martell. en el puerto.