Cientos de personas de todos los rincones del mundo disfrutaron la pasada madrugada del concierto del artista colombiano Maluma en Privilegie, el primero de su gira de verano. Españoles, uruguayos, colombianos, argentinos...asistentes de todo el mundo aguantaron al pie del cañón hasta las 2 de la mañana para ver en vivo al artista.

El cantante deleitó al público por espacio de una hora y media con sus canciones más conocidas como 'Mala Mía', 'Cuatro Babys' o 'Corazón', entre otras. Maluma se estrenó por primera vez en Ibiza acompañado de un grupo de bailarinas, música instrumental en directo y efectos pirotécnicos. Más que un concierto, el cantante lo describió como «un show» cargado de energía.

Una hora antes del concierto, la rotonda de Sant Rafel se convirtió en un embudo de coches y motos en dirección a la discoteca. Tal fue la aglomeración de vehículos que la rotonda quedó colapsada y varios pasajeros optaron por seguir a pie, dejando a sus acompañantes en el atasco o con la responsabilidad de pagar el taxi.

En el mismo aprieto se vieron los conductores una vez que llegaron al aparcamiento del establecimiento. Un gran terreno en el que a la 1 de la madrugada ya no quedaba un solo hueco donde poder aparcar.

La actuación empezó a la hora programada, pero sus fans estaban tan ansiosos por verle que la espera se les hizo eterna. «Este hombre se hace de rogar», comentaba impaciente una chica de Menorca que estaba entre el público.

Los técnicos intentaron mantener distraídos los asistentes mientras aguardaban la salida del artista, pero fue en vano. El público no bailaba y, muchos, resoplaban ya de impaciencia. Entre canción y canción del dj se generaba un silencio en el que se alzaban los móviles con la esperanza de que Maluma saliese ya al escenario.

Fueron precisamente los móviles otros de los protagonistas de la noche. Cuando el artista salió por fin al escenario, la sala se inundó con las luces de los teléfonos, entre gritos, piropos e incluso declaraciones de amor de los más fans. No obstante, él no fue el único piropeado. En mitad de la actuación, el cantante les devolvió los halagos con una sonrisa de galán. «Ellas lo saben, están buenas y lo saben», afirmó divertido.

Como consecuencia del elevado precio de la entrada, Maluma atrajo a un público que se podía permitir gastar, como mínimo, 80 euros, por lo que la mayoría eran personas de entre 30 y 40 años. «Quería ir, pero he visto el precio y no puedo permitírmelo», lamentaba Cristian, un joven residente de la isla antes del concierto.

De la pista al escenario

De la pista al escenario

Los más privilegiados pudieron disfrutar del show en primera fila y a una altura más elevada. Gracias a eso, pudieron interactuar con el cantante. Maluma pidió que subiese al escenario uno de los asistentes para hacerse un selfie con él. El joven estaba tan emocionado que no atinaba a subir, pero, una vez arriba, no dudó en hacerse la foto y darle un abrazo al cantante colombiano.

En otra ocasión, dos mujeres de la segunda y tercera fila lanzaron al cantante dos camisetas que él recogió para besarlas y devolvérselas a sus dueñas con una sonrisa.

Sin embargo, no todo fueron ventajas. Aparte de que la entrada a esa zona tenía un coste aproximado de 200 euros, el volumen era tan ensordecedor que el público apenas podía soportarlo. Retumbaba tanto que muchos tuvieron que taparse los oídos.

La mayoría disfrutó al máximo del concierto, aunque con el móvil siempre encendido. Una asistente se pasó todo el tiempo grabando el concierto, pero de una forma distinta: a través de Skype. El chico que estaba al otro lado de la pantalla disfrutó gratis y en primera fila de la actuación desde su cama.

En uno de los momentos del concierto, todos los ojos y los móviles se dirigieron a alguien entre el público: el cantante puertorriqueño Luis Fonsi, que disfrutaba del concierto de su amigo desde una de las zonas reservadas, cuando Maluma, desde el escenario, quiso agradecerle el haber asistido a su concierto.

Polémica

Polémica

Maluma se cambió de ropa varias veces durante el concierto. Lució looks de colores fosforescentes y llamativos, pero el que más llamó la atención fue el último, en el que vistió una camiseta de la selección española de fútbol con la que despidió su actuación en Ibiza, además de con una inmensa bandera y el escudo español en la pantalla.

Con la camiseta puesta, dio las gracias a España por haber sido uno de los primeros países en acogerle y quiso comentar un tema peliagudo que le ha perseguido en los últimos meses a través de las redes sociales: la acusación de que es machista. «Decían que yo era un machista o lo que sea. Pero, ¿saben qué? Yo estoy respaldado por el mejor ejército del mundo: la Maluma family», se defendió sin contestar a las acusaciones.

Una hora y media después de salir a escena, el cantante concluyó su actuación con 'Felices los 4', uno de sus mayores éxitos. No pasaron ni cinco minutos desde que Maluma abandonó el escenario para que los fans desapareciesen.

Una vez se hubo vaciado la sala, se pudo entrever en el suelo varias montañas de serpentinas y confeti que se habían lanzado a la pista durante el show. Sólo unas decenas de personas, a las que aún les sobraba la energía, siguieron la fiesta.