Hija de padre músico, Lina Tur Bonet recibió enseñanzas desde los tres años y mucho apoyo por parte de su entorno. Ahora, cuenta a Diario de Ibiza cómo fueron sus inicios, sus futuros proyectos y su vínculo con la isla de Ibiza .

¿Por qué el violín?

Porque mi padre me lo sugirió, lo probé y me di cuenta de que es el instrumento que más se me ajusta. Tuvo muy buen ojo, como siempre. Me infectó desde temprana edad con el virus sin remedio de la música.

¿Cuánto apoyo recibió por parte de familiares y amigos?

Mi familia y mis amigos han tenido que entender siempre todas las veces en las que no podía estar con ellos porque estaba estudiando o viajando para formarme. Desde el momento en que mi entorno fue capaz de entender eso, creo que me apoyaron muchísimo. Mi madre me ayudó cuando quise salir a estudiar al extranjero. Aparte, era muy gracioso porque mi hermana mayor tenía que tener mucha paciencia para estar escuchándome mientras ensayaba, y al final se sabía todas las obras de memoria y las cantaba.

¿Cuándo fue la primera vez que subió a un escenario?

La primera vez no fue con el violín, fue a los tres años con mi hermana cuando bailamos 'Coppelia', 'Gotas de lluvia' y 'Czardas', que luego he tocado mucho con mi instrumento.

¿Un concierto que le haya marcado?

Uno de los conciertos que más me ha marcado fue el de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo, en su momento Leningrado, con Mariss Jansons, que tocaron la '7ª Sinfonía de Schostakóvich'. Todavía me acuerdo de ese concierto. Fue en Murcia y me llevó mi padre. A día de hoy lo canturreo si me pongo a recordarlo, fue una jornada absolutamente mágica.

¿Qué tipo de música escucha?

Escucho todo tipo de música menos la bachata y el reguetón, que son de los pocos géneros que no considero música. Mucho rock, clásica, jazz, tango, copla... De artistas están Radiohead, Peter Gabriel o David Bowie. Igual estoy un poco anclada. Ahora no se me ocurren otros.

¿Cómo definiría su conexión con la isla?

Cada vez que vengo a Ibiza , a pesar de que me crié en Cartagena y que la gente dice muchas veces que eres de donde has hecho el instituto, me pasa que siento que echo raíces. Hay una frase de Fernando Arrabal que dice: «Yo no tengo raíces, no soy un árbol. Soy un hombre y tengo piernas», y me gusta mucho porque siempre me estoy moviendo. Pero en Ibiza siento que estoy donde debo estar.

¿Cómo es estar viajando continuamente?

Pues es como el caracol. El caracol va con la casa a cuestas y yo voy con el violín (se ríe). Me gusta mucho viajar, así que lo llevo bastante bien.

¿Un artista al que admire? ¿Por qué?

Me gusta muchísimo Peter Gabriel. Es un artista que me inspira en abundancia. Y pues porque ya desde las cosas que hizo con Genesis a lo que crea y produce hoy en solitario me parece que es un músico fantástico. Además es una persona de grandísima creatividad que ha conseguido aunar muchas artes y también muchas personas. Tanto me gusta como artista como por la humanidad que rezuma con su arte.

¿Y artistas de otros campos?

Si digo uno solo me voy a quedar corta. Están, por ejemplo, el pintor Miquel Barceló, que también es de las islas, o el pintor y escultor alemán Anselm Kiefer. Aquí en Ibiza hay muchos poetas que me gustan, ya puede ser Antonio Colinas, que no es de la isla pero como si lo fuera, Ben Clarke, Julio Herranz, Carles Fabregat, Toni Roca, Eva Tur... Hay muchos artistas que admiro.

La semana pasada dio un concierto recital junto a Antonio Colinas.

Es el tercer proyecto que hago con Antonio, aunque alguno los hemos repetido varias veces como 'La tumba negra'. El de la semana pasada ha sido el más vinculado a la isla. Además fue en uno de mis lugares favoritos de aquí, la sala es Refectori del Ayuntamiento de Eivissa. Como siempre es un placer trabajar con él y estoy muy honrada de haber participado en el festival poético.

¿Qué planes de futuro tiene?

A partir de esta segunda mitad del año voy a hacer cosas como ir a Israel a dirigir su orquesta barroca, tocar en San Petersburgo con mi grupo, Música Alchemica, o actuar en varias ciudades de Estados Unidos. Publicaré dos discos: uno este noviembre de sonatas de Bach y de Händel, y otro el año que viene que grabaré este septiembre en Roma. Un acontecimiento muy importante para mí es tocar a Beethoven en el festival musical de 2020 en Potsdam por ser el año de este artista, que era el favorito de mi padre. También se está gestando un proyecto multidisciplinar en Los Ángeles del que no puedo hablar.

¿Algún plan que le haga especial ilusión?

Voy a ir al Festival Chiquitos por tercera vez, donde hay orquestas de niños en la selva. Entonces los pequeños elaboran sus propios instrumentos y componen desde el barroco y el renacimiento. Trabajaré con ellos y tocaremos juntos por los diferentes pueblos chiquitos de Sudamérica.

¿Cuál es su ideal de felicidad?

'Virgencita virgencita, que me quede como estoy'. Osea, seguir así y crear muchas cosas para poder compartirlas con la gente.