La vigesimoctava edición del Festival de Poesia de la Lluna de Juny vivió ayer uno de sus momentos más especiales en el Refectorio del Ayuntamiento de Ibiza, en Dalt Vila, con el reencuentro entre los versos de Antonio Colinas y el violín de Lina Tur Bonet. Para el poeta leonés esta cita era muy especial, porque como señaló, «cierra una especie de círculo» que comenzó en 2012, cuando ambos iniciaron su colaboración después de descubrir su admiración mutua. Fue la violinista ibicenca la que le propuso entonces organizar un evento conjunto. De ahí surgió el recital poético y musical 'La tumba negra', un homenaje al compositor Johann Sebastian Bach, que estrenaron en el auditorio de Cas Serres, en Eivissa, y que posteriormente llevaron a otras ciudades como Madrid, Bilbao y Salamanca. (Ver galería de imágenes)

En el encuentro de ayer, como en el de 'La tumba negra', la música para violín de Bach fue una de las protagonistas, junto a piezas de otros dos compositores del Barroco, Nicola Matteis y Johann Paul von Westhoff.

De Eivissa a Oriente

Lina Tur fue la encargada de inaugurar el concierto-recital, al que asistieron cerca de medio centenar de personas, entre ellas, poetas y políticos. En primera fila estaban la consellera balear de Cultura, Fanny Tur, y el concejal responsable de esta área en Vila, Pep Tur, que acudieron en representación del Govern y el Ayuntamiento de Ibiza, dos de las instituciones que en esta edición han colaborado con el festival de poesía, junto con la dirección insular de Turismo del Consell.

Las piezas de violín interpretadas por la artista ibicenca se fueron intercalando con los versos de Colinas, en un recital que hizo viajar al público desde la «Eivissa esencial» hasta el Extremo Oriente, que siempre le ha despertado gran interés, pasando por las tierras leonesas, donde el poeta tiene sus raíces.

Colinas quiso comenzar su intervención con un poema dedicado e inspirado en Lina Tur titulado 'Un concierto'. «Ella es la autora de ese recital y el violín de ese poema es el suyo», explicaba Colinas antes de empezar el evento. En estos versos también hace mención a un espacio, el de Dalt Vila, que es uno de los escenarios fundamentales de la infancia y adolescencia de la violinista.

Colinas continuó con uno de sus poemas más conocidos , 'Zamira ama los lobos', ambientado en «la luz cobriza y otoñal del noroeste» español, para luego regresar, con dos poemas inéditos, a la atmósfera ibicenca, que tan bien conoce el poeta leonés, que lleva 42 años vinculado a la isla, donde, recordó, vivió 21 años seguidos. Después de 'Bajo las alas negras de los abetos' y 'Sólo sal', recitó otros dos poemas inéditos que se enmarcan bajo el título 'Descendiendo del monasterio de Won-Hyo'. Los escribió en su último viaje a Corea del Sur y hacen referencia a otro gran tema en la obra del autor leonés, «el mundo del Extremo Oriente». «Tengo un libro sobre China, he viajado tres veces allí, tres a Corea del Sur, y una a la India», comentaba antes del recital.

Tras sus versos, de nuevo la melodía del violín de la artista ibicenca que, en su penúltima pieza, prescindió del arco para pulsar las cuerdas del instrumento con los dedos.

Colinas concluyó su intervención con una serie de poemas titulada 'Cuerpos' y Lina Tur puso el broche de oro al encuentro poético-musical con una composición barroca.

Por la tarde, para la clausura del Festival de Poesia de la Lluna de Juny, estaba programada en la librería sa Cultural la lectura dramatizada 'Mort Roca Amor', protagonizada por Àngels Escandell y Toni Roca.