«El tiempo no acompaña, así que cancelamos la procesión del Santo Encuentro. Sería un peligro sacar las imágenes para llevarlas hasta Vara Rey. Celebraremos la Resurrección de Jesús en el interior de la iglesia de Santa Cruz». Lo anuncia con resignación el presidente de la hermandad Nuestro Padre Jesús Cautivo, Vicente Nadal, que no puede disimular su tristeza ante «la mala Semana Santa que el tiempo» está dando a las cofradías de Ibiza. Recuerda que el Viernes Santo se tuvo que cancelar la Procesión del Santo Entierro con todas las congregaciones de Vila y que la lluvia también se lo puso difícil a costaleros y nazarenos el 18 de abril, Jueves Santo, cuando Nuestro Padre Jesús Cautivo celebró su estación de penitencia. «Empezó a caer agua cuando la procesión estaba en el Portal de ses Taules y, aún así, nos arriesgamos y subimos las imágenes, protegidas con plásticos, hasta la catedral», rememora. Tanto su cofradía como la del Santo Cristo de la Agonía, el sábado desmontaron y bajaron sus pasos con un camión desde Dalt Vila hasta Santa Cruz, donde ambas hermandades tienen su sede.

La idea original para celebrar el Domingo de Resurrección era que la imagen de la Virgen de la Esperanza, que pertenece a la cofradía del Santo Cristo de la Agonía, saliera de la iglesia de Sant Elm, y la del Resucitado, de Nuestro Padre Jesús Cautivo, de Santa Cruz. Ambas, si las condiciones meteorológicas lo hubieran permitido, se habrían encontrado en Vara de Rey. Como las previsiones no eran halagüeñas, explica Nadal, el mismo sábado decidieron que las dos imágenes «hicieran noche» en Santa Cruz.

A la espera de que comience la misa, programada a las 10.30 horas, los fieles se agolpan a la entrada de la iglesia para admirar los dos pasos, decorados con flores blancas y colocados uno a cada lado, muy cerca de la puerta de acceso al templo. «¿Has visto qué guapa está la Virgen?», comenta una feligresa.

Pilar Pintor, vestida de 'manola' con mantilla blanca, no puede apartar la mirada de la Esperanza. Es una de las camareras que se encarga de vestir esta talla. Si el Viernes Santo la Virgen iba ataviada de verde, para el Domingo de Resurrección luce un vestido y un hermoso manto en color crudo con bordados en oro. Pintor la contempla con lágrimas en los ojos. «Lo paso muy mal, después de todo un año preparándonos para Semana Santa es una pena que no pueda salir, pero bueno, es lo que hay», comenta abnegada.

Muy cerca, junto al paso, se arremolinan varias costaleras, entre ellas, Patricia Calderón, que lleva sólo un año en la cofradía y «se ha quedado con la ganas» de salir en procesión. «Es frustrante», afirma Sheila León, también cofrade del Cristo de la Agonía, que tiene «los sentimientos a flor de piel» mientras aguarda con emoción el momento en que junto a 19 costaleros más levante a la Esperanza.

Pasos mixtos y 'a costal'

Tamara Herranz, integrante también de esta cofradía, explica que en la procesión del Santo Entierro el paso solo lo llevan mujeres. Este año, para celebrar el décimo aniversario de la llegada a Ibiza de la talla de la Esperanza, iban a portarla a varal (al hombro) el Viernes Santo.

Sin embargo, el Domingo de Resurrección cargan la imagen tanto hombres como mujeres y lo hacen a costal (sobre el cuello). «Llevamos cuatro meses ensayando para las procesiones», explica Ángel Cano, que espera a la entrada de Santa Cruz junto a otros cofrades del Santo Cristo de la Agonía, como los hermanos Adela y Francis Rodríguez, cuya discapacidad auditiva no ha sido obstáculo para que ejerza de costalero.

Antonio Pomares lleva cinco años en la cuadrilla de Nuestro Padre Jesús Cautivo. Es una de las 24 personas que levantarán, tras la misa, el paso del Resucitado, que también es mixto. Este almeriense, acostumbrado a vivir la Semana Santa en tierras andaluzas, «donde hay mucha tradición», admira «el sentimiento y la afición» que hay en Ibiza. «En las cofradías se trabaja mucho y hay mucha gente comprometida», destaca.

A las 10.20 horas las agrupaciones musicales del Santo Cristo de la Agonía y del Jesús Cautivo hacen su entrada en la iglesia de Santa Cruz interpretando una marcha. Diez minutos después comienza la misa, oficiada por el párroco Lucas Ramon. Al terminar, los músicos de las dos bandas, que llevan todo el año preparándose para la Semana Santa, suben al altar para tocar varias composiciones de música procesional. Es el momento más emotivo y esperado para el público y los costaleros, que se meten bajo el paso. Esperan atentos a que sus respectivos capataces, José Manuel Gallego, el del Resucitado, y José Marchena, el de la Esperanza, les den la orden con llamador. Alzan entonces las imágenes, que, poco a poco, se van desplazando hasta encontrarse una frente a la otra.

«¡Viva la Virgen de la Esperanza!, ¡Cristo ha resucitado!'», se escucha exclamar a los costaleros. Mueven los pasos al son de las marchas procesionales en distintas direcciones. Se detienen y bajan de nuevo las imágenes,para alzarlas de nuevo cada vez que arranca la música. En un momento llegan a colocar al Resucitado y a la Esperanza uno al lado del otro. Las maniobras de los costaleros son registradas por decenas de móviles. Las más de doscientas personas que abarrotan la iglesia y las que contemplan el Santo Encuentro desde fuera aplauden con entusiasmo. Al fondo se escucha más de un «olé».