La lluvia ligera, pero constante, el fuerte viento y las previsiones de un empeoramiento de las condiciones meteorológicas a partir de las 21 horas obligaron ayer a las cofradías y al obispado de Ibiza a tomar una decisión sin precedentes en la historia de la Semana Santa de Vila: suspender la procesión del Santo Entierro. El acuerdo se adoptó por unanimidad a las 19 horas en una reunión en la catedral en la que se dieron cita todos los presidentes de las hermandades del municipio y un representante del obispado. (Mira aquí todas las imágenes de la suspensión de la procesión)

«En vista del mal tiempo hemos decidido cancelar la procesión. En su lugar, organizaremos un pequeño acto religioso en la catedral y las imágenes de las hermandades, que ya están arregladas y adornadas, se quedarán en la catedral durante el fin de semana para que el público que lo desee las pueda contemplar». Lo explicaba el presidente de la cofradía Nuestro Padre Jesús del Gran Poder, Jesús Osuna, nada más terminar el encuentro.

Decepción y «resignación»

Las reacciones no se hicieron esperar. La decepción y la tristeza eran palpables en los rostros de muchos nazarenos, costaleros e integrantes de las agrupaciones musicales. «Me he quedado chafado, es la primera vez en la historia que la procesión del Santo Entierro no sale, pero creo que se ha adoptado la mejor opción», explicaba el máximo representante de la cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio, Sebastián Cardona, que hasta casi el último minuto había mantenido la esperanza de que se no se suspendiera el acto. Media hora antes de que se adoptara la decisión, uno de los cofrades más veteranos de esta hermandad con sede en Santo Domingo, Rafael Roig, explicaba que en los más de cuarenta años que llevaba como cofrade, su congregación nunca había fallado a esta cita. «Ha lloviznado otras veces y se ha hecho igualmente la procesión. Sólo una vez, en 2009, nos quedamos a medio camino porque empezó a llover», recordaba.

A pesar de los rostros de desilusión, todos eran conscientes de que el pavimento mojado y resbaladizo y el viento, que azotaba fuerte en la plaza de la Catedral, podían suponer un peligro para los cofrades y para las imágenes. «Es demasiado arriesgado salir. El hombre propone y Dios dispone. Hay que tomárselo con resignación y paciencia», comentaba el máximo representante de la hermandad de Nuestra Señora de la Piedad, Joan Marí Mayans. Muy cerca de él estaba el presidente de la Hermandad de antiguos Caballeros Legionarios de Eivissa, Francisco Vicente Gómez. «No podemos luchar contra los elementos», comentaba resignado. «Siento tristeza porque llevamos todo un año trabajando en las marchas para la procesión del Viernes Santo, pero estoy contento porque todas las cofradías hemos sido serias y responsables y se ha adoptado la decisión más sensata para no poner en peligro a la gente», destacaba el máximo representante de la congregación Nuestro Padre Jesús Cautivo, Vicente Nadal.

Las decenas de personas que habían subido hasta la catedral para presenciar la procesión se quedaron con las ganas. Entre ellos Milagros, de Albacete, y Juan, de Sevilla, que no se pierden ningún Viernes Santo desde que residen en la isla. «Nos parece una procesión muy bonita, es una pena, pero ante el clima no se puede hacer nada», comentaban.

La catedral se abarrotó para presenciar el acto religioso que se organizó a las 20 horas como alternativa a la procesión. El obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, presidió el oficio religioso, en el que las bandas musicales de las cofradías Nuestro Padre Jesús Cautivo, Santo Cristo de la Agonía, Nuestro Padre Jesús del Gran Poder y Santo Cristo Yacente interpretaron varias marchas mientras los costaleros levantaban las imágenes de sus cofradías y las mecían al ritmo de la música y al resguardo de la lluvia.