Cielo plomizo. Nubes bajas sobre las montañas. Un olor a agua en el aire y viento intenso hacían peligrar la salida del procesión del Viernes Santo en Santa Eulària. A hora y veinte minutos del inicio, no pintaba bien. Sin embargo, los organizadores estaban a lo suyo: preparando los pasos. Eso sí, de reojo vigilaban el cielo. (Mira todas las fotos de la procesión aquí)

Santa Eulària recuperó las procesiones de Semana Santa en 1997 después de 24 años de parón desde que en 1973 se realizara la última. Y desde la vuelta, sólo se ha suspendido una a principios de siglo. Antonio Marí, presidente de la Asociación Cultural Puig de Missa, que agrupa a seis de las siete cofradías, lo confirma: «Desde que se recuperó en 1997 sólo se ha suspendido una vez».

Los preparativos avanzaban. Las imágenes comenzaban a salir de debajo del porche del Puig de Missa. Los fieles se amontonaban en la plaza de Lepanto, al pie del templo. Y el tiempo, a peor. Faltaban 15 minutos para las ocho, la hora fijada para empezar.

Las últimas imágenes se montaban sobre sus soportes, los casi 400 participantes entre músicos, cofrades, romanos y penitentes estaban listos, cuando se conocía la noticia. En Ibiza ya se había suspendido. Al saberlo, algunos decían: «A ver si aquí nos respeta» o «vamos a ver si nos pilla».

Las condiciones meteorológicas empeoraban y los participantes se impacientaban. «Esto lo decidimos nosotros. Salimos y ya está», aclaraba Marí cuando se le preguntaba.

Con más incertidumbre de la esperada en un primer momento, a las 20.10 horas se daba inicio a la procesión. Algunos se acordaban del año pasado. Entonces llovió bastante antes de salir. Pero los participantes aguantaron refugiados en la iglesia y bajo algún árbol. Su paciencia tuvo premio y se pudo salir.

Los romanos abrían paso ayer, seguidos de la banda de la Virgen de la Estrella. Tras ellos la cofradía de Santa Marta era la primera. De rojo y con capa verde portaban un paso que muestra a ésta, la patrona de cocineras, sirvientas, amas de casa, hoteleros, casas de huéspedes, lavanderas, de las hermanas de la caridad y del hogar.

De verde y capa roja, la cofradía del Cristo Atado a la Columna, era la siguiente. Su paso muestra ese pasaje de la pasión de Cristo. Precedían a la cofradía del Nazareno. De morado y blanco, con una imagen de Cristo cargando con la cruz.

Tras ellos la banda de música del Alcoy abría paso a la cofradía del Cristo de la Oración, con la buena samaritana en cabeza (una mujer con un paño en el que está marcado el rostro de Cristo). De negro y capa roja esta cofradía lleva al Cristo crucificado, una de las dos imágenes que se quedan abajo en la capilla de Lurdes.

A continuación los legionarios. Con el Cristo de la Buena Muerte y con su característico paso. Tras ellos la cofradía del Cristo Yacente, de negro y capa blanca y cerrando la cofradía de la Madre de Dios con la banda municipal delante.

Hacia las 20.30 horas arreciaba el viento y unos minutos después empezó a chispear. Los organizadores corrían de aquí para allá hablando con todos. Una de las bandas de música se vio obligada a avisar de que se retiraban para proteger los instrumentos. Finalmente, pudieron continuar. Sin embargo, la lluvia que, aunque fina, no cesaba y las noticias de lluvia fuerte que llegaba desde Sant Carles obligaron a los organizadores a tomar una decisión. Se acortó el recorrido y en vez de llegar al final de la calle Sant Jaume se subió por un lateral de la plaza del ayuntamiento, para regresar al Puig de Missa.