Que la goma puede servir para dibujar tanto como el lápiz. Que cuanto más se incline un rotulador sobre el papel más ancho será el trazo. Que si eres zurdo debes abordar tu obra a boli de derecha a izquierda para no emborronarla. Que el agua de la tinta debe estar siempre limpia. Que el gouache oscurece al secarse. Son sólo algunos de los muchos consejos para dibujar que recoge el ilustrador ibicenco Víctor Escandell en 'Explorando el blanco y negro', el último libro que acaba de publicar.

Hace tiempo que Escandell tenía en mente hacer un libro sobre diferentes técnicas pictóricas, pero centrándose en el blanco y negro. «Se lo propuse a la editorial Promopress, que tiene una colección dedicada a este tipo de libros, con paso a paso, y la aceptaron», explica el ibicenco, que dedicó seis meses «en exclusiva». Lo que no imaginaba, confiesa, es que le costaría tanto diseccionar las técnicas que emplea todos los días en su trabajo para explicarlas a los demás.

«Haces las cosas de forma automática, sin pensar en el proceso, sin darte cuenta», comenta el ilustrador, que asegura que tener que pararse a reflexionar sobre las diez técnicas que detalla en el libro (lápiz, tinta china, acuarela, gouache, grabado, carbón, rotulador...) le ha ayudado. «Ha sido una autoterapia bestial», afirma. El libro no se olvida ni del grattage. A muchos no les sonará, pero la han practicado. En el colegio. Cuando en clase de plástica cubrían con cera negra un cartón de colores y luego, con un punzón, dibujaban retirando la capa de cera. A los que se sorprendan de encontrar el bolígrafo como técnica, Escandell les recuerda que hay artistas que hacen con sencillos bolis Bic «auténticas pasadas». «El resultado es más espectacular en azul, es cierto, pero el bolígrafo negro, en realidad, tampoco es negro del todo. Si sacas la tinta y la comparas con la china, por ejemplo, verás que tiene un tomo más sepia, o más azulado. Depende», continúa.

Las más de 120 páginas del libro comienzan con una introducción del propio Escandell en la que reflexiona sobre las influencias culturales del blanco y negro, sobre la elegancia que se le atribuye y la abstracción que supone eliminar todos los colores. Las últimas páginas las dedica a detallar las diferentes técnicas que se pueden utilizar para decorar ropa, deportivas, bolsas... Además, a lo largo del libro hay diez códigos QR que conducen a vídeos explicativos sobre las técnicas.

Aunque todo está muy detallado y escrito pensando en un público muy amplio, el autor advierte de que no es «para todos» sino para aquellos que ya se han atrevido un poco con el dibujo. Defiende, además, que se puede aprender: «Hay quien tiene unas aptitudes innatas, pero se puede aprender». Eso sí, matiza, no hay que tener prisa e ir poco a poco. En los primeros momentos de cada técnica, indica, hay también que detenerse y pensar cada paso. Hacer, precisamente, lo que tanto le costó a Escandell cuando se sentó a escribir el libro, que se ha editado en castellano e inglés y que, en breve, se venderá a otros países y se traducirá a más idiomas.

Escandell asegura que el blanco y negro hace que cualquier dibujo parezca «más bonito o elegante, más estético» que en color. «Si dibujas un rinoceronte o un aguacate en color puede quedar muy bien, pero es básico, vulgar, incluso. Si lo haces en blanco y negro es una abstracción, está fuera de la realidad, la mirada cambia por completo», concluye.