El reto que lanzaron un grupo de mayores de Santa Agnès ha acabado convirtiéndose en una fiesta emblemática del invierno y en una demostración al aire libre de los oficios, ya desaparecidos, para sacar provecho del bosque. Sa Rota d'en Coca, una pequeña colina a la llegada del pueblo, acoge hasta mañana la undécima edición de la Festa de sa Sitja, en la que este año se cuenta con la novedad del forn de pega (horno de pez), que, aunque se construyó el año pasado, los vecinos encenderán por primera vez. (Mira aquí todas las imágenes de la jornada)

Toni Bonet, el propietario de la Rota d'en Coca, de pequeño había escuchado a su abuelo contar cómo obtenía carbón de los pinos que talaba en los meses en que había poco trabajo en el campo. En esa época de carestía, los habitantes de Santa Agnès también recurrían al monte para producir cal o pez. Con la llegada del turismo, buena parte de los vecinos de Corona buscaron sustentos menos sufridos en Sant Antoni y se abandonó el campo y los oficios tradicionales, pero quedaban los restos de los hornos en el bosque.

El reto de los mayores

El reto de los mayores

En sa Rota d'en Coca se conservaba parte de la barraca (cabaña) donde el abuelo de Bonet se resguardaba mientras vigilaba las carboneras, así como la plaza donde prendía los troncos amontonados y cubiertos de tierra. Toni Bonet convenció a unos amigos del pueblo y recuperaron estos elementos patrimoniales, que llamaron la atención de dos octogenarios del pueblo, Toni des Pujolet y Miquel Trui.

«¿Cuándo vais a preparar el carbón?», preguntaron a los sorprendidos jóvenes. «Pero si no hemos visto en la vida cómo se hace». Así que los mayores se ofrecieron a preparar la sitja si les traían la leña y pasaron unos días dando una lección magistral de cómo se mantenía la combustión lenta hasta obtener el carbón.

Toni des Pujolet y Miquel des Trui ya fallecieron, pero aquel grupo de amigos mantiene el desafío de la carbonera y lo han ido ampliando año tras año, hasta crear un auténtico museo al aire libre. En los últimos años también han construido un horno de leña para elaborar pan, otro de cal y, el año pasado, uno para obtener brea y que este mediodía encenderán por primera vez.

Un grupo de alumnos del instituto Sa Serra y del colegio Sant Antoni de Portmany visitó ayer sa Rota d'en Coca para conocer estos oficios tradicionales y presenciar el encendido de la sitja. Como la carbonera queda completamente cubierta, los vecinos de Corona han levantado la mitad de otra, dejando la sección a la vista para observar cómo se amontonan los troncos.

«El carbón vegetal calienta más que la leña», explicaba Pep Tur Bonet, Turbo, a unos alumnos. Otro grupo acompañaba a Toni Bonet hasta el horno de cal y el de pega, donde detallaba el arduo esfuerzo que suponía tallar la piedra viva y las teas a mano para sacar algún provecho.

Mientras, un grupo de mujeres del pueblo se afanaba en amasar coquetes de sobrassada, los bollos que se solían preparar para los niños el día que en las casas payesas se horneaba el pan, aprovechando la masa sobrante. «Mi abuelo las rellenaba con sobrasada, botifarró y tocino», recuerda Maria Ferrer. «Luego les ponía dos aceitunas por encima y nos decía que ya les había puesto los ojos». «Todavía me acuerdo del olor y de lo buenas que estaban», evocaba al sacar del horno una tanda de coquetes que devoraron los niños.