¿Cómo llegó a sus manos este proyecto?

Fue un encargo directo de la editorial RBA. La verdad es que fue mi día de suerte porque si me podían encargar una biografía de alguien a la que yo admirara esa era la de Frida Kahlo.

¿Qué pasos dio para documentarse?

Tenía ya toda la bibliografía en casa, los libros que hablan de ella, cartas y, por supuesto, el diario. Así que fue un gustazo releerlo todo.

Se ha escrito mucho sobre Frida Kahlo. ¿Qué diferencia a esta publicación de otras biografías?

Mi intención era hacer algo distinto, que fuera una biografía más centrada en su vida que en su obra y, sobre todo, que ésta no estuviera explicada a través de otros, como Diego Rivera, porque eso pasa muchas veces. Parece que la historia de las grandes mujeres se ha explicado desde el punto de vista de los hombres, de sus maridos y de sus padres, pero en este caso no, yo quería que ella fuera la protagonista absoluta, desde la primera línea hasta el punto final.

Ha comentado que para usted Frida Kahlo es un mito. ¿Recuerda cuándo y cómo la descubrió?

Era niña y fue a través de la pintura. Desde pequeña sus cuadros me impactaron mucho. Miraba libros de arte y aquella señora que te miraba de forma tan diferente, con esa especie de descaro, con esos colores vivos , esas escenas que no veías en otros cuadros, siempre me llamaron mucho la atención. Ahora, a raíz de escribir el libro, hablando con más gente me he dado cuenta que a muchos niños les pasa lo mismo con la pintura de Frida Kahlo. Hay algo, su sinceridad, que conecta con ellos. Y yo fui otra niña más que cayó enamorada de ella.

¿Qué es lo que más admira de esta artista?

Su capacidad para vivir la vida, para disfrutarla y para exprimirla al máximo, a pesar de que tenía todo en contra para hacerlo. Su vida fue bastante desdichada por temas de salud. Con seis años tuvo polio, y luego, a raíz de un accidente, se pasó la vida entrando y saliendo del quirófano. También tuvo una historia de amor que le atormentaba muchísimo. Lo tenía todo en contra y aun así fue una mujer muy viva en el sentido más literal, de disfrute de los placeres, el comer, el beber, el sexo, el arte, los amigos, la familia, la música...era una mujer excesiva en todo lo bueno y eso creo que es de admirar con un legado solo de 47 años de vida. Si hizo tantas cosas fue por la fuerza que tenía, obviamente.

¿Y lo que menos le gusta?

Que se muriera con esa edad. Se dejó muchas cosas aún por pintar y por vivir. Hace un tiempo reconozco que te hubiera dicho que lo que menos me gustaba era Diego Rivera.

¿Y por qué ha cambiado de opinión?

Porque me he dado cuenta, ahora que me lo he leído todo sobre ella y también sobre Diego, que, aunque como marido se le podrían reprochar muchas cosas, sí que es cierto que él fue el impulso necesario para que ella creyera que era una gran artista. Diego Rivera era ya era un pintor consagrado con fama internacional cuando se conocieron y ella no terminaba de creerse que lo que ella pintaba tenía esa calidad y esa entidad, y Diego se lo hizo ver. De hecho, la primera vez que ella vendió cuadros, en realidad lo tramitó él casi que a sus espaldas.

¿Cómo influyeron sus padres en Frida Kahlo?

Fueron muy importantes en su vida. El padre, Wilhelm Kahlo, era alemán y se fue de muy jovencito a buscarse la vida a México, y Matilde Calderón era descendiente de españoles y era la típica señorita bien. Wilhem o Guillermo, el nombre que se puso para sonar más mexicano, era un buscavidas, llegó al país sin nada y durante muchos años se ganó la vida muy bien como fotógrafo. Ellos fueron el gran pilar para ella durante muchos años. Matilde era una mujer muy tradicional y religiosa y chocaba mucho con su hija, pero la quería con locura. El padre siempre dijo que Frida era la más inteligente de sus hijas. Para él era la más despierta, con la que se identificaba más, con la que hablaba más y por eso accedió a que fuera a estudiar a la Escuela preparatoria de México, que era el centro más prestigioso para ir a estudiar, de hecho aceptaban mujeres desde hacía un par de años solo. Cuando él murió, quedó súper tocada durante un tiempo.

¿Qué significaba para ella el arte?

Para ella el arte no era pintar ni sus sueños ni lo que anhelaba, era retratar su realidad, que abarcaba desde sus operaciones y las heridas que tenía hasta los abortos, o la soledad o el abandono que sentía cuando le rompía el corazón Diego. De hecho, su obra es mucho más triste que ella. Frida Kahlo, que era experta en frases lapidarias, tiene una que dice 'Lo que más pinto es a mí misma porque es lo que mejor conozco'. En realidad hay pocos artistas que sean tan autobiográficos, podrías hacer una biografía sólo usando su obra. En cada etapa va explicando lo que le está pasando y lo que está sintiendo.

Frida Kahlo es todo un icono feminista.

Sí, lo es antes de que se inventara el feminismo. Trataba a hombres y mujeres por igual y siempre le atrajeron las mujeres artistas más rompedoras, como ella. Desde muy joven tuvo claro que no era una mujer al uso. Cuando estaba estudiando iba con el pelo corto y se vestía con monos de trabajo, los que usaban los obreros de las fábricas. Siempre le gustó jugar con esa ambigüedad. Era una mujer de rompe y rasga y muy adelantada a su época.

¿Qué ha sido lo más difícil al escribir la obra?

Elegir, porque son 47 años de vida y con cada uno de ellos podrías escribir un libro entero. Entre su compromiso con el arte, toda su azarosa vida sentimental, de amistades, viajes y su compromiso político, que también fue muy importante para ella, fue una vida tan vivida que lo más complicado ha sido hacer la selección. Mis editoras han sufrido un poquito porque han tenido que ir con las tijeras, si me hubieran dado vía libre escribo una enciclopedia.

Hábleme de su compromiso político.

Es una de las facetas que más se ha silenciado. Fue una mujer profundamente comunista con un compromiso con sus ideales muy fuerte. De hecho, poco antes de morir, que ya estaba muy enferma, con una neumonía, hizo que la vistieran, que la arreglaran y con su silla de ruedas se fue a la cabeza de una manifestación con el puño en alto. Sus creencias eran mucho más arraigadas que las de Diego Rivera, que ha pasado a la historia como muralista del comunismo.