«Una mascota no es un peluche». Ese es el mensaje que no se cansan de repetir los voluntarios del Centro de Protección Animal (CPA) de sa Coma entre las personas que se acercan al Mercat Vell, en Eivissa, para informarse y conocer a algunos de los perros que están en adopción. De los diecisiete que hay, la mayoría de tamaño grande, una buena parte, «por lo menos siete», son de razas catalogadas como potencialmente peligrosas (PPP). Entre ellos están Circulín y Collarín, dos American Staffordshire de 18 meses que nacieron en sa Coma. «Su madre, que ya murió, fue abandonada cuando estaba embarazada y a los dos días de llegar al centro parió varios cachorros, de los que se han adoptado todos menos estos dos», explica Gema López, voluntaria en el CPA desde hace seis años. Comenta que en sa Coma hay una treintena de PPP. López asegura que, aunque mucha gente se interesa por ellos, la mayoría se echa para atrás cuando sabe que tiene que tramitar en los ayuntamientos la licencia de perro potencialmente peligroso. Es una trámite que, dependiendo del consistorio, puede tardar entre quince días y varios meses. «Hasta que no se obtiene esta licencia no es posible llevarse el perro a casa», explica la edil de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Vila, Montserrat García.

La concejala anima a todos los que estén pensando en tener una mascota a que apuesten por la adopción, en lugar de comprar, porque hay muchos perros en Eivissa que están esperando encontrar un hogar, «en sa Coma cerca de setenta». Recalca que esta decisión se debe meditar bien porque tener un animal de compañía conlleva responsabilidades. Entre otras cosas, hay que valorar el espacio que se tiene en casa y el tiempo de que se dispone. García insiste en que «un perro no es un juguete, es un animal con sentimientos», al que hay que alimentar, bañar y sacar a pasear, además de llevarlo al veterinario cada seis meses. También subraya la necesidad de colocarles chip y esterilizarlos, dos medidas que el centro de sa Coma ya lleva a cabo antes de entregar las mascotas en adopción.

García explica que cuando alguien se interesa por algún perro en sa Coma «siempre se le recomienda no llevárselo en el momento y que tome la decisión con calma». «Primero le invitamos a que venga unos días con la familia a pasearlo para conocerlo mejor», detalla.

Durante la jornada de adopción canina, decenas de personas se detienen en el Mercat Vell a acariciar a los perros. Allí está Chispa, una podenca «muy cariñosa» a la que su dueño renunció porque ya no servía para cazar y porque tenía un tumor. «Es muy sociable con los perros y está muy integrada», explica una de las voluntarias. A su lado están Lina y Manuel, que aprovechando su paseo por la Marina, se han detenido para curiosear. «Son preciosos», dice Lina, pero en su casa ya tienen cuatro perros y, de momento, no están pensando en ampliar la familia. Quien sí está valorando seriamente la posibilidad de adoptar «una perrita» es Raquel Garrido. Lo comenta mientras compra algún detalle en el puesto de Care 4 Cats, que recauda fondos para esterilizar y ayudar a los gatos callejeros. Esta asociación animalista colabora con el centro municipal de sa Coma, que acoge, además de perros, a felinos que están enfermos.

También el CPA aprovecha la jornada de adopción para recaudar dinero con la venta de lotería de Navidad, a 23 euros el décimo, y del calendario de 2019 de sa Coma, a 5 euros. Cuenta para ello con la inestimable ayuda de varios miembros de la Associació de Voluntaris d'Eivissa.