Entre los hitos de la carrera periodística de José Vicente Serradilla está el haber pasado una noche de juerga con Fernando Esteso: «Fuimos a todas las discotecas. A todas. Me dijo: 'De entrevistas no quiero saber nada. Tú pon lo que te dé la gana'». Un despendole en plenos años 80, los del Ku, los el Adlib en plena ebullición, los de las noches locas en Es Paradís: «Era una vida de fiesta. No sé cómo está ahora el periodismo», pregunta. Pues... Mejor no entrar en eso. Serradilla presenta hoy en el Club Diario de Ibiza sus 'Memorias de Ibiza. La prodigiosa década de los 80', un libro en el que narra, según su perspectiva, cómo fue aquella época.

El periodista desembarcó en Ibiza en agosto de 1979: «Vine en barco de veraneo. Tenía un mes de vacaciones y fui primero a Mallorca, donde un amigo me dijo que Ibiza estaba soberbia, con un ambiente fantástico. Vine para sólo una semana, pero me quedé 10 años». Conoció al director de Es Diari, Francisco Verdera, y le contrató. Empezó a ordenar teletipos, para progresar poco a poco en la redacción, especialmente con artículos sobre la noche ibicenca, que es en la que centra sus memorias. Compara aquella isla hedonista con el Madrid de la Movida, aunque en la capital prevaleciera la contracultura, no el famoseo.

Cree que, en comparación, «ahora es todo más caro» que en los 80: «Los periodistas entrábamos gratis en todas las discotecas. No sé cómo está ahora», insiste en la pregunta, que es mejor obviar. «Y no sólo entrábamos nosotros: también los que venían con nosotros, gente famosa que se nos pegaba. Como Fernando Esteso o Pajares o Rocío Jurado. Nos preguntaban adónde íbamos y se juntaban con nosotros».

Cuando los famosos avisaban

Los famosos «avisaban de que iban a venir». O sus mánagers: «Rocío Jurado me alertaba de que a las 12 en punto estaría paseando en los comercios de la zona portuaria: 'Mándame al fotógrafo', me decía». Trabajó en esa época para un grupo de prensa «que repartía artículos a Diez Minutos, al Hola (con el que ganaba más que en Es Diari), la agencia Logos, El Caso... Para ellos, tener un periodista en Ibiza era estupendo».

Aquel verano de 1979 decidió trabajar en Es Diari y abandonar el Ya, periódico en el que colaboraba en Madrid, porque «empezaba a hacer aguas. Y trabajar en Ibiza era el doble mejor que en Madrid. Allí, con una entrevista te tirabas toda la mañana, mientras que aquí, por teléfono se hacía prácticamente todo. Y sentado».

Julio Iglesias le abraza en la portada de su libro, pero no es lo que parece: «No le pude entrevistar. Pasé una noche entera con él en el puerto, junto a unos amigos. Y cuando le dije que le tenía que entrevistar, respondió: 'Pepe, llevamos una hora hablando y me dices ahora que tienes que hacer una entrevista. De todo lo que hemos hablado, pon lo que te dé la gana'».

Su reportaje frustrado hubiera dado de qué hablar: «Quería hacer un reportaje del Rey bañándose en pelotas en Formentera. Eso se pagaba de un millón de pesetas para arriba? aunque después te lo requisaran».