¿Cómo se siente aquí en Ibiza apadrinando la carrera popular 'Viure sense tabac'?

Estoy muy contento de poder hacer una cosa así porque siempre se tiende a pensar en Ibiza como una isla de poca salud, ya que se asocia mucho a la fiesta y al descontrol, pero es todo lo contrario. Además, me hace reconectar un poco con mi época deportiva.

No se ha animado a correr. ¿Sigue practicando deporte?

Tengo un problema con el deporte. Sufrí mucho en la época del waterpolo, tuvimos que entrenar muchas horas, sobre todo haciendo carreras por la montaña a no sé cuantos mil metros de altura y en el deporte de agua tienes los músculos un poco más blandos, con lo cual la carrera es incompatible. Eso era entonces, ahora lo pongo como excusa para no hacer absolutamente nada. Sólo paseo.

¿Qué temas va a tratar en 'Viaje de aprendizaje'?

Hablaré de la gestión del éxito y del fracaso y de cómo se puede aprender mucho de los valores del deporte para luego aplicarlos a la vida normal. Contaré cómo la vida que llevaba, consumiendo drogas legales, aquí podemos meter el tabaco y el alcohol, hizo que tuviera que dejar mi carrera deportiva. Y también hablaré de cómo después de una buena recuperación en un centro terapéutico pude abandonar tanto el consumo de tabaco como el de otras drogas y retomar mi vida.

Un consejo para abandonar el tabaco.

Querer dejarlo. El consejo sería ser humilde para reconocer que eres adicto al tabaco y que necesitas ayuda y ser valiente para atreverte a pasar las sensaciones malas que te van a durar un tiempo por la abstinencia del tabaco.

¿Cuándo empezó usted con el tabaco y el acohol?

Empecé los primeros coqueteos con el tabaco a los catorce años y, en serio, a los dieciocho. Con el alcohol también empecé muy jovencito y en vez de generar rechazo, generé tolerancia, es decir, bebía más para conseguir evadirme y coger el 'puntillo'. Y luego entré en contacto con otras drogas ilegales.

¿El deporte le empujó más a caer en esas adicciones?

No, fue paralelo. Yo no utilizaba las sustancias para rendir más, todo lo contrario, las utilizaba para mis momentos de ocio. No iba a ningún partido habiendo consumido. En la enfermedad de la adicción hay como unos años de silencio clínico donde sigues consumiendo y abusando pero no tienes destrozos en tu vida. Llega un momento en que desaparece ese silencio clínico y empiezan a manifestarse los desastres: faltas a entrenamientos y a tus responsabilidades y consumes más de lo que tu cuerpo puede aguantar. A eso de los 30 años yo ya empecé a ver que algo no estaba bien y que no era capaz de controlar, pero no pensaba que era adicción porque la adicción la tenía asociada a los yonquis, a la gente marginal y yo, supuestamente, era una persona de éxito.

¿Cuándo se dio cuenta de que había tocado fondo?

Hay varios momentos en mi vida en los que noto un aviso. Uno de ellos es cuando me divorcio de mi primera mujer y la dejo con mi hija de ocho meses. Luego me junto con una persona del mundo de la noche y tengo otra hija con ella, con lo cual me planto con 34 años c0n dos hijas y sin oficio ni beneficio porque me echan de la selección, no una sino dos veces: en el año 2000 me renuevan y en el 2003 me echan antes del Mundial de Barcelona. Es entonces cuando solicito ayuda a mi familia.

¿Qué consejo le daría a su yo adolescente?

No empieces a consumir drogas, hay otras formas de divertirse y aprender a madurar. Le diría que viviera al natural, con sus miedos y sus inseguridades. No necesitas nada para ser diferente ni para ser aceptado.

¿Qué les diría a los padres con un hijo que es adicto?

Que no tengan miedo a afrontar la situación y que entiendan que su hijo no es malo por drogarse, sino que está buscando tapar vacíos. Que fomenten la autoestima de sus hijos, que sean cercanos y que si tienen disputas entre ellos no se lo hagan ver a sus hijos, porque eso duele y muchas veces ese dolor no se sabe llevar.