El artista mexicano Spaik es casi un vecino más de la zona de es Soto. Los residentes aplaudieron el colorista pájaro en el que trabajó durante 10 días el verano pasado y ahora observan con curiosidad los primeros pasos de su nueva intervención: una impresionante serpiente cargada de simbolismo. Los dos trabajos se enmarcan en el Bloop Festival, que se celebrará del 23 de agosto al 9 de septiembre impulsado por Biokip Labs y por el Ayuntamiento de Ibiza.

Repite en el Festival Bloop por segundo año consecutivo...

Así es, me siento muy a gusto. El espacio del túnel fue sugerencia de la organización del Bloop Festival y pensé que era interesante hacerlo en un lugar no tan común. Normalmente son espacios planos y este tiene toda esa ondulación? todo un reto que salió bastante exitoso. Mucha gente, ahora que estoy de vuelta, me dice que está encantada de que haya venido a terminar la otra parte.

En la primera ocasión fue un pájaro y ahora una serpiente en la otra entrada del túnel.

Las dos imágenes van ligadas, pero el año pasado, por una cuestión de tiempo, no lo pude terminar. La temática del Festival Bloop de este año son los cambios. Las serpientes representan ese cambio en Ibiza, porque pueden ser víctimas pero también pueden ser depredadores. [El mural] Representa las ambiciones que se mueven en la isla acerca del dinero. Y llega un águila que quiere devorarla para acabar con esas cosas turbias.

¿Qué opina de que Ibiza, una isla tan vinculada al turismo, haya apostado por el Festival Bloop de arte urbano?

Creo que sensibiliza un poco sobre el hecho de que no solo hay gente en la isla que se interesa en hacer dinero, en las fiestas, en las borracheras y todo eso sino que hay gente interesada en la cultura y en el arte y que eso puede suponer un atractivo para isla: no solo venir a una discoteca sino ver obra de diferentes artistas de todo el mundo. Eso es muy bueno para Ibiza.

¿Tiene un verano muy atareado?

Sí, he estado en Burdeos realizando un video mapping en el Museo de Bellas Artes y después voy A Coruña, regreso a México y después estaré en Bolivia, en Argentina y San Francisco...

Es fácil identificar sus obras por el gran colorido, los temas, la forma de pintar... ¿tiene alguna conexión con sus raíces culturales?

Es obvio que tiene mucha influencia de los pueblos originarios de donde crecí. Utilizo muchos símbolos, me gusta retomar mucho de las artesanías y el color de todos los pueblos de Latinoamérica, los pueblos prehispánicos... A pesar de que hay muchas carencias para muchas de esas personas, siempre en su ropa y en su arte hay mucho color y eso refleja mucha alegría. No es necesario tener dinero para tener alegría y eso es lo que refleja el color para mí... aparte de que cambia el entorno, de pronto en las ciudades estamos acostumbrados a ver espacios... por ejemplo el túnel, que está súper sucio y gris, pero de repente llegas con algo de mucho color y es una explosión para la gente, transformas todo el ambiente que era aburrido y gris. Igual no estás invirtiendo millones de euros para cambiarlo pero te das cuenta de que con pequeños detalles puedes hacer grandes cosas.

¿Le gustaría regresar el año que viene al Bloop y que le planteen otro reto?

Sí, claro. Creo que ya soy como el hijo adoptivo del barrio. La gente pasa y me regala comida o agua y me hacen comentarios positivos, muy alegres de que complete el trabajo, toman fotos... Y eso creo que cumple otra función social que está teniendo una reacción positiva para la gente que habita esa zona. [«Aquí es donde ves que el carácter proactivo del festival funciona», apunta Señor Mini, que forma parte de la organización del certamen y que está presente en la entrevista].

¿Le llevará mucho tiempo?

Comencé hace tres días y creo que estaré una semana más. En la obra anterior estuve trabajando unos diez días.

Lo bueno del túnel es que al menos tiene sombra, porque los compañeros que están trabajando en paredes...

Eso es lo mejor de estar ahí porque miro a los que están trabajando al sol todo el día y digo puffff [ríe]. Si ahora tantito salgo del túnel y me pega el sol ya estoy sudado. Me duele el cuello un poco, eso es verdad [ríe].

Como Miguel Ángel con la Sixtina pero en el Soto.

[Ríe]Sí, pero no todo va a ser perfecto: o calor o...

El artista urbano elige ese camino: no estar en un estudio sino en la calle con todo lo que eso conlleva.

Así, es, pero bien, me gusta.

¿Comenzó como otros artistas urbanos, de manera clandestina huyendo de la policía?

Sí, comencé como a los 14 ó 15 años y ahora tengo 30. Empecé haciéndolo ilegal y con problemas con la policía. Fue muy difícil porque ni siquiera la gente entendía que lo que hacía era arte. Pero las cosas han cambiado muchísimo y, obvio, no es lo mismo lo que hacía hace 15 años, cuando estaba empezando, que lo que hago hoy. En algún punto entiendo ahora la molestia de la gente cuando empezaba, porque no hacía cosas tan artísticas como hoy. Es como cualquier músico que empieza a tocar una guitarra y no sabe... pues se escucha horrible. Pero cuando has aprendido a dominar cómo se toca una guitarra, todo el mundo quiere que toques. Lo mismo con la pintura o con el grafiti.