Ramón Martínez está convencido de que el feminismo es la hoja de ruta del movimiento LGTB. Por ello, afirma que si el movimiento se olvida de las reivindicaciones feministas, el activismo gay se «autoliquidará». El escritor persigue garantizar el respaldo a los menores mediante la educación en el respeto,la tolerancia y la solidaridad, sin olvidar el respaldo de las familias.

El movimiento LGTB cobró mucha importancia a partir de 2005, cuando se aprobó la ley del matrimonio igualitario.

A partir de 2005 los homosexuales ya tenemos nuestros derechos reconocidos, no en la calle, pero sí en las leyes. Eso fue un punto de partida para cambiar y seguir reivindicando.

Sin embargo, parece que en la calle no está tan arraigado.

No, ya se ha conseguido un gran objetivo que era no ser tratados como delincuentes, sino como personas. El siguiente gran objetivo fue el matrimonio. Pero a pie de calle, en el camino hacia la igualdad real, queda muchísimo trabajo por hacer.

¿Devolverle la importancia al movimiento es el objetivo de su ensayo?

Cuando empecé a escribir el libro, quería hacer algo sobre un tema LGTB y me di cuenta de que uno de los asuntos más acuciantes era hablar de la homofobia después de que se apagara un poco a raíz de la ley del matrimonio igualitario. Se olvidaron de los problemas y las discriminaciones que sufríamos las personas LGTB en la vida cotidiana.

¿Quiénes son los culpables de la homofobia?

Esa es una parte del libro complicada porque suele decirse siempre que los malos de la película suelen ser de la extrema derecha, o sea, neonazis. Hay que superar esa idea porque parece que el mal está en otro sitio y hay que saber reconocer el mal en cada uno de nosotros. Todos somos un poco culpables.

¿Se está trabajando desde todos los ámbitos para atajar la homofobia?

A priori, sí. Hemos conseguido que se implique todo el mundo. Empieza a haber un movimiento político y en educación cada vez se está avanzando más. En 50 años, podríamos acabar con la homofobia si conseguimos educar a dos generaciones en el respeto y la tolerancia.

También es preocupante el trato a los niños transexuales en el colegio.

Sí, pero no solo en el colegio. Hay gente entre los adultos que ataca directamente.

¿Qué ejemplo se está dando a la sociedad desde las altas esferas políticas?

Por fin el PP ha acudido al Orgullo. Después del recurso de la vergüenza contra la ley del matrimonio homosexual, tendrían que haber pedido perdón, pero no lo han hecho. Eso sí, este Orgullo ha significado un paso hacia adelante.

Maricas, ellos. Bolleras, ellas. ¿Por qué se siguen utilizando estas descalificaciones?

Este año se cumple el quinto centenario del primer registro por escrito de la palabra maricón. Empecemos a decir gais y lesbianas.

La gestación subrogada afecta a gais y mujeres, ¿qué derechos priman en este caso?

Los de los menores, siempre. No existe el derecho a ser padre, existe el derecho de los menores de tener una familia. Por encima del derecho a ser padre está el de la mujer sobre su propio cuerpo. Se debería fomentar la adopción internacional.

¿Sería más efectivo un frente común entre el colectivo LGTB y las mujeres?

Sí, el feminismo es la hoja de ruta del movimiento LGTB y no podemos olvidarlo, sin feminismo no vamos a ningún sitio. Incluso en temas como el vientre de alquiler, que no está en la agenda LGTB.

¿Cómo ve a Ibiza en cuanto a la libertad de los homosexuales?

El estereotipo habla del paraíso, pero es mentira. Ibiza es un paraíso si vienes de fuera. Tiene que serlo también para los de la isla y ha de perpetuarse en invierno.