Fotógrafo y fundador de la Asociación Pro Derechos de la Infancia (Prodein), José Palazón es persona non grata para las autoridades. Sus denuncias con material gráfico de la violencia en la valla contra los inmigrantes son constantes y, a la vez, trabaja por la escolarización y los permisos de residencia de este colectivo.

Ayer visitó Ibiza para ofrecer una charla dentro de la exposición de sus imágenes que se puede ver en el espacio Can Jeroni hasta el 19 de febrero gracias a la campaña 'Migracions i fronteres. El viatge incert: conflictes i migracions', organizada por el Fons Pitiús de Cooperació.

Entre sus fotografías más impactantes está la de un grupo de personas encaramadas sobre la valla mientras unos golfistas ignoran la situación y siguen jugando.

La situación de extrema violencia en la frontera de Melilla que denuncia fue muy mediática hace un tiempo pero parece que ya no se habla tanto de la problemática. ¿Ha mejorado?

No ha cambiado. A principios de este mes dos chavales fueron agredidos y devueltos por la Guardia Civil a Marruecos. Uno de ellos tenía el brazo roto por tres sitios. La situación de violencia sigue igual y la de la valla, peor. No hay muchos saltos pero no es porque la gente no lo intente sino por la violencia y la fuerza que emplea la policía marroquí, que impide que se acerquen a la valla. Yo no distingo mucho entre Marruecos y España en este caso porque la política de fronteras es común. Es un trabajo conjunto. La consigna es 'no vas a pasar sea lo que sea que tengamos que hacerte'.

Por esa misma cuestión mediática ahora nos llevamos las manos a la cabeza por la idea del muro de Trump, pero usted mantiene que la realidad más cercana es incluso peor.

La política que lleva España en su frontera sur, en la frontera común con Marruecos, desde mi punto de vista, es mucho peor. He visto muchas fronteras, pero nunca he visto en ninguna la violencia que se practica en esta. Ni el desprecio por la dignidad de las personas. Cuando hablamos del acuerdo que firmaron Turquía y la Unión Europea sobre los refugiados y nos llevamos las manos a la cabeza y nos olvidamos que no tiene nada que ver con el acuerdo de España con Marruecos, que es mucho peor. El muro de Trump ya existe y lo va a alargar, es cierto, pero personas norteamericanas de asociaciones de derechos humanos que han estado en Melilla sacaban la misma conclusión: que no tiene nada que ver la violencia que hay aquí con ese muro que plantea Trump. Pero sobre eso no se habla. Hay un claro control de la información que sale a través de los medios.

Dice que cuanto más pobre es un país más solidarios son sus habitantes. ¿La riqueza nos hace egoístas?

Sí, hace egoísta al sistema. Tanto dentro de Marruecos como en Líbano o Turquía, donde el humano vale bien poco y donde el dinero y el poder lo es todo, he visto organizarse a la gente y de forma verdaderamente solidaria.

¿Es España un país solidario?

La gente es muy solidaria en España. Por todos los lados vemos cómo hay gente que está sacando comida a los que están en la calle, cómo se organizan caravanas para llevar ropa a Grecia... Todo tipo de actos de solidaridad. España es un país con gente muy solidaria pero que lleva una política que va absolutamente en dirección contraria al sentir de la gente.

¿Es difícil ser José Palazón en Melilla? Sus denuncias de la violencia en la valla le han generado una presión enorme por muchos frentes... ¿Sigue recibiendo las mismas presiones que en el momento 'caliente' cuando se hicieron públicos los vídeos de agresiones a inmigrantes?

Melilla está rodeada de una valla que no es simplemente un obstáculo de hierro sino todo un símbolo de la política oficial. Todo lo que sea estar en contra de eso tiene un coste.

Incluso creo que hay gente que hace como que no le conoce cuando pasa por la calle por miedo a que le señalen como 'el que va con José Palazón'...

Sí, se fomenta eso. Te ponen a parir, te confiscan cámaras, te denuncian... Intentan hacerte la vida imposible, pero cuando es un continuo te acabas acostumbrando. Antes, cuando recibía una denuncia o me llamaba a declarar la fiscalía, me daban unos sudores de la muerte. Ahora me llega una multa o una citación del juzgado porque he hecho una foto o no sé qué y ya digo 'bueno, otra más'.

Usted es autor de una imagen icónica de un salto de la valla de inmigrantes. Se puede ver al mismo tiempo a unas personas jugando en un campo de golf tranquilamente, una auténtica metáfora. Esta foto se hizo viral como la de Aylan. ¿Cree que se cae en el error de convertir estas imágenes en productos, que más que conmover conciencias para pasar a la acción solo se viralizan a golpe de share yshare like

Creo que una imagen puede ser las dos cosas al mismo tiempo. Por una parte, como tú dices, pueden ser un producto que se hace viral, al que le puedes dar una difusión tremenda. Pero también tiene otro recorrido. La foto de los inmigrantes y el campo de golf todavía hoy me la piden de las universidades para emplearla en debates, para analizarla en clases de sociología, de políticas... para publicaciones que van mucho más allá de un 'me gusta' en una red social. No es cierto que la foto de Aylan no tuviese importancia, tuvo una importancia tremenda, rompió por un tiempo la frontera griega con Macedonia y el centro de Europa. La foto tuvo el recorrido mediático que tuvo y duró lo que duró, pero sí tuvo un efecto directo.

¿Su fotografía consiguió también algún cambio?

Sí, la comisaria europea de los fondos Feder europeos, con los que se financió el campo de golf de Melilla, dijo que nunca más se iba a pagar un campo de golf con estos fondos. Son muy cuestionados porque se han empleado para cosas que no están en sus objetivos, como es este caso. Esa era una lucha de muchos partidos políticos y otros colectivos mucho antes de que saliera la fotografía: evitar que se derivasen los Feder a este tipo de proyectos. La foto consiguió que no se financiasen nunca más campos de golf.