­El trabajo que realiza Anna Ametller es delicado, suave, elegante y tiene esa atrayente cualidad de estar suspendido en el aire. Es una obra minuciosa casi de precisión de relojero, relojera en este caso, cada detalle tiene importancia, cada trocito de madera su lugar, cada pedazo de plástico el tono adecuado y cada alambre su sentido.

El resultado es una exposición de esculturas de pared «con algo de dibujo», precisa la autora, que ha titulado ´Son de mar´. Explica que la serie que presenta la viene trabajando desde hace tiempo inspirándose en las formas que crean los bancos de peces.

Anna Ametller es natural de Barcelona aunque reside en Formentera desde 2010. Su formación pasa por una licenciatura en Bellas Artes y desde que vive en la isla ha participado en varias muestras colectivas e individuales.

Maderas y plásticos en la playa

Ametller aprovecha todos los elementos que se encuentra en sus paseos por la playa, sobre todo maderitas y plásticos. Luego con esas piezas y en su taller empieza el trabajo.

En esta exposición la autora ha logrado mezclar «escultura y dibujo a través del carboncillo y del hilo metálico». Alguna de sus obras, como una grande circular que domina la sala, está compuesta por la superposición de maderitas en forma de pez. En este caso también ha trabajado con el carboncillo para trasladar la sensación de movimiento cuando el espectador se mueve delante. En otras piezas, esculturas de pared, Ametller opta por la suspensión de esas formas para lograr una imagen final de conjunto. Estas composiciones obligan a un constante juego de acercamiento y alejamiento por parte del espectador.