La devoción que sienten los fieles que acudieron anoche a la procesión del Viernes Santo de Santa Eulària les hizo enmudecer. El silencio y la emoción acompañaron a las más de 500 personas (según el recuento de la Associació Cultural Puig de Missa) que participaron en el recorrido del Santo Entierro.

Los cofrades de Santa Marta, los de Cristo atado a la columna, los del Nazareno, los de Cristo de la Oración, los del Cristo Yacente y los de Nuestra Señora de los Dolores protagonizaron la velada de ayer. Las hermandades no estuvieron solas, ya que las acompañaron por las calles del pueblo la Banda Musical de Santa Eulària (que invitó a los músicos de la agrupación La Primitiva de Alcoy), la Agrupación Musical Nuestra Señora de la Estrella y la Escuadra de Romanos. Además, los Caballeros Legionarios del municipio también se sumaron a esta emotiva tradición.

A las siete y media (treinta minutos antes del inicio de la procesión) ya estaban preparadas en la plaza del Lepant todas las imágenes del Santo Entierro. «¡Las telas se tendrían que haber vuelto a planchar!», expresaba una señora a uno de los penitentes que cargaría con la Cruz Desnuda. «¿Llevas bien el gorro?», le insistía Antonia Marí, integrante de la hermandad Nuestra Señora de los Dolores a otro cofrade. «Estamos ayudando a la gente a vestirse, pero ya lo tenemos todo preparado», destacó Marí.

Más inquieta estaba Marta Díaz, de 14 años, que debutaba en la procesión como personaje de la Verónica, la mujer que durante el vía crucis tendió a Cristo un paño para que enjuagara su sudor y su sangre. Allí quedaron impresas las facciones del redentor. «Me hacía mucha ilusión participar. No estoy nerviosa, pero me da miedo que se me caiga algo por el camino», comentó risueña esta adolescente de Santa Eulària, que llevaba un traje azul celeste y un velo de color beige con bordados.

El sonido de los tambores avisó a la comitiva del Santo Entierro que podía moverse. Todos daban pasos pequeños, pero con firmeza. La coordinación era esencial. La Escuadra de Romanos, formada por 21 personas, encabezó la procesión. Les seguían los cofrades de Santa Marta, a la que le habían colocado una rosa en la mano derecha. Entre los de esta agrupación se encontraba el alcalde del Ayuntamiento de Santa Eulària, Vicent Marí. Al igual que el resto de sus compañeros, lucía un traje rojo, pero la cinta, la capa y la careta que llevaba era de color verde.

La ´sábana santa´

Con la mirada al frente y con mucha concentración descendía por el Puig de Missa la hermandad del Cristo atado a la columna, que posee una imagen que data del siglo XVIII. Su fe guiaba a sus miembros por la oscuridad.

Les seguían los integrantes de la cofradía del Nazareno. Vestían con traje morado, donde destacaba el blanco de la capa, la careta y la cinta. Todos se detenían cuando lo hacía la imagen. Durante el recorrido el personaje de la Verónica mostraba al público la ´sábana santa´, que se movía suavemente cada vez que soplaba el viento.

El negro de los trajes y caretas de los penitentes de la hermandad Cristo de la Oración le otorgaba aún más sobriedad a este acto. El cofrade que la encabezaba iba descalzo, lo que dificultaba ver sus pies. A pesar de que la túnica no los cubría, el color gris de sus plantas se confundía con el del asfalto. El paso de su figura, rodeada de 28 velas, fue como un rayo de luz repentino para los devotos que se concentraron en la avenida del Pare Guasch.

A la imagen del Cristo de la Oración le seguía la Cruz Desnuda, incluida en la procesión del Santo Entierro de Santa Eulària en 2014. Un integrante de las seis cofradías participantes, que vestían con ropa de calle, cargaba con ella con aplomo y emoción. La urna de cristal del Cristo Yacente resplandecía y captaba la atención de la multitud. El único ruido que se escuchaba en la procesión era el de los pasos de los legionarios, que soportaban el peso de una cruz. También algunos susurros del público.

Ataviadas con peineta y mantilla desfilaban las ´manolas´ junto a los cofrades de Nuestra Señora de los Dolores, constituida en 1944. Junto a la del Cristo Yacente, creada el mismo año, son las más antiguas del municipio. Todos acompañaban a la imagen, en cuyo rostro destacaban sus lágrimas de plata.

Algunos de los vecinos de la calle Pintor Laureà Barrau contemplaron el Santo Entierro desde los balcones de sus casas. Otros, prefirieron ver de cerca a los penitentes y se concentraron en las calles Sol y Sant Jaume. A cada paso de la comitiva de la procesión de Santa Eulària se fueron sumando centenares de fieles, que acompañaron a los penitentes en su regreso al templo en una de las noches más emotivas y silenciosas del año.

Los actos festivos del Viernes Santo empezaron ayer por la mañana, a las 10 horas, con la celebración del vía crucis viviente.

Los actos de hoy y mañana

La celebración continúa hoy con una Vigilia Pascual y una Convivencia festiva a las 22 horas en el Puig de Missa.

Para concluir los actos festivos de la Semana Santa de Santa Eulària, mañana, domingo de Pascua, tendrá lugar la procesión del Santo Encuentro a las 10.30 horas, que irá seguida de la misa solemne de Pascua en el Puig de Missa.