Alrededor de 41.000 personas acudieron a este quinto y último día -una cifra muy inferior a los dos días precedentes-, que los mexicanos Café Tacuba se encargaron de calentar a ritmo de su particular sonido, en el que mezclan el pop-rock con hip hip y música folclórica latina.

Tras unas gafas negras y pañuelo al cuello, Lenny Kravitz no se resistió a dar muestras de su controvertida personalidad en este cierre de fiesta y, tras el conocido "Always on the run", uno de los primeros temas del concierto, paró la actuación -televisada- por un "humo" que le llegaba al escenario y que le estaba "matando" la garganta.

Volvió a trenzarla con un "lo siento, pero quiero daros lo mejor de mi" y, ya sin gafas, fue repasando clásicos de su discografía como "Field of Joy", "Love, love, love" y "American woman", con las que no falló a la hora de predicar el amor como única clave para solucionar los problemas mundiales.

También dejó tiempo el compositor y multiinstrumentista para canciones de sus trabajos más recientes, como "I'll be waiting", perteneciente a su último "It is time for a love revolution", disco con el que actualmente está en gira.

El neoyorquino cerró el show, en el que en todo momento -y como no podía ser de otro modo- lució un estética cuidadosamente espontánea, con "Fly away", "Let love rule" y el tema "Are you gonna go my way", que dio nombre a uno de sus trabajos más exitosos de principios de los noventa.

Antes, sin mediar palabra con el público como es costumbre, había aparecido un Bob Dylan impecable, que destiló la esencia de su música en un concierto austero y sin concesiones, en el que recorrió sus aclamados últimos álbumes y recreó algunos de sus clásicos en nuevas versiones irreconocibles, acompañado por una extraordinaria banda.

Dylan desgranó algunos temas de su último álbum "Modern times", publicado hace un par de años, como "Rollin'and tumblin'" y "Thunder on the mountain" y ofreció clásicos imprescindibles como "Just like a woman" y "Like a rolling stone", con el que cerró concierto después de una hora y cincuenta minutos, uno de los más largos del festival.

Aunque de nuevo se negó a permitir la retransmisión televisiva de su actuación y la asistencia de fotógrafos en el foso, al menos se mostró sonriente sobre el escenario en varios momentos y agradeció la complicidad de un público intergeneracional.

El cuarteto escocés Franz Ferdinand anticipó hoy ante el público de Rock in Río parte su nuevo disco, que no verá la luz hasta 2009, en un concierto que comenzó más tarde de los previsto debido al retraso originado por Bob Dylan.

Los ritmos rock bailables de "Take me out", "This fire" o "The dark of the Matinée", que les han permitido conquistar las listas de éxitos de media Europa, sonaron junto a temas inéditos como "Turn it on", "Katherine kiss me", "Ulysses" o "What she came for".

En esta jornada de clausura, el brasileño Roberto Medina, fundador de Rock in Río, se ha mostrado "satisfecho" por las cerca de 300.000 personas que se han acercado estos cinco días de "marcas, público y música" a la primera edición del festival en España, y ha anunciado que volverá a Arganda del Rey en 2010.

En sus cinco jornadas, el festival pasó del veterano Neil Young y los sonidos acústicos Jack Johnson del primer día a las estrellas del pop juvenil, como Tokio Hotel o El Canto del Loco, en la segunda cita de un programa en la que también hubo cabida para los ritmos brasileños de Carlinhos Brown e Ivete Sangalo.

El duelo entre Amy Winehouse y Shakira en la tercera jornada se saldó a favor de la colombiana, merced a una enérgica profesionalidad de la que no hizo gala la británica.

El carácter heterogéneo del festival se hizo patente al día siguiente, mezclando en el escenario principal flamenco, el pop español de Estopa y Alejandro Sanz con los esperados The Police, que se despidieron del público español con sus grandes éxitos.