Aniversario
Tennessee Williams, autor de los grandes dramas del sur estadounidense
EFE
¿Quién no se acuerda de los ojos violeta de Elizabeth Taylor buscando a un desapasionado Paul Newman? ¿O a un Marlon Brando en camiseta y convertido en mito erótico, a su pesar?
Imágenes como ésas representaron en el cine los grandes dramas con los que tan bien retrató el sur estadounidense el dramaturgo Thomas Lanier Williams III, conocido bajo el seudónimo de Tennessee Williams, nombre que le pusieron por el origen de su padre y por su suave acento sureño.
Nacido el 26 de marzo de 1911 en Columbus (Misisipi), se licenció en Filosofía y Letras por la Universidad de Iowa en 1938.
Trabajó de fogonero, limpiabotas y lavaplatos, mientras escribía piezas que eran representadas en pequeños teatros comunales hasta que en 1945 llegó a Broadway su obra "El zoo de cristal", que ganó el Premio del Círculo de Críticos Teatrales de Nueva York a la mejor obra de la temporada y que le lanzó a un temprano éxito.
Tanto el personaje de Laura en esta obra como el del considerado más importante de todas sus obras, la Blanche Dubois de "Un tranvía llamado deseo", fueron inspirados por el drama de su hermana Rose, a quien el escritor se sentía muy apegado y cuyos problemas marcaron su vida y su obra.
A Rose le diagnosticaron esquizofrenia y los médicos le practicaron -sin que Tennessee lo supiera- una lobotomía prefrontal que dejó a la joven incapacitada para el resto de su vida y que causó enormes remordimientos en el escritor.
"Rose. Su cabeza cortada, abierta. Una navaja punzando en su cerebro. Yo. Aquí. Fumando", afirma en un verso.
Los problemas de su hermana, su origen sureño y su homosexualidad fueron probablemente los hechos que más marcaron su estilo como escritor, que los críticos encuadraban en el "gótico sureño" junto a William Faulkner, Carson McCullers o Flannery O'Connor.
La decadencia de la vieja aristocracia sureña, su provincianismo, sus estrictas y desfasadas normas sociales o ese calor húmedo y pegajoso propio de la zona son elementos recurrentes de las obras de Tennessee Williams.
Que además están llenas de inadaptados, marginados, perdedores y desamparados, por los cuales muestra un gran interés, como explicó en sus Memorias (1975), en las que reconoció abiertamente una homosexualidad que no había escondido de forma explícita pero por la que no quería ser reconocido.
Sentía un enorme temor a trascender como "un célebre dramaturgo homosexual", pero había una gran sexualidad latente en sus personajes, en especial en los masculinos, lo que avivó los rumores y polémicas sobre su persona.
El personaje de Brick Pollitt en "La gata sobre el tejado de zinc caliente" -interpretado por Paul Newman en la primera adaptación cinematográfica de la obra- trataba de recuperarse del suicidio de su amigo Skipper, relación que fue muy matizada en su traslación a la gran pantalla.
Y la tensión sexual protagoniza muchas de sus obras, como ocurre con "Un tranvía llamado deseo", que retrata la relación adúltera de Blanche -Vivian Leigh en el cine- y su cuñado, Stanley Kowalski -un papel que lanzó a Brando al estrellato.
Porque aunque Williams ganó numerosos premios teatrales por sus obras, fueron las adaptaciones cinematográficas de muchas de sus piezas las que le dieron una enorme fama internacional.
Además de esas dos obras, fueron llevadas a la gran pantalla "El zoo de cristal", "La noche de la Iguana", "La Rosa tatuada", "Dulce pájaro de juventud", "La primavera romana de la Sra. Stone", "Verano y humo" o "Propiedad condenada".
En los personajes de la mayoría de sus obras mezcla el realismo y el sueño en medio de la soledad, que fue una constante en su vida personal.
Porque tras sus años de gloria en Hollywood, Williams pasó a un casi desprecio por parte de la crítica, a lo que se unió una fuerte depresión tras la muerte, en 1963, de su compañero Frank Merlo, con quien mantenía una discreta relación desde 1947.
Impulsado por su carácter hipocondríaco, el escritor comenzó a abusar de medicamentos y calmantes, que dieron paso a las drogas y al alcohol, que hicieron de él una sombra de lo que había sido.
Tenessee Williams murió el 25 de febrero de 1983 en Nueva York en extrañas circunstancias al tragarse el tapón de un tubo de medicamentos que intentaba abrir.
"No esperes el día en que pares de sufrir, porque cuando llegue sabrás que estás muerto", había afirmado el escritor.
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