En un informe sobre su estudio publicado en la revista "Science", los científicos señalan que esos secretos abren la puerta para la creación de medicamentos y vacunas para prevenir el mal.

Además, esos secretos ayudarán a comprender la forma en que el parásito se ha adaptado a los seres humanos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el planeta hay más de 150 millones de personas infectadas con el parásito Brugia malayi y la elefantiasis afecta a más de 40 millones.

Los parásitos son gusanos microscópicos que pueden vivir durante años en el cuerpo y causan problemas graves y generan desgaste corporal.

La hembra del parásito, que sobrevive en el cuerpo humano alrededor de ocho años, es la que produce la elefantiasis una enfermedad que genera deformaciones en las extremidades, el tronco o la cabeza debido a la acumulación de líquido linfático.

Los científicos señalan que precisamente el problema mayor en el combate de la enfermedad es la longevidad de los parásitos ya que los actuales medicamentos están dirigidos a matar cuanto antes las larvas, pero no acaban con los gusanos.

Por otra parte, las medicinas deben administrarse durante años y la muerte de los gusanos puede causar una reacción inmunológica en los pacientes.

Según Elodie Ghedin, profesor de enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, el mapa genético del organismo ayudará a desarrollar terapias mucho más efectivas.

"La información genética nos proporciona una mejor idea de cuáles son los genes importantes para los diversos procesos en el ciclo vital del parásito", señaló.

"Ahora será posible atacar esos genes de manera más específica e interrumpir su ciclo de vida", añadió el científico que dirigió el proyecto en el Instituto de Investigaciones Genómicas y en el que participaron científicos de todo el mundo.

Ghedin y esos científicos sugieren en el informe sobre su investigación que los cerca de 2.000 genes específicos del parásito y sus características podrían ser candidatos para la creación de fármacos contra la enfermedad.

"El conocimiento de la activación del gene b. malayi sin duda acelerará el descubrimiento de nuevos tratamientos. Cualquier intervención para reducir la carga de la elefantiasis en todo el mundo, es bienvenida", dijo Donald Burke, decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh.